Capítulo 11.

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Todo el asunto de Eleanor había quedado olvidado. O más o menos.

Esa misma mañana Harry se sentía bien, aunque no del todo. Si de verdad quería estar con Louis, no sería una cosa tan sencilla. Él aun tenia a Eleanor, y tenía amigos, ¿cómo afectaría esto a lo otro? Harry se sentía bien sabiendo que Louis le quería mucho, pero no soportaba verlo a él con la arpía de su novia. Era tiempo de que aprendiera a disimular por lo menos un poco.

Se alejó de la ventana y sin hacer ruido se fue de la habitación, tenía mucha hambre y tenía ganas de hacerse un sándwich. Se dirigió de inmediato a la cocina y con sumo cuidado de que nada hiciera ruido, sacó el pan, el jamón, la mayonesa y encendió el fuego para luego tostar el desayuno.

Cuando estuvo a punto de meterse el sándwich a la boca, algo lo tomó por sorpresa…

—¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!

El grito provenía de la habitación de Harry, en dónde se suponía que estaba durmiendo Louis. Harry no lo dudó dos veces y salió corriendo a ver que le sucedía a su novio amigo.

—¿Qué sucede? —Harry se escuchaba alterado.

—¡YA ES HALLOWEEN! ¡QUE EMOCIÓN! ¡QUÉ EMOCIÓN!

—¿Qué cosa?

—¡QUE HOY ES HALLOWEEN AL FIN!

—Eso ya lo sé. ¿Por eso gritaste? ¿Por qué por fin hoy ya es Halloween?

—¡Siiiiiiiii! ¿Acaso no es fantástico?

—Supongo, pero me asustaste, creí que te había sucedido algo malo.

—Bueno, ¿qué es Halloween sin ni un susto?

Harry puso una mirada seria y poco contenta. Louis se dio cuenta de inmediato y corriendo (prácticamente) se bajó de la cama y fue directo a abrazar a Harry.

—Ya, no te enojes bebé.

—Mejor me voy a terminar de comer mi sándwich. ¿Vale?

—Pero, ¿te molestaste conmigo?

—No. Por favor, deja que vaya a terminar mi desayuno.

—Está bien, pero antes…

Louis tomó con cariño el rostro de Harry y le besó en los labios. Hacía un buen rato que ni uno de los dos se besaban, más bien desde ayer, antes de que Eleanor apareciera, pero estaba exagerando mucho. Siempre se besaban al menos unas siete veces de a diario, y eso es quedarse muy cortos.

—Te quiero mucho, Styles —Louis lo miró con demasiada ternura, como si solo existiera él y nadie más que Harry.

—Yo también te quiero Louis —Harry le dio un beso en la mejilla—. Gracias por estar ahí para mí.

—¡Ya deja de agradecer!

—Bueno… Ya me voy a ir a terminar mi sándwich —salió corriendo de allí antes de que Louis se pusiera como loco y comenzara a insultar a Harry de las tantas veces que éste le había agradecido.

—Mejor —hubo una pausa—. ¿Harry?

—¿Ahora qué, Louis?

—¿Podrías hacerme un sándwich también?

—¿Acaso tengo alguna otra opción?

—Bueno, si de verdad quieres que tus “gracias por todo” funcionen, tienes que hacerme el desayuno.

Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Puntos suspensivos. Cualquier cosa, por verte feliz. 

—Vale, está bien, te haré el desayuno.

—¡Gracias! Te quiero mucho.

Puntos suspensivos.

—Yo también te quiero.

Eran las cuatro de la tarde. El cielo estaba nublado, y el aire corría libremente.

—Ven —Louis tomó a Harry de la mano.

—¿A dónde vamos?

—A un lugar dónde nunca antes has estado.

—¿Y ese lugar es?

—Mi habitación.

Harry tragó saliva, en los pocos días que llevaba viviendo con Louis, nunca había tenido curiosidad sobre el cuarto de su amigo. Es más, en ni un momento se le había pasado por la mente si Louis tenía una habitación, puesto que la mayoría de las veces se la pasaba con él.

Infinidades de pensamientos le pasaron por la mente. Ir a la habitación de Louis sería algo nuevo, y por como se lo había dicho: A un lugar dónde nunca has estado… Mi habitación. Con un tono sexy y misterioso, Harry se estaba preparando para muchas cosas, menos para echarle un vistazo al lugar en donde Louis debió haberse pasado horas durmiendo, viendo quizá TV o… Con Eleanor.

—Y, he aquí mi habitación —dijo al mismo tiempo en que abría la puerta.

Abrazó a Harry por la cintura y este sintió un cosquilleo agradable.

Lo primero que Harry notó al entrar a la habitación de Louis, es que era más que enorme, probablemente el doble de lo que era la suya. Tenía un pequeño escritorio en frente de su ventana, la cama estaba justa en medio de todo el cuarto, el televisor frente de este, el baño del lado derecho de la entrada, el clóset a un lado de la TV y un montón de videojuegos acomodados en una pila del lado de su cama.

—Wow. Tú sí que tienes una vida de rico.

—¡Claro que no!

—¡Claro que sí! Yo quisiera que mi habitación fuera igual que la tuya.

—No creo. Esta habitación es tan… mía. Y hay veces que parece que un tornado pasó por aquí. Además, tú debes de querer tu habitación más tuya.

Harry miró a Louis directo a los ojos.

—¿Y qué te parece si tenemos una habitación más… nuestra?

Ambos no pudieron evitar sonrojarse.

—¿Te gustaría eso? —Preguntó Louis algo nervioso.

—Me encantaría.

Ambos se acercaron y se besaron tiernamente.

—En verdad es una habitación muy bonita, Louis.

El chico Tomlinson se acercó a Harry, lo tomó de nuevo por la cintura y lo abrazó.

—¿Te gusta mucho?

—Bastante.

—Bien —Louis tragó saliva con dificultad—. Porque esta misma noche, quiero que compartas la cama conmigo.

Ilumíname - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora