Capítulo 15.

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—Harry me ha dejado —repetía Louis, metido en el cuarto de huéspedes. El antiguo cuarto de Harry.

—¿Por qué? ¿Por qué he sido tan imbécil? ¿Por qué las cosas han tenido que suceder así? Harry… —Louis hizo una pausa en lo que se metía a la cama que había compartido varias noches con el chico de los rulos—, no me hubieses dejado —Louis no paraba de llorar—. El idiota he sido yo, el estúpido siempre he sido yo. Te extraño. No…

Las horas pasaron. Louis abrazaba la almohada deseando abrazar por última vez a Harry.

Louis había metido la pata enserio. Decirle esas cosas a Eleanor sabiendo que Harry las escucharía. Eso sí que era un nuevo nivel de estupidez… Pero ya nada importaba, había sucedido, y ya no había nada más por hacer. Louis solo tenía las de hacerse miserable por el resto de su vida.

—¿Cómo pude ser tan estúpido? He perdido al amor de mi vida. Y todo por una chica que ya no amo… —Louis moqueaba un poco—. Maldita Eleanor, ¿por qué te apareces cada que deseo con todas mis fuerzas hacerle el amor a mi Harry? Te odio. Espero nunca verte en la vida.

Desgraciadamente, la chica no estaba para escuchar todo lo que Louis tenía que decirle. Lástima, hubiese sido bueno que Tomlinson se descargara de alguna manera u otra con la causante de todos sus problemas.


Quizá Louis estaba exagerando con echarle la culpa a Eleanor por todo. Igual y no estaba en lo cierto. Igual y la culpa, toda, era de él. Sí, así era. Todo había sucedido gracias a la maravillosa estupidez de él.

—Mi culpa. Todo esto ha sucedido por mi maldita culpa.

Los días pasaron. Louis estaba en una tremenda depresión. No salía de la habitación de huéspedes, salvo para sus necesidades. No contestaba el teléfono, que cada vez sonaba muy seguido. El mundo ya no le importaba. Por la mente le pasaban varias ideas para dejar de sufrir. Pero no, él bien sabía que eso era de débiles, y Louis no lo era. Estaba débil, pero el suicidio jamás sería una de sus respuestas.

Aun abrazaba la almohada que había sostenido la cabeza de Harry. Se estaba volviendo completamente loco, tanto así que le daba besos pensando que era Harry. De vez en cuando se acercaba a la ventana, pero nada más. No salía del departamento, no recibía visitas.

Su teléfono sonaba muy seguido, pero Louis lo ignoraba.

Las lamentaciones iban y venían. Ya había quedado claro que Louis había tenido la culpa de todo. Quizá y ya estaba aprendiendo a llevar la culpa en sus hombros, quizá algo correcto, debido a que todo había sucedido… Pues por él.

El teléfono sonaba. Incluso cada vez más continuamente. No tenía ganas de responder, pero hoy había amanecido con menos culpa, tal vez. Se acercó a su teléfono y notó que tenía por lo menos, unas 30 llamadas pérdidas del mismo chico: Liam Payne.

—Liam… —susurró Louis—, ¿qué quieres?


Escuchó el primer mensaje de voz:

“Louis, necesito que vengas conmigo, algo terrible ha pasado, por favor, responde.”

Escuchó el segundo mensaje de voz:

“No estoy jugando, es enserio que ocurre algo terrible, ¿por qué no respondes? Te necesito.”

Y así con el tercero, el cuarto, el séptimo, el décimo, el vigésimo… Hasta que llegó al mensaje número veintitrés:

“¡Mierda Tomlinson! Responde de una puta vez. ¡Es Harry! Está terrible. Lo traje al hospital. ¿Por qué carajoss no respondes?”

Ilumíname - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora