𖦹➶︎☆UNA EXTRAÑA HISTORIA DE AMOR☆➶︎𖦹
- ¿Quien es usted y qué intenciones tiene con mi papi mimi?.-pregunto con el ceño fruncido.
- Eh hola pequeño , tu papi es muy bonito.
Una bola de helado de chocolate fue lanzada sobre la costosa camisa del chi...
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Era domingo por la mañana. Las aves cantaban posadas en las ramitas de los árboles y el sol brillaba en su máximo explandor.
Un día hermoso y agradable.
Pero un rubio no tuvo tiempo de disfrutar del bonito tiempo que se presentaba, ya que, cierto castañito no para de revolotear por todos lados, feliz.
Taeyan estaba muy emocionado así que era casi imposible que estuviera quieto, por esa razón Jimin casi tardo media hora en ponerle un pantalon de algodón negro y sus zapatitos grises.
Ni bien había empezado el día y Jimin ya que quería acostarse a dormir unas veinte horas más.
Ser padre era complicado.
Y muy, pero muy cansado. (La autora lo confirma x2).
— ¡Park Taeyan, deja de saltar de una vez en la cama y ven a desayunar!. — exclamo bastante serio y cansado.
El rubio estaba teniendo un crisis nerviosa por culpa de su pequeño inquieto. Ya iban hacer las ocho de la mañana y él todavía estaba en pijama, despeinado y hambriento.
El niño dejó de saltar y parpadeo suavemente intentando salir libre de los reclamos de su padre.
Jimin, bufo.
— Okey, tu ganas no comas, ni arregles tu cama. — El pequeño sonrió en grande. Había logrado su cometido — Pero tampoco iremos al parque, en cuanto venga el profesor Jeon, le dire que fuiste un niño desobediente y que no vamos ir con él por eso. — Entonces Taeyan dejo de sonreír y bajo rápidamente de su cama hasta llegar a su progenitor.
— ¿Papi?. — el aludido miro a su padre.
— No señor, no te portas bien no iremos a ningún lado y fin. — acentúo.
El menor suspiro derrotado. Se coloco la camisa roja que estaba sobre la cama y arreglo está misma con velocidad, minutos después corrió hacia la planta baja de la casa y comenzó a comer su cereal con frutas, y yogurt.
— Papi, apresúrate no querrás que el señor Kook, te vea en pijama de pollitos. — grito el niño desde la cocina.
El rubio rio levemente y se dirigió por fin a su habitación a ducharse y cambiarse.
Por fin un poco de paz.
Si hubiera sabido que esa amenaza funcionaria, la hubiera hecho desde un principio, pensó.
