Capítulo 1. Lazos forzados.

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El príncipe Jacaerys desde su nacimiento había sido educado bajo los mas estrictos estandares que un príncipe pudiera pedir, despues de todo seria el heredero al trono de Hierro después de su madre Rhaenyra y la princesa actualmente de Dragonstone no deseaba que su hijo no tuviera la educación de un joven competidor a ocupar un cargo muy importante. Aquella educación fue la que marcó su infancia al tomar el papel del próximo heredero además de ser el hermano mayor tenía que poner el buen ejemplo en la familia.

Si bien su infancia no pudo decir que la disfruto como otros niños hubieran querido, ya que constantemente se veía involucrado en tener que estudiar historia, filosofía, la religión que se profesaba en Westeros además de aprender el idioma de sus predecesores: el alto valyrio. Sumado a eso, el príncipe debía de hacer que el vínculo con su dragón fuera creciendo junto con él y aunque se podría decir que quizás era una tarea dura, Jace como le apodaban supo controlar a Vermax desde muy chico, su menor fuerte era en el campo de batallas, el control de la espada no se le daba de manera innata y tuvo muchos tropiezos con su maestro de armas Ser Criston Cole, quien además abusaba de los jóvenes hijos de Rhaenyra al ponerlos a luchar contra su tío Aegon.

Aquella disputa familiar se vio más mermada por el incidente en que Lucerys el hermano menor de Jace le había sacado el ojo a Aemond que también era su tío, en un accidente de una pelea entre ambos, el odio hacia los hijos de la princesa se vio más reflejado por la reina Alicent y ella misma había traspasado ese odio a sus mismos hijos, haciendo que la relación entre la familia Targaryen se fuera dividiendo en bandos más marcados cuando se hizo la infortuna de esparcir el rumor de que los hijos de la princesa eran unos bastardos al no ser de rasgos Velaryon como lo era su padre Laenor. Aquellos chismes orillaron a que Rhaenyra se llevará a sus hijos a Dragonstone donde ellos podrían seguir sus estudios alejados de los malos rumores con los que la demás sociedad alta los empezaba a ver.

Para la edad en que Jace había cumplido los 15 años se había convertido en un joven tan audaz y de buen cuerpo, apuesto y noble que había madurado a su corta edad gracias al sentimiento de responsabilidad que siempre se le inculcó y como él quería saber más allá de lo que los maestres le pudieran enseñar, había logrado el permiso para viajar a todos los reinos en nombre de su madre para conocer cada pueblo, costumbre y tradición al lomo de su dragón Vermax. En uno de sus tantos viajes había dado al norte donde alli se encontraba la casa de los Stark los cuales gobernaban Invernalia quien lo acogió con los brazos abiertos al conocimiento que era el futuro rey de los Siete Reinos, para ese entonces quien gobernaba era Cregan Stark quien era un año mayor que el joven príncipe Velaryon y quizás gracias a eso su relación pudo crecer favorablemente, durante el tiempo que se quedó Jace en el norte, Cregan le mostró cómo ellos viven ahí, sus costumbres, le hablaba acerca del Muro y de los constantes problemas que a veces se tenían y Jace escuchaba con mucha atención, compartían juntos el desayuno y la comida, iba a cazar y pescar juntos, todos aquellos que los veían decían que era como dos hermanos unidos de diferente sangre.

Gracias a esa amistad, aunque el príncipe Jace debía de regresar a su hogar en Dragonstone, en temporadas se escapaba a lomos de Vermax para ir a visitar a su viejo amigo, en alguno de esos viajes, la química entre ambos se comenzó a diferenciar cuando los dos jóvenes habían cumplido un año mas de vida, Cregan había sido cautivado por los encantos del príncipe Velaryon, al igual que Jace había sido seducido por aquel musculoso joven que en un arrebato de sus instintos le había besado en una de sus cacerías al bosque gris. Jacaerys en lugar de responder con agresividad le había regresado aquel beso y fue ahí donde un amorío a espaldas de todos había surgido.

— ¿Realmente tienes que regresar? —. Cuestionaba el Stark a su adorado príncipe que yacía recostado sobre su abdomen mientras le acariciaba los cabellos azabaches, ambos jóvenes estaban recargados sobre una gran piedra escondidos en medio del bosque después de haber ido de cacería.

La sangre del dragón nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora