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Los últimos días e incluso semanas habían sido difíciles para todo el grupo de jóvenes, entre promociones, entrevistas, encuentros con fans, festejos y eventos de la empresa casi no tenían tiempo de respirar, por esto mismo cada segundo libre era como la mismísima gloria.
Y aunque el día de la fecha no era uno de esos tan anhelados día libres, dos niños perdidos y probablemente más enamorados de lo que pensaban habían encontrado un espacio libre en sus agendas.
No lo pensaron mucho y cuando les dejaron de prestar atención en los ensayos generales, lograron escaparse de todos así como estaban, un tanto sudados, con ropas cómodas y el cabello desordenado.
Corrieron por los pisos y escaleras de la empresa para luego salir a la calle entre risas y abrazos descuidados. A estas alturas de la vida poco les importaba si los veían juntos en público, ya que sabían que los momentos íntimos, esos que iban alla de la amistad y coqueteos leves o tontos, se quedaban dentro de las paredes de su departamento.
Una vez alejados de la empresa vieron a lo lejos un café nuevo, uno al que jamás habían entrado y oh casualidad estaban festejando la apertura ese mismo día.
Se miraron cómplices y sin decirse nada se dirigieron a aquel nuevo café, degustarían las especialidades del día y disfrutarían de los descuentos por apertura como si aún fueran adolescentes usando el dinero que sus padres les daban.
Lo primero que notaron al entrar eran los muros delgados que separaban unas mesas de otras, dándoles así privacidad al lugar. Y la otra cosa era el exelente olor que había dentro, como una infusión de vainilla con café que entraba por sus fosas nasales y se quedaba allí creando una sensación de calidez que disfrutaban mucho.
Buscaron una mesa libre y se acomodaron allí, como era casi habitual en esas épocas (Se sentían un poco viejos al pensar así) el menú se podía ver en una tableta sobre la mesa, con ella seleccionas lo que vas a pedir y envias el pedido a la cocina. Sin duda algo práctico y rápido.
Les sorprendió que además de eso la tableta que tomaba el pedido les pidió un nombre de mesa para que pudieran identificar su pedido una vez pasara por la cinta corrediza que había en un lado de la mesa.
No lo pensaron mucho y Jisung tomó la iniciativa de poner "Minsung" como nombre de la mesa.
-¿Minsung? -Preguntó con incertidumbre-
-Sí, no me digas que vives abajo de una roca y no sabias que las fans nos dicen Minsung...
-No no, no es eso, lo se bien, pero no te parece un poco arriesgado?
-Un poco, pero que es la vida sin riesgos Hyung?
Sin nada más que agregar solo se sentaron en sus respectivos lugares a esperar la comida y el café que habían ordenado. Los temas de conversación jamás se terminaban, quizás frente a las cámaras eran un poco más tímidos ya que tenían miedo de decir alguna cosa que se pudiera interpretar de otra forma, pero en la privacidad de unas paredes sin vigilancia podían ser ellos mismos.
-¿Cómo está tu hermano Jisung? Mamá a veces pregunta por ustedes.
-¿Le contaste a tu madre sobre mí? -Decia mientras jugaba con una servilleta que había sobre la mesa-
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Only One - Minsung
FanfictionLa vida era difícil, pero descubrio que gracias al cariño de ese chico todo era más fácil, más llevadero e incluso más divertido. Cambiemos la frase. La vida era difícil, cuando «ÉL» no estaba a su lado. Lo descubrió luego de mucho tiempo, quizas...