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Si alguna vez le preguntaban a cualquier pareja de adultos si decidieron con quien pasar el resto de sus vidas, todos dirían que no. Nadie jamás había tenido la oportunidad de elegir, ni siquiera de pensar en algún prospecto antes de que su nombre y apellido fueran acordados a otra familia.

Simplemente se habían rendido al deber familiar, la imagen social, la posición económica, los bienes maritales, la belleza genética, las riquezas entre otros cosas. Lo único que tenían que hacer todos era tratar de acoplarse a la familia de su futura pareja, de que su cercanía fuese la más óptima aunque fuera a basarse únicamente en la tolerancia mutua.

"Aprenderás a querer" era lo que normalmente decían los abuelos cuando el acuerdo era hecho. Siempre prometían que el afecto sería aprendido, que sólo necesitarían tiempo y paciencia para que las cosas en común surgieran por sí solas. Esa era una de las razones por las que acordaban los emparejamientos a muy temprana edad. Sería inaudito si los lobos jóvenes fijaban sus cursos en otros caminos, con otras personas.

Algunos lograban aprender de ese afecto, a veces demorando más que otros en circunstancias diferentes y lugares distantes. Pero siempre era una buena señal cuando los involucrados no se miraban con desprecio.

—Míralos. Y te preocupaba que no fuera a funcionar —dijo al aire Kim Seokjin, conforme con su esposa que también miraba a lo lejos a los cachorros jóvenes pasear por el campo abierto en esa tarde de picnic.

Claro que estaban felices, la madre de Taehyung no podía esperar a llegar a casa y enviar una carta a la casona Jeon informándole que su problema con los lobitos en desacuerdo parecía haber terminado.

Su hijo y el pequeño Jeon ahora pasaban más tiempo hablando sin que alguien lo sugiriera. En la biblioteca, sus habitaciones, el jardín, y ahora en un día de campo.

Poco sabrían de qué se trataba su convivencia.

Entre algunos árboles el par de cachorros buscaba lo siguiente en la lista. Ya tenían pedestales para vela -los habían limpiado a hurtadillas en la noche-, lo que faltaba eran las velas, pero no podía ser cualquier tipo de vela.

Oh, claro que no. Debían ser hechas con cera y flores de nube.

Que convincente había sido Jeon Jungkook para pedir un día de campo con la excusa perfecta de buscar lo que necesitaban.

—Increíble que esté haciendo esto.

Songnim ladro eufórico por la intemperie, como si realmente hubiera tratado de animarlo.

Junto a él estaba Taehyung que reía por cómo su mascota saltaba entre el césped y las flores de nube.

—Es divertido.

—Oh, sí. Alguna vez le dije a mi madre que quería buscar cosas para ayudar al fantasma de una bruja a irse y contárselo a mis hijos y nietos.

De hecho si sonaba como una gran aventura para relatar algún día, así fuera creíble o no.

—Aww, pero tienes un buen corazón. Sino no estarías aquí.

Eso también era cierto y no podía negárselo. Taehyung sonrió socarrón cuando vio sus orejas arder, desviar la mirada y continuar cortando las flores de nube para guardarlas en el pequeño canasto que llevaba con él idéntico al de Taehyung.

—Mi madre me mataría si supiera —continuó aunque Taehyung ya podía distinguir que sólo lo decía como un escudo.

—Tu secreto está a salvo conmigo. Nadie sabrá que te divertiste tanto en tu vida.

Sorprendentemente para él el omeguita jadeo resentido, arrancó césped con sus propias manos y se lo lanzó a modo de venganza.

Los padres de Taehyung sonrieron cuando los cachorros rieron a la distancia, divirtiéndose con el esponjoso perro de la familia y unas bonitas flores blancas.



🕯🕯🕯


jin no te vayas a la guerraaa 😩


gracias por leer😩😩😩

💚✨

The phantom's home / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora