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Despertando de golpe, mirando a su alrededor para notar como Louise se encontraba estirándose a la vez que la puerta era abierta.

—Ya llegamos —dijo Louise

—Comprendo, deje que la ayude a bajar —dijo Siesta

—No hace falta —dijo Louise parándose y saliendo del carruaje

Al bajar una gran mansión la cual estaba rodeada de guardias.

—¿Quién es?

—Louise Francoise Le blanc Valliere, enserio debo de presentarme en mi propia casa —dijo Louise molesta

—Pase, disculpe por la hostilidad de mis compañeros

—Y ella viene conmigo, también el ser extraño, es mi familiar —dijo Louise avanzando sin más

—Como creció la pequeña Francoise

—Si, no la reconocí con los años que pasaron

Fueron las conversaciones de los guardias a la vez que pasaba Siesta y el "pequeño" viajero. Al pasar por los jardines, Louise tenía pensado ir directamente a ese lugar, pero debía de pasar si o si por la casa que tanto tiempo fue su cárcel en su niñez.

—Si no te sientes cómoda, podemos volver —dijo Siesta al notar que se detuvo

—No —dijo Louise

Si no se enfrentaba ahora a sus miedos, nunca mejoraría, seguir reprimiendo sus emociones y cambiándolas radicalmente, debía de enfrentar de una buena vez todo mal desde la raíz de todos sus problemas, su "Familia".

—Parece que ya no puedo detenerla, espero que no se vaya tanto a la mierda —pensó Siesta

Avanzando hasta la entrada de la mansión, abriendo sus grandes puertas al trío, se encontraron con la soledad de la misma, nadie había venido a recibir a Louise, algo que era raro ya que los guardias corrían rápidamente la voz para que todos se preparan, pero ni siquiera los sirvientes habían llegado.

—¡Louise! —dijo una mujer que había llegado en camisón desde uno de los balcones

—¡Cattleya! —dijo Louise preocupada de verla

Siesta se sintió confundida, esa mujer de ahí era muy joven para ser su madre y muy refinada para ser una sirviente, debería de ser su hermana, entonces porque decía que nadie la quería en aquella casa.

—¡Voy, déjame que me prepare! —dijo Cattleya para volver

—¡No corras, podrías lastimarte! —dijo Louise preocupada

—¿Estará enferma? —pensó Siesta confundida

Esperando ahí, Louise estaba pensando en las múltiples escenas que podían pasar, desde intentos de humillación de sus padres y hermana, por alguna discusión hacer que su hermana cayera en un peor estado y que la desterraran de la mansión para volverse una plebeya.

—Cuanto te extrañe —dijo Cattleya abrazándola con fuerza

—¿Cómo sigues? —dijo Louise aceptando el abrazo, pero sin querer verla a los ojos

—¿Quiénes son tus amigos? —dijo Cattleya

—Es una sirvienta que me ayuda y mi familiar, pero no evadas mi pregunta —dijo Louise preocupada

—Estoy bien, vamos a comer un poco —dijo Cattleya palmeando para que los sirvientes aparecieran

»Reciban con el debido respeto a nuestros invitados, preparen su mejor comida que mi hermana ha vuelto!

El caballero del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora