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     Louise por primera vez avanzaba contenta hacia la academia, su sonrisa no se borraba al igual que la imagen de aquel hermoso prado.

     La sirvienta se había quedado con la excusa de que se daría unas vacaciones. Volviendo en el carruaje, solitaria mientras jugaba con una pluma al no poder esperar a llegar a la academia a que su lluvia de ideas se desplegará en el papel como un poeta ilusionado de que sus palabras sean expuestas al público.

     Mirando de reojo un par de regalos que le dieron la familia de Siesta causó que una sonrisa saliera de su boca

     —Eran agradables esos plebeyos —dijo Louise para ver por la ventana

     » Ojalá así se comportan mis compañeros de la academia

     Refiriéndose al respeto y amabilidad de cada uno de los habitantes de ese pueblo.

     De un momento a otro el carruaje se detuvo, causando que la estabilidad de Louise se fuera por un segundo, provocando que los lentes de aviador casi se le fueran de la cabeza.

     Sonrió al abrir la puerta de su carruaje, bajando y viendo el gran muro de roca que rodeaba la academia.

     » Ve a explorar un poco, regresa antes de la cena

     Sin esperar más órdenes el ser artificial empezó a correr fuera de las instalaciones. Louise avanzó con una sonrisa hacia su alcoba.

     Sentándose enfrente de la mesita para colocar el gran libro en el centro, abriendo de par en par y acercando su mano izquierda con una pluma con la punta bañada en tinta.

     El anillo soltó un brillo que sorprendió a la peli rosa, la habitación iluminada por el sol en su cenit entrando por la ventana, se puede ver como un destello blanco alcanzaba a ganar por unos pocos segundos a la otra luz.

     Prólogo

     De hoy en adelante, debo documentar la verdad. Todos los materiales en el mundo están compuestos de finos granos. Los cuatro elementos interactúan con estos finos granos y aplican su influencia, lo cual los transforma en hechizos.

     El mundo y Louise se separaron en ese momento, como si el libro en sus manos junto a ella fueran las únicas existencias en esa realidad, se adentró sin pensarlo en la lectura sintiéndose cada vez más atraída por el contenido anteriormente vacío.

     Mientras tanto su familiar se encontraba caminando por las montañas en busca de peleas con bandidos y por ende conseguir dinero.

     —Viajero, ayúdame

     El ser de oscuridad se detuvo para ver abajo, notando un desnivel donde se encontraba atorado debajo de una pila de escombros.

     » Te recompensare, pero sácame de aquí

     Con facilidad le retiró los escombros para ver mejor a la persona, una chica de pequeña estatura que portaba un casco de minería.

     » Gracias, pero te seré sincera no tengo nada

     Para su terror la criatura levantó uno de los escombros con intenciones de volver a enterrarlos, rápidamente gritó con fuerza.

     » ¡Pero puedes venir conmigo a la mina y quedarte con un par de joyas!

     Soltando los escombros lejos, la criatura se quedó estoica esperando a que la minera empezará a moverse. Al no ver agresividad empezó a llevarlo a la mina más cercana, donde lo esperaba una gran oscuridad.

El caballero del vacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora