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Alguna vez su padre le explicó que el gusto por las cosas dulces provenía de su lobo alfa y que por eso dependía del aroma dulzón de su pareja de vida.

Taehyung no creía que tuviera algo que ver una cosa con la otra, primero que nada porque las fresas eran ácidas además de dulces y a él le gustaba mucho el dulce, en especial cuando la temperatura bajaba con el avance de los meses y días.

—Creo que necesita azúcar.

—¿Más?

—El azúcar nunca es suficiente en el pan.

Con aquello en mente se hizo una nota mental para pedirle a las cocineras que añadieran más azúcar al pan que habían terminado de hornear porque a su opinión podría ser más dulce. De sólo imaginarlo con chocolate caliente le rugía el estómago.

Se encontraban en el campo con únicamente la supervisión del mayordomo Kim, donde recogían las flores de cempasúchil que el grimorio pedía específicamente frescas. Faltaba sólo un día y necesitaban cientos de ellas si querían cumplir todos los puntos escritos. El sueño y cansancio de la noche anterior había pintado bolsas púrpuras bajo sus ojos, pero haber visto los dulces al despertar fue grandioso. Mucho más para cierto cachorro omega que apenas podía creer todo lo que había hecho en unas semanas de convivencia con la familia Kim y su tan intrépido hijo.

Taehyung parecía indiferente a eso, sólo cortando flores y cargándolas en un canasto al medio día.

—Taehyung —el aludido gimió a boca cerrada dándole a entender que lo escuchaba y prosiguiera—. Quisiera disculparme por mi comportamiento cuando nos conocimos —eso hizo que girara a verlo directamente, el cachorro omega lo miraba arrepentido debajo de las pestañas con su canasto sostenido entre ambas manos—. No debí tratarte así, ni juzgarte con anticipación. No eres un alfa tonto. En serio lo lamento.

—Disculpa aceptada.

¿Ah?

Jungkook parpadeó casi incrédulo.

—¿Así de sencillo?

El alfita se encogió de hombros formando una sonrisa de labios juntos, sus mejillas rojas por el frío y sol de otoño.

—No eres alguien malo, Jungkookie.

Sin poderlo evitar, Taehyung soltó una risotada por lo graciosa que era la expresión del pequeño omega que quizá había llegado a suponer que él no iba a perdonarlo. Jungkook comenzó a reñirlo por reírse de él, iniciando una de sus pequeñas e inofensivas discusiones infantiles que probablemente olvidarían con el pasar de los días.

Fuera como fuere, con fantasma o sin él, aún tenían mucho que conocer del otro, de sí mismos, de lo que sucedería después.

Una suerte que hubiera mucho tiempo de sobra para recoger flores, armar ofrendas, liberar fantasmas y aprender de lo que les depararía el destino.



🕯🕯🕯


un poco de rellenito pero ps este es un cuento no una historia seria xp


gracias por leer igualmente ywy

💚✨

The phantom's home / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora