014

660 97 95
                                    

El juicio de Yeonjun se había visto tan nublado por la calentura que ni siquiera al pasar su clímax recobró el raciocinio, porque de alguna forma terminó llevando a Beomgyu a su departamento.

Se supone que, en algún momento del tiempo que pasó desde que estaban en el baño de Gaia hasta que volvieron a su departamento, su cerebro le debía recordar que su objetivo era el de conversar como adultos, no follar de nuevo, pero...

Tuvieron dos rondas más en la cama.

¡No era su culpa! Cuando Beomgyu aún estaba vestido así, Yeonjun no podía siquiera fingir que no estaba atraído a él.

Era... totalmente su culpa. Se supone que era un adulto responsable, pero había actuado como un novio posesivo en Gaia, con un chico al que se supone que no debía ver como más que su alumno.

Finalmente, tras recibir el golpe de agua helada de la ducha, enfrió su cabeza, regresando a sus sentidos.

Tomó un suspiro al pasar un trapo por su espejo empañado, solo para asustarse al notar lo evidentes que eran las marquitas frescas que tenía en el cuello. Ignorando ese punto, se enfocó en su reflejo, planificando su discurso antes de enfrentarse con Beomgyu una vez más.

"Perdón, cometí un error, pero no volverá a pasar. No podemos seguir con esto."

De cierta forma, sonaba más como algo que Beomgyu hubiese dicho en los primeros meses de conocerse. Yeonjun no podía ser tan frío, porque el simple hecho de pensar en ese discurso estrujó su corazón.

"Odié verte tan cerca a otro hombre, tanto que me hubiese gustado cortarle las manos por siquiera atreverse a ponerte una mano encima..."

Puso una mueca frente al espejo al recordar cómo el miserable de no-Jisoo había toqueteado a su chico.

Oh, maldita sea.

"... pero supongo que es una de las consecuencias a las que debo atenerme si no quiero nada contigo."

Tomó un suspiro, alejándose del espejo para ajustar la toalla alrededor de su cintura. Recordó que, incluso aunque tuviera un excelente discurso planificado, Beomgyu podría lanzar un argumento inesperado que haría que toda su estructura se tambaleara. Aunque no tenía nada concreto además de la idea básica, esperaba poder manejarse.

Sin embargo, no contaba con que Beomgyu lo tomaría desprevenido apenas regresara a la cama. Lo vio de espaldas frente a la ventana, portando nada más que su camisa de pijama. Por su contextura, le quedaba holgada, pero como no diferían mucho en altura, apenas cubría la mitad de su parte trasera.

Yeonjun se vio obligado a cerrar los ojos y pensar en imágenes de cachorritos para volver a enfriar su cabeza.

ㅡBeomgyu ㅡllamó, abriendo los ojos únicamente cuando estuvo sentado en la cama, dándole la espaldaㅡ. ¿Puedes vestirte?

ㅡEstoy vestido ㅡrespondió, sonriendo al subir a la cama y deslizar sus manos sobre sus hombros desde atrás, a punto de envolverlo en un abrazoㅡ. Más que tú, al menos.

Al percatarse de ese detalle, Yeonjun se apartó hacia su clóset, de donde sacó un pijama completo para sí mismo y unos pantalones para Beomgyu.

ㅡPonte esto ㅡindicó, serio, colocando los pantalones sobre su regazoㅡ. Si no lo haces, tendré que echarte.

Mentía, por supuesto, porque no dejaría a un chico semidesnudo en medio de la calle en la madrugada, pero fue lo primero que se le ocurrió para que le hiciera caso.

Funcionó, porque, aunque de mala gana, Beomgyu se vistió con los pantalones que le entregó. Para encontrarse en las mismas condiciones, Yeonjun hizo lo mismo. Utilizó la toalla para dar una última pasada por su cabello húmedo, la llevó de vuelta al baño y finalmente se puso cómodo sobre la cama, para enfrentarse a la aterradora conversación que debía tener.

st. geneviève ; yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora