Del amor al odio

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La celebración había terminado todos habían disfrutado, reído y bailado se la pasaron genial, pero era momento de regresar a sus hogares.

Suran no lo había disfrutado del todo, había persivido algo extraño, un olor que la puso inquita, y altero sus sentido de una manera inigualable.

Por primera vez en mucho tiempo se sintió amenazada, sus instintos se alteraron como si estuvieran alertando de algo, busco de manera disimulada a sus alrededores con la mirada pero no vio a nadie sospechoso, ese era el día en que ella presentaría a Hoseok a su hijo pero también noto algo extraño en el comportamiento de su hijo, y noto también aquel olor extraño en el.

Por eso opto por mandar a Hoseok denuedo a casa, necesitaba averiguar que era aquello para no fallar en nada, porque si era lo que pensaba necesitaba cambiar estrategias, manejar todo de manera adecuada hasta que Hoseok llegue al trono junto a su hijo, lo preparo demasiado invirtió micho tiempo y esfuerzo en el, Hoseok sabía todo lo que tenía que hacer en cuanto YoonGi lo tomara como esposo.

Sería servicial, siempre atendiendo a su marido, un hombre sumiso, y lo más importante se embarazaria de manera rápida  asegurar al heredero futuro era lo más importante, y claro tener a YoonGi a sus pies para hacer todo lo que Hoseok dijera. O más bien todo lo que Suran le ordenará a Hoseok para que este a su vez ordenará a YoonGi y así como eso Suran seguiría manejando el exilio como siempre.

Porque empezar todo eso de nuevo sería muy complicado, explicarle o más bien entrenar a alguien más requería de tiempo, tiempo que claramente no tenía y sería agotador, además que Hoseok era tan obediente en todo, Suran se encargo de manipularlo también que Hoseok más bien parecía un títere que Suran movia a su antojo.

- Hijo, hay algo que quieras contarle a mamá - Suran acompaño a YoonGi hasta la recamara real, necesitaba ver ahí, si YoonGi se había conseguido a alguien seguro había pasado tiempo en su habitación.

Camino lentamente tocando todo a su paso, de esa manera absobia las ensecias y olores y sería más fácil rastrearlos.

Pero no encontró nada.

- De que exactamente, todo va bien en el reino como puedes ver, lo estoy manejado bien como siempre.

- Claro de eso no tengo dudas cariño, pero te note un poco diferente, YoonGi has pensado en la platica, el matrimonio.

YoonGi se quedó un momento en silencio, claro que lo había pensando pero tenía revuelto todos sus pensamientos, nunca pensó en matrimonio a decir verdad, es que a él le molestaba la compañía de alguien que evadiera su espacio personal, por ejemplo una esposa tendría que estar a su lado, dormir juntos, desayunar, comer y cenar juntos, y no definitivamente no odiaba eso no le gustaba.

Pero últimamente no quería alejarse de aquel chico de piel de porcelana, era como una necesidad tenerlo cerca, y eso lo sustaba también porque nunca se sintió así.

- Yo tengo al candidato perfecto YoonGi, es un chico increíble, espera a que lo conozcas, te va a encantar.

- Seguro que así será.

Suran le sonrió, solo necesitaba saber que era eso, porque toda esa aura la sentía en el castillo como si estuviera cerca y a ma vez lejos.

Una loca idea surco en sus pensamientos y si el destinado de YoonGi estaba más cerca de lo que ella creía, pero alejaba esos pensamientos porque ella sabía que era un ser de luz pero los seres de luz nunca llegan al Exilio a menos que hayan cometido un gran pecado, pero hacían ya muchos años desde que algo así sucedió.

Ella odiaba a todos los seres de luz, porque eran unos grandes hipócritas, decían hacer el bien y los condenaron a la oscuridad cuando ellos también merecían parte en el paraíso porque Dios ama a todos no, pero sus otros hijos les arrebataron todo y los condenaron.

Nunca perdonaría tal ofenza haberlos humillado de aquella manera, nunca lo perdonaría y mientras viviera seguiría buscando la manera de hacerlo sufrir.

Ella se fue después de despedirse de su hijo y YoonGi se quedó pensando, en que pasaría si el eligiera a Jimin técnicamente nada, porque Jimin no tenía familia ahí alguien que se oposuriera y todo aquel que no tenía algún familiar aunque sea lejano pasaba a ser propiedad del rey, lo que el rey ordenará eso lo haría, pero YoonGi jamas uso esa ley porque vamos era estúpida el no podía mandar así en la vida  de los demás, era su rey y su deber siempre sería protegerlos y ayudarlos en todo lo que le fuese posible.

Salió de su habitación y fue a la cocina así como no queriendo, vio a todos trabajando limpiando sacudiendo y acomodando, entonces lo volvió a ver, tan pequeño con tan grande tinaja en sus manos, estaba subido en un banquito colgando aquellas tinajas limpias.

Se miraba tan lindo como arrugaba el ceño por tanto esfuerzo y sus pequeñas manos sosteniendo con fuerza aquella tinaja para no dejarla caer.

Estaba tan distraído observando a Jimin que no se dio cuenta que alguien lo hablaba.

- Majestad quiere algo, en que lo podemos ayudar, majestad - la chica seguía hablando hasta que habló un poco fuerte sacando a YoonGi de su ensoñamiento y brinco por el susto, golpeandose la cabeza con unas ollas que estaban colgadas sobre su cabeza.

El ruido fuerte no se hizo esperar asustando a todos incluso a Jimin que había logrando colgar aquella tinaja.

YoonGi maldijo por el fuerte golpe y porque ahora todos los ojos estaba puestos sobre el.

- Esta usted bien majestad, lo siento mucho  en verdad, quiere que lo revise para saber si fue algo grabe.

YoonGi tenía su mano sobre la cabeza golpeada, pero nego, aunque otra idea volvió a cruzar su cabeza.

- Jimin, quiero que venga conmigo para que me revise, a mi habitación.

Todos miraron a Jimin quien estaba todavía en el banquito con los ojos abiertos.

YoonGi se retiro y Jimin seguía ahí en shock.

Las demás ayudantes de la cocina lo apuraron ya que al rey no le gusta esperar.

- Pero todavía no termino me faltas más tinajas por lavar.

- Que importan las tinajas, el rey quiere que lo atiendas, y ese es tu deber aquí el de todos más bien, servir al rey no importa lo que estemos haciendo si el rey quiere que hagas algo lo dejas y haces lo que el pide.

Pero habían muchos trastes y cosas sucias y Jimin no quería dejar a sus compañeros haciendo todo eso solos.

Pero ellos le dijeron que no importaba que lo harían de todos modos después podía ayudar en algo más, así que le dieron a Jimin unas cosas que podía necesitar lo ayudaron a limpiarse y lo mandaron directo con el rey.

Jimin subió lentamente cada escalón de la escalera, y camino igual de lento por el pasillo que lo llevaba a aquella habitación según escucho casi nadie entraba a la habitación real, solamente una o dos empleadas a veces apara hacer limpieza, en cambio Jimin ya comenzaba a conocer el lugar muy bien.

Entro despacio a la habitación y no encontró a nadie a su vista pensó que tal vez YoonGi no había llegado, dejó las cosas en una pequeña mesa en la habitación recogió unas cosas que estaba tiradas, mientras tanto YoonGi salía del baño después de haberse dado una pequeña y rápida ducha, vio a Jimin de espaldas acomodando algo y camino muy lento hacia el y lo abrazo por la espalda.

Lo cual Jimin se asusto y grito, YoonGi le dio la vuelta y lo envolvió en sus brazos.

- Tranquilo soy yo, ah Jiminie te extrañe tanto.

Jimin estaba entre los brazos del hombre pero totalmente confundido, de cuando acá el y el rey tenían esa confianza.




EXILES - La Caída Del Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora