Capítulo 7.

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Las últimas dos semanas habían pasado volando. Ni cuenta se dieron cuando llegó el 30 de Octubre.

—Entonces Harry —habló Louis luego de un rato de silencio—, ¿quieres ir a ver de qué nos disfrazaremos mañana?

—No tengo planes de disfrazarme de algo mañana, Lou. Ya te lo dije diez veces hace rato.

—Lo sé, pero me encanta ver la cara que pones cuando te hablo de los disfraces —Louis se rio mientras Harry hacía una mueca.

—Esta vez no te daré el gusto… Vayamos a ver los disfraces pues.

—No, ya no. —Louis hizo un puchero.

Harry se levantó del sillón y se acercó a la puerta.

—¿Vienes o no? —Harry le miró serio.

—Está bien, allá voy.

Louis tomó las llaves de su auto y salieron del apartamento.

Llegaron a una tienda llamada “Disfraces del Sr. Wallace” una que estaba algunas cuadras del apartamento de Louis. No estaba tan lejos, pero encontrar un lugar en donde aparcarse era cosa del otro mundo, puesto que casi nunca había lugares y  Louis siempre tenía que quedarse otras cuadras más para allá que para acá... Ésta no fue la excepción.

—A pesar de que casi siempre me quedo a varias cuadras de la tienda, me gusta venir aquí. —Animó Louis un poco a su amigo.

Harry no tenía cara de disfrutar tanto el caminar.

—Entonces, a pesar de que casi siempre te quedas en “Refundilandia” —Harry se rio cuando dijo aquello— te gusta venir a esta tienda.

—Refundilandia —Louis repitió armoniosamente y se rio—. Sí, adoro venir aquí, mis padres siempre me traían cuando era pequeño, vengo todos los años.

—¡Guau! Es algo de tradición.

—Exacto.

Llegaron a la puerta de la tienda, Louis como todo un caballero le abrió la puerta a Harry y éste le agradeció. Louis no le prestó tanta importancia al agradecimiento de Harry y entró detrás luego de él. La tienda estaba llena de niños, y cómo no, si esta ya era la víspera de Halloween y había personas que dejaban todo para lo último. Un ejemplo: Louis.

—¡Niños! —Louis se emocionó.

—¿Te gustan los niños? —Preguntó Harry entusiasmado.

—¡Me encantan! Me hacen sentir joven.

—¿No querrás decir bebé? —Harry se echó a reír.

—Nunca dejaré de serlo. No seas tan apagado Hazza.

—No lo soy. A mí también me gustan los niños.

—En ese caso —Louis levantó la mirada e hizo una mueca. Estaba pensando—, quiero unos siete hijos, eh.

 —¿Tan poquitos?

—¿Cuántos quieres tú pues?

Harry levantó las manos y con sus dedos comenzó a contar. Se veía tan tierno y parecía uno de tantos niños que había en la tienda. Se puso pensativo como Louis (salvo que Harry no ponía la cara graciosa cuando pensaba) hasta que luego de unos segundos reaccionó.

—¡Quiero quince! —Harry miró directo a Louis y notó como este se palidecía.

—¿Tan poquitos?

—¿Quieres más? —Styles tragó saliva.

Ahora el que se ponía frío y el que palidecía era él.

Ilumíname - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora