Recuperación

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Jimin comenzó a despertar sentía su cuerpo cálido, se sentía bien no quería despertar porque su cuerpo se sentía suave contra esa superficie.

Pero ya no tenía cansancio sobre su cuerpo así que abrió sus ojos suspiro lentamente y estiro su cuerpo, rodo de lado izquierdo pero se sobre salto cuando sintió chocar con otro cuerpo.

Abrió bien los ojos y miró a YoonGi sentado quien lo observaba serio como siempre.

Jimin en un intento de alejarse se jalo hacia el otro lado pero sus piernas se enredaron en las sabanas y callo de un golpe seco al suelo.

Soltó una exclamacion por el golpe seco contra su cuerpo, estaba desenrredando sus piernas cuando observo a YoonGi acercarse.

- No no se preocupe puedo yo solo - dijo Jimin cuando YoonGi estuvo a punto de ayudarlo.

- No te lo pregunte, estas débil - así que sin el consentimiento de Jimin YoonGi lo alzo y lo volvió a sentar en la cama y después le ayudo a sacar las sabanas y las puso en la cama.

Jimin estaba tímido no sabia a donde mirar y YoonGi medio sonrió.

- Gracias - Jimin esperaba a que YoonGi le dijera algo - Que me paso después.

- Te desmayaste Jimin, tuve que traerte de nuevo, al parecer te sobreesforsaste.

- Si bueno es que en realidad nunca había sanado a nadie era la primera vez que lo hacía quizá sea por eso.

- Quizá, pero Jimin todavía quiero saber porque estas en mi reino.

Jimin volvió su mirada a YoonGi, lo había olvidado tenía que decir la verdad. Miro sus pies y fue ahí cuando se dio cuenta que tenía otra ropa puesta.

- Quien me cambio - temía que un extraño hubiera visto su cuerpo.

- No lo hice yo por si quieres saber eso, lo hicieron algunas empleadas, pero no haz contestado mi pregunta.

- A la edad de 8 años a los ángeles comienzan a salirnos nuestras alas.

YoonGi se sorprendió pues no esperaba que Jimin fuera un ángel.

- Así que cuando cumplió esa edad estaba feliz porque mis Alas comenzarían a salir, pero mi felicidad duró poco, cuando mis Alas salieron todos me aborrecieron menos mis papás.

- Porque odiar a alguien por sus Alas no entiendo, no se supone que haya arriba todos son buenos.

- Quizá no todos Señor YoonGi, a las personas del paraíso no les gusto que mis Alas fueran negras, así que me despreciaron.

YoonGi empezaba a comprender, sabía que le había pasado pero quería que Jimin lo dijera.

- No pude salir de mi casa en todos estos años por las burlas constantes, así que decidí escapar, pensé en venir aquí era el único lugar al que podía ir, pero me descubrieron y bueno, para no hacerle el cuanto más largo, me castigaron cortando mis Alas y me exiliaron.

- Lo siento Jimin, creo que nadie merece lo que te hicieron, sobre todo la gente que crees que es tu familia.

Jimin asentía mientras YoonGi hablaba,  quizá sea ese lugar donde el pertenecía.

- El corte de las Alas debilita el cuerpo señor, al enviarme aquí quitaron gran parte de mi energía, poco a poco voy a recuperarla, debo agradecer a NamJoon si el no me hubiera ayudado probablemente estaría muerto.

- Por eso te desmayaste, usaste toda tu energía cierto - Jimin asintió y YoonGi sonrió.

- Ten - le dio una manzana roja tan apetecible - El fruto prohibido.

Jimin lo miro sorprendido y YoonGi río más fuerte y Jimin también lo hizo instintivamente pues le causó felicidad escucharlo reír.

- Gracias Jimin por salvar las vidas de esos niños poniendo la tuya en peligro.

- Gracias por no juzgarme, señor ya no esta enojado por su budín.

- Sabes cocinar Jimin - Jimin afirmó, me encantaba cocinar a decir verdad.

- Puedes quedarte aquí Jimin - los ojos del menor se iluminaron - Que te parece trabajar en la cocina, no puedo ofrecerte más.

- Hay si si me parece perfecto - Jimin se dejo ir por el impuso y se tiro a los brazos de YoonGi quien no lo vio venir y cayó con el menor encima suyo.

Los dos se miraron sus cuerpos se sentían bien en uno con el otro como si siempre se hubieran estado esperando.

El toque en la puerta los hizo levantarse inmediatamente Jimin con sus ya conocidos sonrojos, YoonGi no dijo nada y dio permiso para que pasarán, era una de las personas encargadas de la cocina llevaba comida para Jimin.

- Gracias pero puedo comer en la cocina, déjame ayudarte.

- Lía, Jimin trabajará con ustedes en la cocina, enséñale como funciona todo y dale un cuarto.

La muchacha asintió y se llevó a Jimin con ella.

Al llegar a la cocina todos lo observaban tanto que Jimin se sintió incomodado.

- No te espantes todos son así al principio pero cuando te conozcan más te hablaran, no somos malos Jimin.

Este asintió y sonrió, Lía se enseñó las funciones de cada cosa y también como hacer el budín que tanto amaba YoonGi.
Comenzó a explicarle todo como funcionaba el Exilio Jimin y Lía pronto serían buenos amigos.

YoonGi por otro lado analizaba el hecho de dejar a Jimin ahí, porque por muy lindo que esté pareciera el no era parte del exilio, Jimin era un ángel y no era solo una expresión, Jimin era luz y el Exilio oscuridad no era compatible y sabía que los habitantes podían darse cuenta y aunque el sabía también que no iban a cuestionar su decisión de mantenerlo ahí, sabía también que podían ser crueles con el.

Sonrió otra vez,  ya ni sabía cuantas veces había sonreído ese día a causa de ese ángel, pronto se reprendió al recordar que Gracias a los seres de luz como Jimin es que ellos se encontraban así, había hecho una promesa, mataría a cualquier ser de luz que se atravesara en sí camino. Pero como podía hacerlo con Jimin si había sufrido al igual que ellos el desprecio de esos miserables, y francamente no entendía como podían odiar a tan gentil persona.

Así con esos pensamientos se fue a dormir la noche estaba en su punto, y pronto unas cuantas velas comenzaron a apagarse, no pensó mucho aquella noche.

No pensó que quizá después de eso comenzarían los verdaderos problemas.

••••

Suran le sonrió a HoSeok cuando este logró hacer el conjuro, estaba feliz, tantos años de preparación habían funcionado a la perfección, estaba orgullosa de haber formado a HoSeok tal y como ella creía,  PERFECTO, sabía que el sería un muy buen acompañante para YoonGi desde el día en que lo vio y no se arrepentía de nada de lo que tuvo que hacer para lograr que HoSeok se quedara a su lado siguiendo todos sus pasos, la manipulación era algo que se le daba muy bien.

Pobre HoSeok de todas las manos en las que pudo caer le tocó las peores.

Suran no se detendría ante el sufrimiento de nadie para lograr seguir controlado el Exilio a su antojo, se sorprenderían si supieran como logro ser la reina del Exilio o como conquisto al Rey.

Nada se le escapaba tenía todo muy bien calculado  nada podría salir mal, tenía todas las piezas en el tablero, que podría arruinarlo.


EXILES - La Caída Del Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora