Random 2.0

0 0 0
                                    

31/10/22 5:08 am.

Cayendo... Estoy cayendo... Sé que él no llegará... O al menos no a tiempo... Me aseguré de que así fuera... Podría detener esto y hacer como que nada pasó... Pero... ¿Con qué propósito?... Lo echo hecho está... Y sinceramente no me arrepiento de nada... La forma en la que el aire golpea mi cuerpo es tan hermosa... Sé que él lo entenderá... O tal vez no y se culpe por todo como la buena persona que es... A diferencia mía... Es tan puro que este mundo no lo merece... Un ángel cuyo lugar es el paraíso... El edificio por el cual me tiré se vuelve cada vez más y más alto... Eso quiere decir que me acerco al piso... Aún no quiero verle la cara a la muerte, así que cierro mis ojos y disfruto de la calidez que me brinda el sol... Finalmente... La tan esperada muerte... El viento trae consigo el sonido de mi nombre siendo gritado y me obliga a abrirlos... ¿Qué crees que haces niño?... ¿Por qué acabas de tirarte tú también?... Venga, no seas tonto y sálvate... No grites mi nombre así... Por favor, no me hagas esto más difícil de lo que ya es... Deja de llamarme... Siempre he seguido todas las reglas al pie de la letra... He acatado y cumplido cada una de las órdenes que se me han dictado... Jamás he sido egoísta... Así que por favor... Permíteme ser un poco caprichosa y concédeme mi único deseo... Te lo suplico... No me ruegues que me detenga... No ahora que estoy tan cerca de verle otra vez... Nada de esto es tu culpa... Mis decisiones jamás fueron ni serán tu responsabilidad... Antes de irme... ¿Puedo pedirte un último favor?...

—Vive libre y muere bien, gracias por todo y perdón por tan poco —esas fueron sus últimas palabras cuando sus dedos se rozaron antes de que la gravedad hiciera su trabajo y su cuerpo se estrellera contra el pavimento. El joven lanzando una de sus telarañas detuvo su caída y rápidamente descendió a su lado; tarde, siempre tarde, había llegado tarde para salvarle y ahora ella yacía ahí, tirada boca arriba sobre un gran charco de sangre, su sangre...

Si había algo que él no iba a poder olvidar jamás, era la sonrisa de felicidad pura plasmada en su rostro. Algo irónico teniendo en cuenta que acababa de suicidarse era que, en los brazos de la muerte, había encontrado aquella paz que tanto anhelaba y parecía necesitar con la urgencia de quien se está ahogando y busca desesperadamente respirar.

Relatos cortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora