El castillo

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- Sabes tú quien es ese bello chico que estaba en el castillo de mi primo.

Le habló al encargado de llevar los suministros a Jungkook

NamJoon nego con la cabeza no quería decir nada para que nadie sospechara de quien era Jimin y le hicieran algo, después de terminar todo espero su pago y después se fue a toda prisa.

Jungkook estaba sentado en la biblioteca de su mansión, había asistido al la conmemoración aunque no había querido ir al principio porque le parecía aburrido sucedía cada 6 meses y era muyyy aburrido.

Jungkook era también un demonio, uno muy listo e inteligente y era el segundo mejor para ser Rey en caso de que a Min le sucediera algo o no tuviera dependencia, pero a Jungkook no le interesaba en lo más mínimo ser rey a parte de eso tampoco tendría a alguien para que le diera un heredero.

No le interesaba nadie había conocido muchas chicas y chicos pero siendo sincero le parecían aburridos.

Si, lo admitía había estado con algunos era un libertino que disfrutaba de los encuentros sexuales con sus amantes, personas que daban todo porque siquiera el joven demonio los volteara a ver y como no si Jungkook en verdad era muy atractivo, su rostro tan masculino y su cuerpo muy bien formado, era alto y fuerte por su puesto que muchos caían a sus pies.

Pero ninguno de ellos era aquel chico uno que vio en sueños y de el cual estaba tan cautivado su rostro era indefinido porque no podía verlo con claridad pero sentía algo cuando lo miraba en sueños, pero era solo eso sueños que se perdían cuando abría los ojos.

Jungkook era un demonio poderoso también, podía manipular las emociones de las personas para su conveniencia, como también dominaba el fuego este era hereditario de la familia.

Vivía solo porque no soportaba el ruido de sus hermanos y el constante reclamo por parte de sus padres de no conseguir algo serio.

Salió al patio trasero de su casa, la cual era muy solitaria solo llegaban algunas personas a limpiar y después se iban, lo ojos de Jungkook eran de un color miel claro, pero cuando se enojaba sus ojos tomaban un color rojo que asustaba a cualquiera.

Cuando vio a Jimin juro que podía ser aquel chico de sus sueños porque la simetría en sus rostros era casi igual aunque no viera el rostro de su chico.

Sus cuerpos también la manera delicada al caminar todo parecía a puntar que el chico que se aparecía a veces en sus sueños era Jimin el sirviente que trabajaba para su primo y haría lo que fuera para traerlo a su mansión.

[•••]

No sabía cuanto tiempo pasó pero comenzaron a separarse, Jimin aún seguía con la cabeza agachada había llorado por más tiempo en los brazos del rey y ahora que todo su llanto había terminado se sentía muy avergonzado.

- Hey no te sientas apenado todo esta bien, estas ahora en mi reino y nunca nadie te hará nada malo - Jimin lo miro sonreír, y quedó maravillado la sonrisa de YoonGi era tan hermosa como sus ojos se cerraban y se formaban arrugitas en en ellos y sus enscias que eran más grandes que sus dientes.

Y tampoco pudo evitar sonreír de puro gusto y admiración.

- Nunca lo había visto sonreír así y por lo que he escuchado siempre es muy serio.

Y automáticamente la sonrisa de YoonGi desapareció volviendo a un semblante un poco más serio.

Porque tenía razón YoonGi nunca había sonreído así bueno no lo recordaba.

A veces su trabajo en el reino era cansado y estresante y todo el tiempo paraba ocupado por supuesto que nadie lo había visto sonreír así.

- Dije algo malo majestad.

- No para nada yo, bueno no habia tenido motivos reales para sonreír.

Los dos estaban en la cama sentados y las manos grandes de YoonGi estaban sobre la pequeña cintura de Jimin sus rostros estaban muy cerca y picaban en anticipación a lo que podría pasar.

A lo que ambos querían, ser basados por el otro de pronto la pequeña lejanía no existía más y sus labios se encontraron, Jimin suspiro de puro gusto y dejándose hacer por el Rey porque el jamás había sentido aquello y ese hormigueo en su estómago como si miles de enjambres estuvieran viviendo ahí, YoonGi lo tomo con un poco más de fuerza e inconscientemente lo subió sobre el cuando Jimin accedió a abrir su boca y dejar que el mayo jugará con su cavidad bucal, Jimin ahora suspiraba tanto como le era posible porque sentía derretirse ante las pequeñas caricias que YoonGi estaba dando debajo de su ropa, la manera en que sus manos tomaban sus muslos y los tocaba quería llorar de emoción y encanto.

Pero el encanto y la burbuja se rompió cuando alguien toco la puerta de la habitación.

Una sirvienta buscando a Jimin.

- No esta aquí seguro esta durmiendo ya, es tarde tu igual haz lo mismo.

YoonGi contesto algo molesto porque estaba en la mejor parte.

Se escucho una disculpa detrás de la puerta y pasos alejándose, Jimin seguía sobre YoonGi con los ojos tímidos y el color rojo sobre su rostro y sus labios inchados.

YoonGi lo miro de nuevo y sonrió poco, se miraba simplemente angelical, era el ángel al cual el demonio estaba robando su inocencia y ese pensamiento hizo reír a YoonGi y Jimin no supo porque la risa del mayo lo contagio también.

- Majestad debo irme todos deben estar ya en sus habitaciones.

- Y porque no te quedas Jimin, nadie entrara aquí a menos que quieran morir.

- Tengo que levantarme muy temprano para ayudar.

- Maldigo la hora en que te puse como ayudante de cocina, pero era un castigo por comerte mi budín, era mio - YoonGi arrugó la cara.

- Lo siento majestad, tenía algo de hambre.

- No pasa nada podría compartirlo contigo, así como.quiero compartir mi cama.

- No sería correcto señor nada de esto es correcto lo que hicimos el que yo este sobre usted eso es pecado - apenas y lo susurro Jimin porque a él le habían enseñado que nadie se tocaba de la manera en que YoonGi lo había tocado hasta estar en una completa unión.

- Quieres que nos casemos, dime quieres ser mi acompañante de por vida.



















EXILES - La Caída Del Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora