Capítulo 11 - Cooperación y unión

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Al día siguiente. En la habitación de Marco. 08:26 horas.

(Con Marco)

¿Espacio cerrado...? ¿Oscuridad... total? Era lo que presenciaba ahora mismo. No entendía casi nada. ¿Acaso estoy soñando y me dio parálisis del sueño? ¿O sólo tengo los ojos cerrados y estoy...? Hmm... Si... a lo mejor estoy loco, ni veía a mis personajes favoritos en acción. Aunque... si lo pienso bien... todos somos unos psicópatas, siempre y cuando no tenemos una formación educacional desde el famoso kínder... o somos unas personas que seamos capaces de superar nuestros límites... y si somos unas personas capaces de superar nuestras metas... ACASO SOMOS UNOS...


(Con Baltasar)

- Uy, ahora sí que mi compa ya empezó a balbucear puras cosas sin sentido.

Es lo que dije mientras estaba al lado de él observando en su cama y despertando de mi placentero sueño. Aparte de que babeaba mucho decía muchas cosas sin sentido y en plan modo filosófico de una mentalidad mediocre. Nuestro compa Víctor aún seguía durmiendo con la pequeña de su lado contrario de su lado. En mi mente, mientras veía la fea cara de Marco, se me ocurrió una pequeña bromita.

- Okey – bajé de la cama un momento para ir a buscar un objeto "especial". -. Tengo una idea.


Unos minutos después...

- Veamos si esto es de tu talla...

Volví del cuarto de la doña Ramona y lo primero que hice fue a buscar ese mismo aparato que lo tengo en mi mano derecha. Prendí la luz que tenía en la mesa de noche.

- Volví a subir a la cama. – ¿Ahora cómo funciona esto? – decía en lo que miraba más a detalle el objeto. – ¡Bingo! - exclamé cuando me percaté de un interruptor desde la base inferior. – Okey, okey...

Le puse contacto con la oreja izquierda, y para rematar solamente lo posicioné desde la punta.

- Muy bien – decía en voz baja. - mi flojo favorito – activo rápidamente el aparato. -, ¡despierta!

Inmediatamente mi compa se despierta bullicioso de mi acción. Parece que se lo tomó muy bien.

- ¡¿QUÉ MIERDA PASÓ?! – gritó mucho que hizo temblar Roma. Ahora estaba fijándome. – ¡Baltasar!

- Comencé a reírme de la situación. - ¿Te gustó mi bromita? – dije burlándome de él.

- ¡¿Bromita?! ¡Wey! – en un abrir y cerrar de ojos me quita el objeto. -, ¿es en serio?

- ¿Te gustó o no? Admítalo hombre, que fue una buena broma.

- Por supuesto... - se levanta de la cama. – Baltasar – me apunta con el objeto. -, ¡me pusiste un puto vibrador en mi oreja! De hecho... - se puso pensativo. - ¡¿dónde coño lo sacaste?!

- Ahh... eso se llamaba – me hacía el tonto a propósito. -, lo encontré en la habitación de tus padres.

Veo que rápidamente lanza eso al suelo.

- Ya... - decía un poco extrañado. – hagamos que esto no pasó.

Al otro lado veo a nuestro compadre, con la pequeña, despertándose ambos preocupados.

- ¿Qué sucedió?

- ¿Pasó algo? – preguntó la pequeña.

- Vaya – denoté. -, despertaron el pelón y la momia viviente.

Zoroark y el renacer del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora