El elegido

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Lovely - Billie Eilish, Khalid.




Desde el momento en que ellos dos cruzaron miradas, todo cambiaría, Suran acompañó a Hoseok hasta la cabaña de su abuela.

Ellas dos hicieron un trato, Suran se haría cargo de educar a Hoseok para ser un buen esposo, un esposo para el futuro rey del Exilio.

Pasaron largos años de aprendizaje para Hoseok, aquel niño indefenso se convirtió en un joven muy lindo, fue apartado de su abuela y llevado por Suran a una casa, ahí solo vivía el, Suran llegaba todos los días pero al llegar la noche partía del lugar, nunca supo a donde, se daba una idea que al castillo.

Hoseok no conocía a YoonGi, nunca lo había visto, solo se limitaba a escuchar las historias que Suran le contaba, sabía tantas cosas ya de YoonGi más que de el mismo, solo estaba esperando el día en el que fuera llevado para por casarse con el.

Hoy como todos los días Suran llego desde temprano y Hoseok ya debía estar bañado, peinado y levemente maquillado para atender sus clases.

- Bueno Hoseok, antes de empezar tú siguiente clase, tengo algo para ti - la mujer fue hacia una de las gavetas de aquella vitrina, saco un libro de ella.

- Toma Hoseok - le extendió aquel libro, Hoseok lo tomó en sus manos y lo examinó, la portada era completamente negra.

- Feliz 27 años Hoseok - Suran le sonrió y el solo hizo una mueca, se levanto e hizo una reverencia.

- Muchas gracias Señora.

- Este libro es muy importante para mi Hoseok, es donde yo aprendí casi todo lo que se sobre hechicería, hoy te lo entrego a ti porque se que serás digno de tenerlo contigo, hoy es tú día, no haremos nada, te traje un pastel que yo misma hize, ah y traje algo de chocolate.

Hoseok le sonrió y rápidamente se levantó, dejó el libro en la mesita a su lado y fue hacia la cocina a traer platos, tazas y un cuchillo, cuando volvió Suran estaba dándole la espalda, no se habla percatado de su presencia, estaba más preocupada tratando de quitarle la envoltura al pastel sin dañar la decoración, Hoseok empuñó mejor el cuchillo, y se acercó a ella sin hacer mucho escándalo, cuando estuvo a unos centímetros de ella, alzo ese cuchillo, con ganas de clavarlo en lo más profundo de las entrañas de Suran, pero se detuvo.

Paso por un lado y dejo las cosas en la mesa, Suran alzo la vista y le dedicó una sonrisa grande, Hoseok se la devolvió.

- Dame el cuchillo, vamos a cortar dos rebanadas una para ti y la otra para mi.

- Yo me preguntaba - Hoseok le pasó el cuchillo - Si pudiera salir aunque sea un par de horas para ver a mi abuela, seguro que me extraña.

- Sabes muy bien que no puedes salir de aquí Hoseok.

- Yo lo sé solo que pen...

- Si ya lo sabes entonces no insistas más Hoseok, no es no - tan fácil como eso había dado fin a la conversación. Y le pasó una rebanada de pastel a Hoseok.

Al terminar sus rebanadas de pastel, Suran se dispuso a irse.

- Bueno Hoseok yo tengo que irme, puedes leer si gustas el libro esa será tú única tarea el día de hoy, limpias todo muy bien, el orden ante todo Hoseok, recuérdalo - sin más que agregar la mujer salió por la puerta cerrándola tras ella, no sin antes ponerle seguro.

Hoseok se acercó a la venta y la vio caminar por el largo sendero, hasta que su figura era mínima y después desapareció.

Se dejo caer en el suelo, dejando que las lagrimas retenidas salieran, estaba solo ahí, encerrado, sin poder salir siquiera al gran jardín que se veía afuera, lloro como muchas veces lo había hecho, Suran le había explicado que viviría en el gran castillo junto a su hijo, gobernarian juntos, pero nunca le explico que el camino que lo llevara hacia el seria así de solitario y amargo.

Extrañaba a su abuela, la había dejado de ver hace tantos años, quería saber si estaba bien, nunca lo visito, estaban prohibidas las visitas, Hoseok saldría de aquel lugar el día que contrajera nupcias con YoonGi antes no.

Tomo el libro que Suran le dejo y subió hasta su habitación, se recostó y abrió aquel libro, comenzó a leer la primera página, todo constaba de hechizos antiguos, como usar tú magia, cuales eran los tipo de magia, el era un brujo blanco pero también en sus venas corría magia oscura, su madre una bruja branca y su padre un hechicero de magia negra.

Dejo aquel libro, muchas de esas cosas las sabía ya, gracias a sus clases con Suran, su mente haciéndole recordar todo lo vivido con esa mujer, desde que lo llevo ahí.

Lo encerró y comenzó a entrenarlo para ser un buen esposo, antes de enseñarle cosas sobre su don, le enseño a ser un esposo excelente, sabía lo que le gustaba y lo que no a YoonGi, Suran le pintaba una imagen de YoonGi que lo enamoró muchas veces, se imaginaba como se miraba YoonGi con sus largos dedos sobre aquel piano color negro el cual era el color favorito de el menor, a YoonGi no le gustaba las cosas dulces, pero de vez en cuando comía budines con pasas y un toque de canela, junto a una taza de chocolate caliente.

También sabía que no era precisamente paciente, le gustaba que todo estuviera en orden, desde su ropa hasta su comida, la comida tenía que estar servida a tiempo o ya no la comía, tenía tantas ganas de conocerlo, pero tenía que esperar eso era lo que Suran le repetía todos los días, pero estaba cansado de esperar, YoonGi se había postulado ya como rey, se suponía que el ya tendría que estar junto a YoonGi a su lado asumiendo su puesto, el puesto para el cual se preparo tanto tiempo.

Sin embargo ahí estaba, esperando, eso era lo único que hacía, esperar por una promesa que le habia hecho Suran, esperar el momento para poder acercarse a YoonGi.

Pero la espera dolía, dolía mucho y hacia a Hoseok preguntarse si algún día esa promesa llegaría a hacerse realidad.

[•••]

Desde hacía ya un año YoonGi asumía su puesto como nuevo rey del exilio, su padre había considerado retirarse, pues YoonGi ya era un hombre y no un niño el fácilmente podía hacerse cargo de aquel lugar, sin ayuda de nadie.

DaeSun y su esposa Suran, ya no vivían en el castillo, pues no era prudente, así que YoonGi quedó solo en aquel gran lugar, todas las noches se asomaba por el balcón de su habitación y miraba hacia arriba, donde una gran pared de nubes oscuras era la gran barrera que dividía el Paraíso del Exilio.

Se preguntaba cómo era la vida aya, sería tan buena, seguro que sí, aya no había sufrimiento, solo felicidad, nadie podría ser infeliz aya.

Esa noche en particular YoonGi salió a su balcón llevando consigo una silla y se sentó a observar toda esa penumbra de nubes, unas gotas caían sobre su cabeza, estiró su mano enfrente y unas gotas más callaron en su mano.

Cual sería la pena de aquel ser celestial que sus tristezas caía en forma de lluvia en el Exilio, como si vivir en oscuridad no fuera suficiente, ahora también tenía que llover cada que un angelito lloré, esos fueron los pensamientos de YoonGi antes de meterse a la comodidad de su habitación, pero se detuvo a medio camino, cuando sintió aquel dolor punzante en el lado derecho de su costado, fue a pasos lentos a su cama y se sentó, hace años que no sentía ese dolor, hace años que su marca no dolía como mil infiernos quemandole por dentro.

Y se cuestionaba si su destinado también lo sentía, si podía sentir el mismo dolor que el, o su pareja enterna estaba sufriendo tanto que hasta el podía sentirlo, sonrió por la tontería que pensó, no claro que no.

Pero ese pensamiento quedó instalado en su cabeza, acaso su destinado podía estar sufriendo una desdicha tan grande.







































Díganme qué opinan, como se va desenvolviendo la historia.

Aclarando que ya los personajes a partir de aquí, son adultos, no más niños, solo falta conocer a Jimin y de ahí arrancamos con el drama.

💜🌙

EXILES - La Caída Del Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora