013 (E)

767 96 111
                                    

Content warning / Avisos / Spoilers en el primer comentario.

Las rutinas son difíciles de romper, a pesar de los mejores esfuerzos que uno pueda dar. Yeonjun lo sabía, porque aunque trató de decirse a sí mismo que cancelaría el plan de verse con Beomgyu y enfocaría su fin de semana en salir con Mihyun y revisar sus clases, allí estaba una vez más, sentado en la mesa de la esquina más aislada de Gaia.

Esta vez solo pidió una lata de cerveza, como medida de precaución antes de que lo echaran de la mesa para hacer espacio a un cliente que la necesitara más. No quería tomar en exceso, ya que, aunque estaba en Gaia, su objetivo era conversar con Beomgyu. Quería aclarar las cosas entre ambos de una vez, expresando sus verdaderas emociones y el conflicto interno que sentía sabiendo lo incorrecto que era continuar viéndose fuera de clases.

A pesar de todo, no tenía la certeza de que vería a Beomgyu esa noche. Al contrario, conociendo lo reacio que era a seguir instrucciones que no fuesen en un entorno educativo, lo más probable era que no se presentaría a la cita, porque el de la iniciativa había sido Yeonjun.

De todos modos, se quedó sentado por varios minutos en esa mesa, a su hora usual, atento a sus alrededores y a sus mensajes. Esa vez no llevó nada más que su billetera, sus llaves y su celular, porque estaba determinado a dialogar. Pero... quizás debió llevar su confiable libreta, para pasar el rato en ausencia de su invitado.

Cuando el bar comenzó a llenarse y su vista panorámica se vio obstruida, se levantó de la mesa, decepcionado pero no sorprendido de haber gastado dinero en la entrada a Gaia solo para no haber tenido un momento a solas con Beomgyu.

Con lo que le quedaba de esperanza, trató de ubicar el rostro de Beomgyu entre los demás al encaminarse hacia la barra, a pasos lentos. Al menos quería aprovechar su segunda bebida gratis, que no por nada había pagado la entrada. Podía tratar de hablar con alguien más, alguien que estuviera más cerca a su rango etario, al menos como amigo, pero realmente no tenía la energía para socializar con alguien nuevo. Solo quería a Beomgyu... para aclarar las cosas y recordar que ahora era su alumno, no su amigo con beneficios.

Comenzó a sonar Cherry, de Itzy, y lo único en lo que Yeonjun podía pensar era en el labial de cerezas de Beomgyu.

Suspiró, golpeándose mentalmente a sí mismo. Quería rogarle a su cerebro que por favor funcionara, que se mantuviera fuerte ante las adversidades y decidiera ser firme en su postura. Que ese lindo chico castaño que acababa de cruzar por frente suyo, era solo-

Beomgyu. Cuando Yeonjun enfocó su mirada encima suyo, se le cayó la mandíbula.

Por influencia de los peores demonios del inframundo, Beomgyu había decidido que sería una buena idea llegar al bar vestido como si fuese a un estudio pornográfico, con una camisa blanca atada a su cintura para hacer un crop top, una corbata suelta colgando de su cuello, medias negras hasta las rodillas sujetas por ligueros del mismo color... y una obscena minifalda de colegiala.

Para completar el atuendo, llevaba un chupetín rojo a la mano. Yeonjun estaba seguro que sabía a cerezas, porque a diferencia del resto de pobres diablos en el bar, él sí había probado los labios de su objeto de deseo.

Lo peor era que caminaba como si fuese el dueño del mundo, pisando firme al ritmo de la canción, sonriendo con confianza, consciente de que tenía todas las miradas de homosexuales débiles y sedientos encima suyo, marchando a pasos largos y firmes...

Obligándose a sí mismo a recoger su mandíbula del suelo para no comenzar a babear, Yeonjun apartó la mirada hacia algo menos caliente, o sea, cualquier otro punto del bar.

st. geneviève ; yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora