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A primera hora de la mañana del martes, Yeonjun se vio obligado a enfrentar el motivo del insomnio que sufrió la noche anterior: su clase de tercero A.

Quizás, si Beomgyu le hubiese escrito al menos un "ok" como respuesta a sus últimos mensajes del día anterior, se hubiese sentido más tranquilo. Ahora, realmente sentía que la decisión moralmente correcta que tomó había sido también emocionalmente incorrecta, porque creía deberle una disculpa. Además, tenía miedo, pero no podía mostrarlo. Solo debía hacer su mejor esfuerzo por llevar la clase como cualquier otra, sin enfocarse demasiado en el chico que absoluta y definitivamente no era su favorito.

Con un vaso de café helado en la diestra y su maletín en la zurda, entró al salón indicado un par de minutos antes de la hora punta, para comenzar a instalarse. De inmediato, sus alumnos se pusieron de pie para saludarlo con una reverencia.

Bonjour, Monsieur Choi.

Yeonjun hizo su mejor esfuerzo por no poner una mueca ante el saludo, al cual aún no se acostumbraba por completo. En cambio, mostró una sonrisa y devolvió el saludo formal, inclinando la cabeza frente a sus alumnos.

ㅡBuen día, pueden tomar asiento.

Se dirigió a su escritorio, supervisando el aula en busca instintiva de Beomgyu, ya que le parecía extraño no haberlo notado a primera vista. En el proceso, se cruzó con unas cuantas miradas coquetas por parte de un par de alumnas, a quienes les hizo caso omiso.

Al no hallar rastro de Beomgyu, Yeonjun depositó su café y su maletín sobre el escritorio, tomando asiento para comenzar a organizarse. Era raro no tenerlo allí, pues no parecía el tipo de chico que llegaba tarde, pero quizás solo era él quien había llegado al aula demasiado temprano.

Como si lo hubiese invocado, cuando alzó la mirada hacia la puerta, lo vio llegar, pero no estaba solo. Estaba conversando con un compañero suyo, hasta que se tornaron serios al encontrarse con su mirada.

Bonjour, Monsieur Choi ㅡsaludaron ambos, disculpándose con una doble reverencia.

ㅡBuen día ㅡsaludó de vuelta, con la mirada exclusivamente en Beomgyuㅡ, pasen, por favor.

Así lo hicieron, dirigiéndose a un pupitre vacío para tomar asiento lado a lado. Yeonjun los siguió con la mirada, bastante sorprendido con la capacidad que tenía Beomgyu para actuar como si no se conocieran, en lo que ciertamente le ganaba por kilómetros de distancia.

Sacudiendo la cabeza, devolvió su atención a su preparación de clase. Aún faltaba un minuto para iniciar, así que rodeó su vaso con la zurda, para tomar sorbos ocasionales mientras encendía su laptop, donde tenía el sílabo del curso que pensaba compartir con sus alumnos.

Solo volvió a fijarse en Beomgyu cuando creyó escuchar su risa, y, en efecto, lo vio bastante feliz, riendo con su compañero, quien tenía un brazo sobre sus hombros, demasiado cerca para su gusto.

Oh, ¿así jugaría?

Yeonjun no se había dado cuenta de la excesiva tensión en su cuerpo hasta que dio un picado suspiro, al escuchar el tintineo de las campanas que indicaba el inicio de clases... y sentir que se le congeló la mano. Fue entonces que se percató de que había estado ejerciendo mucha presión en su endeble taza de plástico, llevando a que los restos de café helado se derramaran sobre su mano y su escritorio.

Por suerte, tenía "fans" en su clase de Tercero A, así que no tardó en verse rodeado de un grupito de alumnos y alumnas, consternados sobre su bienestar.

ㅡ¿Está bien, Monsieur?

ㅡ¿Necesita que llamemos a la enfermería?

ㅡ¿Puedo hacer algo por usted?

st. geneviève ; yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora