El Angel y El Demonio

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Jimin habia dormido sobre unos costales, NamJoon le ayudo a limpiar sus heridas, se había quitado la camisa rota y NamJoon le trajo una que le quedaba grande pero se sentía muy agradable.

Ahora era otro día había luz también pero no como en el paraíso parecía que el dia era nublado, todo lo poco que habia visto era diferente al paraiso.

Pero las personas ahí se miraban felices, reían y parecía no haber sufrimiento como el que le habían enseñado en sus clases.

Eso hizo a Jimin cuestionarse sobre si todo lo que decían en el paraíso sobre el Exilio era realmente verdadero, como cada tarde NamJoon le traía comida, comida muy buena, NamJoon parecía tímido, pero cuando sentía confianza podía hablar, así que cuando estaba con el no era aburrido, le platicaba muchas cosas, NamJoon hablaba sobre su trabajo, el era el encargado de ir a buscar cosas para el castillo, Jimin estaba el castillo justo en la bodega real.

Pero NamJoon prometió sacarlo, ya que cada semana entraban a limpiar y acomodar todo, antes de eso NamJoon lo sacaría y lo llevaría con el, Jimin no sabía a donde exactamente pero tenía algo de miedo el ser descubierto, aunque NamJoon le dijo que el era un muy buen amigo del rey y le iba a explicar las cosas.

NamJoon miraba a Jimin con devoción, en sus años no había visto a un ser tan hermoso como el. Por eso cuando Jimin le sonreía no podía evitar apartar la mirada de la vergüenza.

- NamJoon sal ya, el rey quiere hablar contigo - la voz de una mujer se escucho fuera.

- NamJoon salir rápido - no escucharon nada más y NamJoon se levanto rápido.

- NamJoon volverá - Jimin no dijo nada y el otro salió cerrando otra vez la puerta.

NamJoon no volvió en todo el día y Jimin moría de hambre se había acostumbrado a que NamJoon le llevara la comida tres veces incluso cuatro, que ahora que el no había llegado sentía una terrible hambre.

Camino por aquel lugar pero no miraba nada, a diferencia del Paraíso ahí si oscurecía, busco algo para comer pero todo eran verduras, no debía salir, no debía hacerlo, pero se vio tentado, tomo el pomo de la puerta y jalo y esta sedio.

Abrió lentamente la puerta y observo para todos lados, no había nadie, salio lentamente, sintió bajo sus pies el suelo frío, camino por un largo pasillo, hasta que llegó a una puerta, la cual otra vez estaba abierta, entro y el lugar estaba iluminado por velas sobre un enorme candelabro.

Vio todo el lugar, al parecer era la cocina, busco con la mirada alguna comida que pudiera comer hasta que su mirada viajo hasta un budín que reposaba sobre un plato, se acerco y lo olió, su olor era tan delicioso, justo a lado había una tetera con chocolate.

Soltó un ruidito al imaginar lo delicioso que eso sabría, tomo el tenedor y pincho un pedazo y la llevo a su boca, el sabor dulce lleno su paladar, se sirvió una taza de chocolate.



- Hiciste todo lo que te pedí - YoonGi estaba en su despacho, junto a un guardia, había recibido notificación de que la barrera había sido abierta, YoonGi no se iba a quedar con la duda y mando a investigar, los únicos que podían abrir la barrera eran los Ángeles, algo habían hecho, y YoonGi sospechaba que habían aventado a alguien, ya había sucedido una vez, pero el golpe hizo que aquel ser muriera.

Cuando sus guardias llegaron al lugar donde se abría la barrera no encontraron nada, no había rastro de absolutamente nada, y eso se le hizo más raro a YoonGi, mando llamar a NamJoon pues el era una de las personas que transitaba más por ahí, pero el le había dicho que no había encontrado nada.

El guardia se retiro y YoonGi se dirigió a la cocina, les había dicho a los sirvientes que le dejaran su budín y chocolate en la mesa, el camino era largo y el lo odiaba, sintió un olor muy diferente, olía a flores, flores frescas pero no como las que crecían en el exilio,  están olían a vida, siguió su camino hasta la cocina, la puerta estaba abierta, no le pareció extraño.

Entro y vio un cuerpo pequeño en una gran camisa, iba a hablar cuando se dio cuenta de que aquel personaje se estaba comiendo su preciado budín.

Se acerco un poco más pero el sujeto volteo y YoonGi pudo verle la cara por primera vez. En ese instante sintió un ardor en su tatuaje, algo leve.

Llevo su mano a su costado. Pero lo que más le sorprendió fue ver a aquel chico también quedarse por aquel dolor, sobre la tela de su ropa se tallo solo un poco como queriendo aliviar el dolor ese acto lo dejo muy extrañado pues ocurrió casi al mismo tiempo que el también lo había sentido.

- Nunca me diste problemas, no lo hagas ahora - le escucho hablar tenía una voz tan suave.

Jimin tocaba sobre su camisa, bebió un poco más de chocolate, estaba lleno y como no si casi se había terminado todo el budín, pero es que estaba muy delicioso, las pasas le daban ese toque exquisito.

- Te gusto mucho mi budín pequeño ratero.

Jimin dejo caer el tenedor el cual hizo un ruido al caer.

Había sido descubierto y no sólo eso, se había comido algo que al parecer era de aquel sujeto parado en el marco de la puerta frente a él.

- Dime te gusto mucho - YoonGi comenzó a acercarse a él y Jimin se quedo quieto donde estaba.

- Señor perdón de verdad perdoneme, no era mi intención irrumpir en su hogar de esta manera, le ruego compresión por tal acto de mi parte.

YoonGi lo observo, había algo diferente en el, y estaba seguro que ese chico no pertenecía al exilio porque todos sabían bien quién era YoonGi y todos se referían a él como rey.

Además que de aquel chico es donde provenía ese olor a vida, un olor que YoonGi nunca había olido, uno que desgraciadamente le encantó.

Sería acaso el un Ser de Luz.





EXILES - La Caída Del Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora