Capítulo 14.

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Louis no supo cómo, pero en menos de diez segundos ya tenía el pantalón puesto. Terminó de abrochárselo y salió corriendo tratando de alcanzar a Eleanor.

—¡Espera por favor! Eleanor.

Harry estaba desconcertado, ¿cómo era posible que cada vez que ambos se ponían en el plan de tener relaciones, Eleanor era la que siempre se aparecía? Con pocas ganas Harry se levantó del suelo, buscó su ropa y se la puso. Su rostro aun seguía en blanco, ¿y cómo no? Luego de ponerse su ropa, fue a la cocina a buscar un vaso de agua. Lo tomó y se dirigió hacía su habitación. Buscó su celular y lo guardó. Echó un vistazo por la ventana, miró al cielo y se alejó de allí.

Salió a la sala y unos gritos se escuchaban por todo el pasillo. Era más que obvio que Eleanor le estaba gritando a Louis.

Harry se acercó al umbral de la puerta, y entonces comenzó a escuchar:

—¡¿PERO CÓMO ES ESTO POSIBLE?! ¿CÓMO PUDISTE HACERME ESTO? —Eleanor estaba mucho más que furiosa, eso podía notarse en su voz.

—Perdón Eleanor, por favor perdóname…

—¡PERDONARTE YO A TI! ¿Y DESPUÉS DE LO QUE ACABO DE VER? ¿¡ES EN SERIO!?

—Es que esto no es lo que parece —la voz de Louis estaba quebradiza, como si estuviese a punto de echarse a llorar.

—¿QUÉ NO ES LO QUE PARECE? ¿Y QUÉ DEMONIOS ESTABAN HACIÉNDO LOS DOS DESNUDOS EN EL SOFÁ? ¿¡ENSERIO CREES QUE SOY TAN ESTÚPIDA!?

Harry pudo haber respondido aquélla pregunta.

—Pero yo te amo. ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

—¿AMARME? ¿ES ENSERIO? ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE EN MI VIDA!

—No, te lo ruego —Louis se echó a llorar—, no me dejes. En verdad te amo.

Louis se acercó a Eleanor para abrazarla.

—¡SUÉLTAME! —Dijo a tiempo—, ¡YA TE DIJE QUE NO QUIERO VERTE! NI A TI NI AL MARICA QUE SE ENCUENTRA EN TU APARTAMENTO.

Harry sintió un golpe en el estómago cuando escuchó la palabra “marica”. Como detestaba esa palabra. Él sabía que no era un marica. Nunca lo había sido. Cerró los ojos y se resistió a salir y golpear a Eleanor por haberle llamado así.

—De verdad, no quiero perderte. Yo te amo. Entre Harry y yo, no hubo, no hay y no habrá nada. Él no importa en mi vida, solo tú. Él no es importante. Ni siquiera sé por qué lo hice. No me dejes.

Entonces sonó un pequeño impacto, como el de una mano golpeando un rostro.

—NO ME MIENTAS, DESGRACIADO.

Entre Harry y yo, no hubo, no hay… Aquéllas palabras le retumbaron en la cabeza a Harry, no creía lo que había escuchado. Él no importa en mi vida, solo tú. Sintió un golpe peor, pero ahora no fue en el estómago, sino en el corazón. Harry comenzó a llorar, pero no hizo ni un ruido, simplemente se desvaneció en el umbral de la puerta.

—No te estoy mintiendo…

—¡NO VUELVAS A HABLARME EN LO QUE RESTA DE TU VIDA! POR DIOS, ¿ENSERIO CREES QUE ME VOY A TRAGAR TODO ESE CUENTO? ¡SI SE NOTA QUE EL CHICO TE ENCANTA! HE VISTO CÓMO LO MIRAS, CÓMO LE SONRÍES, ¡NO ESTOY ASÍ DE IDIOTA SI CREES QUE NO ME HE DADO CUENTA! ME DAS ASCO, TÚ Y EL IMBÉCIL ESE, ¡ME DAN ASCO!

Cuando hubo terminado de decir todo eso, Eleanor se marchó de ahí. Completamente indignada.

Harry seguía tirado en el suelo, justo en el umbral de la puerta. Se sintió mucho más que una basura, se sintió mucho más que un idiota por haber creído que Louis de verdad lo quería. Las palabras, los besos, las caricias, ¡todo se había ido al Diablo!

Ilumíname - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora