Emma, una joven de veintidos años de edad, que viaja a nueva York en busca encontrar empleo, sin saber que el destino le dara más que lo que fue a buscar.
Será secretaria de uno de los hombres más codiciados de nueva York.
Aaron Monroe, un hombre ar...
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Estoy sumido en la pantalla del teléfono cuando escucho unos pasos por el pasillo. Levanto la vista y quedó asombrado ante semejante belleza humana.
Todo mi cuerpo reacciona a ella con solo verla. No puedo explicar lo que siento cuando la tengo cerca, no sé si es ganas de follarla o que mierda es, pero se que es algo.
Prestó más atención a lo que trae puesto y automáticamente mi seño se frunce. La muy maldita sabe cómo provocar.
Trae un vestido rojo pasión, que se adapta a su cuerpo resaltando sus hermosos pechos, su perfecta cintura se ve más ancha, sus piernas largas quedan a la vista ya que el vestido solo le queda hasta arriba de la rodilla, tiene puesto unos tacones altos del mismo color, su cabello negro lo tiene de lado, sus ojos me devoran y yo quiero devorarla de otra manera.
—Ni creas que irás vestida así.
No me agrada nada saber que será el llamado de atención de los hombres presentes.
—¿Por que no?— tiene el descaro de preguntar el "por qué".
—Porque yo lo digo.
—Que le quede claro señor Monroe. Soy una mujer libre y puedo vestirme como a mí se me de la gana— contesta, ignorando mi orden.
—Todos se te quedarán viendo, y sabes lo que pasó la última vez— le recuerdo.
—Problema de ellos, no mío. Soy su esposa ¿No?, Demuestre de quién soy— camina hacia la salida modelando sus caderas.
Subimos al ascensor y otra pareja se encuentra allí. Ambos se nos quedan viendo por un largo segundo.
—¿Que miran?— cuestiono serio.
Cómo lo suponía todos los hombres le clavaron la mirada a Blossom apenas ingresamos al lugar. Maldita sea.
La tomo de la cintura y paso mi brazo al rededor, la pego a mi lado y veo de reojo como sonrise orgullosa por haber logrado su propósito, mientras yo le doy una mirada asesina a quien se le queda viendo más de un segundo.
—Que posesivo, señor Monroe— Susurra.
—Aun no conoce cuan posesivo puedo llegar a ser, señorita Blossom.
Nos adentramos a la fiesta hasta que somos interrumpidos.
—Viejo amigo— por la voz ya se de quién se trata
Casper, mi ex socio de negocios. Un estúpido prepotente que se cree dueño de la empresa de su padre, tuvimos un altercado en el pasado, no soportó que su padre me vendiera la mitad de sus acciones y quizo demandarme alegando que los estafe.
—Yo no tengo amigos—respondo tajante, presionando más mi agarre en la cintura de Emma, puedo sentir como mi enojo quiere salir cuando veo que clava su vista en mi Esposa.
