—Gatito.
—¿Qué quieres? —preguntó el castaño medio dormido.
—Tienes que ir a casa, ¿No tienes qué ir a la Universidad?
—¡Mierda, es cierto! —Se levantó de golpe.
—Vamos, te llevó.
—¿Y eso por qué? —le preguntó desconcertado mientras se vestía.
—No quiero quedarme a escuchar a Jisung y Changbin —susurró.
—¿Que té parece esto? —Jisung le enseñó una venda para los ojos.
—¿Y qué podemos hacer con una simple venda?
—Te voy a poner un ejemplo, ¿Qué sientes cuando paso mi mano por aquí? —preguntó para luego acercarse hasta el sillón donde estaba Changbin y puso su mano en su pecho aún con la camisa puesta.
—Sólo siento la tela pegarse al cuerpo.
—Bueno y... —Le puso la venda para luego pasar sus manos por ambos muslos del menor haciendo que se estremeciera. —¿Ahora?
—Es una estupidez que preguntes si lo sentiste —respondió con una sonrisa ladeada.
—Bueno, está decidido. La venda se queda —anunció Jisung felizmente—. Para complementar usaremos las esposas —dijo para rápidamente ponerselas a Changbin.
Jisung observó con una sonrisa triunfante el cuerpo de Changbin en el sillón, esposado y con una venda en los ojos.
—Te ves bastante apetitoso —bromeó mientras se cambiaba sus zapatos por unos tacones de color negro.
—¿En serio? Quisiera poder decir lo mismo, pero no puedo verte.
—No es necesario, sólo disfrutemos, se un buen perro —le dijo al oído y luego se alejó lo suficiente para poner uno de sus pies sobre el miembro del pelinegro.
Jisung sonrió de satisfacción al escuchar un jadeo salir de su compañero y para empeorarlo se sentó en el miembro del pelinegro.
—¿No es injusto que esté esposado?
—Para nada, ya te dije que sólo disfrutes.
—¿Como lo voy a hacer si no me dejas ni tocarte? —cuestionó y pasó sus brazos por encima de Jisung para pegarlo más a él —. Prefiero que ambos disfrutemos. —Sonrió.
Jisung se encogió de hombros y comenzó a besar y acariciar el cuerpo del pelinegro.
—Me estoy hartando de esto —susurró Changbin y con la cadena de las esposas comenzó a ahorcar a Jisung. El pelinegro aprovechó para quitarle el corsé que aún llevaba desde su show.
—Que perro tan travieso —dijo el menor para después levantarse por la llave de las esposas —. Ganate el privilegio de tocarme más.
—Ja. Rogarás que te toque en un momento.
Changbin también se levantó del sillón en busca de Jisung, este lo llevó hacia el y comenzó a desvestirlo, pero Changbin lo detuvo.
—Pensé que yo soy él dominante en nuestra «relación» — Se quitó la venda y lanzó a Jisung a la cama. —Escoge, ¿La cera o el látigo?
—La cera, tengo ganas de usarla.
Asintió repetidas veces para luego ponerle la venda al chico en la cama.
Se dispuso a encender una de las velas que Jisung tenía guardadas, especialmente para la ocasión. Esperó hasta que se hiciera cera y la vertió sobre el abdomen del castaño.
—¿No vas a esparcirla? — preguntó Jisung desconcertado.
—¿Cómo? Estoy esposado.
—Odio que me hagas rogar.
—¿Yo? ¿Hacerte rogar? No tengo a una puta por compañero sexual —se defendió el menor.
—Razonable —respondió tranquilamente y se puso de rodillas en la cama, enseñandole el cuello a Changbin donde traía la llave de las esposas colgada.
Este la tomó y quitó las esposas rápidamente para luego volver a echar la cera de la vela en el cuerpo de Jisung, quien gimió al contacto.
Changbin sonrió y pasó sus manos donde había caído la cera, cada toque era lento y, mientras tocaba, seguía quitando la ropa de Jisung hasta dejarlo sin nada.
El cuerpo del menor aún tenía espasmos por los toques de Changbin, pero rápidamente se le pasó por el dolor.
¿Por qué dolor?
Porque Changbin le había pegado en los muslos con el látigo, lo cuál le robó otro gemido al castaño.
Lo dejó jadeando mientras este se posicionaba entre sus piernas para penetrarlo.
—¡Hazlo rápido! —ordenó Jisung a lo que recibió otro latigazo.
—Que perra tan desobediente, mereces un castigo —dijo para volver a pegarle a Jisung con el látigo —. Y va a ser que no te voy a preparar.
Y así fue, sin previo aviso, lo penetró. Jisung gimió, ya que amaba cuando Changbin se ponía así, además, su cuerpo estaba más sensible por la venda en los ojos.
Las embestidas siguieron siendo rápidas y aunque a Jisung le dolía al principio, poco después no era más que un dolor soportable, excepto cuando al mismo tiempo el pelinegro le daba latigazos.
—Bin... ya viene —dijo entre gemidos.
—Sólo déjalo salir —le susurró para luego morderle el labio y bajar a besar en el cuello.
—Amo... ya basta.
—Ya era hora de que me dijeras así. —Changbin sonrió triunfante y con eso se corrió dentro del menor.
La calidez del líquido hizo que Jisung también se corriera y aún agitado se quitó la venda para apreciar la vista que tenía encima de él.
—Cada... vez... mejoras más —lo halagó con una sonrisa.
—G-gracias —respondió el pelinegro para luego ir al baño a limpiarse.
—Eso... ¡Fue genial! —gritó Jisung de la emoción mientras aún intentaba regular su respiración.
—Si... Fue mejor que las otras veces. Bueno, yo me voy a mi habitación, quiero dormir un buen rato.
—Adiós, Bin. Gracias por esa follada —se despidió con una sonrisa.
Changbin se fue a su habitación, la cual comparte con Minho, pero al no verlo supuso que se fue a su casa.
«Debe estar durmiendo» Pensó.
—Mmhm, Chris...
Se vienen cosas que resolverán y abrirán dudas pero no sin antes un buen rato de Bang y Minho 🤤😉
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𝘌𝘥𝘶𝘤𝘢𝘵𝘪𝘰𝘯
FanfictionMinho y Changbin necesitaban trabajo y el circo estaban solicitando personas por lo que decidieron entrar, lo que no sabían ambos era el placer que sentirían con sus jefes con sus juegos sadomasoquistas, ambas parejas complementaran sus fetiches y l...