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Louise despertaba como era normal, encontrándose con su familiar ya despierto, sonriendo decidió cambiarse, mientras que este solo se quedaba mirando el vacío en una de las esquinas superiores de la habitación.

—Vámonos —dijo Louise

Saliendo de la habitación sin encontrarse con nadie avanzaron hacia el comedor como era habitual. Al salir de los dormitorios el familiar extendió su mano para detener a una sirvienta que iba con apuro aparente, Louise se giró para ver qué había pasado, notando a la sirvienta levantándose del suelo.

—Lo siento, voy apresurada —dijo la chica de cabello corto negro

—No te preocupes, aparte gracias por salvarme —dijo Louise para darle la mano y ayudarla a pararse

—Gracias —dijo la chica

—Vamos al comedor —dijo Louise

—Yo también voy hacia allí —dijo la chica

—Bien, entonces vamos —dijo Louise

La caminata empezó y la sirvienta estaba divagando en sus propios pensamientos sobre lo tan atareadas tareas tenía al llegar al comedor.

»¿Cual es tu nombre?

—Eh, lo siento por no presentarme, me llamo Siesta —dijo la chica

—¿Por qué estás apresurada? —dijo Louise

—Algún familiar quedó a libre albedrío la noche del baile y causó una gran desacomodación en distintos sectores causando que nos triplicarán el trabajo a nosotros —dijo Siesta

—¿Enserio? Lo siento, fue el mio, me fui directo a dormir y no le dije que descansara —dijo Louise

La noche del baile había sucedido hace tres días, al despertar e ir al comedor se encontró con que este estaba cerrado, preguntando a uno de los sirvientes que se movían rápidamente de un lado a otro moviendo cosas. Al ver a su familiar después de no recordar que volviera con ella a la habitación causó que sintiera un montón de vergüenza y se disculpara con todos, aparte puso a su familiar a ayudar con la limpieza hasta que todo estaba listo y ya negaron su ayuda.

—Fue el, pero se ve tranquilo —dijo Siesta sorprendida

—Si, pero si no le digo que no cause problemas se vuelve un explorador desastroso —dijo Louise

»La última vez recibí quejas de que un ser extraño apareció en distintas alcobas abriendo las puertas con una patada

Siesta solo soltó un "Oh" sorprendida de lo contado, llegando a los comedores donde pasaron sin más, pero Montmorency preocupada llegó enfrente de Louise.

—Valliere, ¿miraste de camino a Guiche? —dijo Montmorency

—No, Le fragance —dijo Louise pasando de ella

—Ese idiota me va a escuchar —dijo Montmorency molesta caminando fuera del comedor

Guiche se encontraba sentado en su cama, se había levantado hace unas horas y solo miraba sus manos como si algo fuera aparecer de ellas de la nada.

—Me siento tan sucio —susurró Guiche

Al pasar a segundo año escolar, fue cuando llevaba un poco de tiempo en su relación con Montmorency, una de nuevo ingreso se le acercó y este solamente aceptó cada uno de sus halagos sabiendo de sus intenciones, pero de repente llegó ese día.

—¿Y te haces llamar mi hijo? Eres una verguenza para los Gramont, solo sigues en la academia porque tienes mi sangre —dijo el noble a su hijo

El caballero del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora