Algunos afirman que el amor es más fuerte que cualquier otra cosa.
Visenya II Targaryen no fue criada para pensar eso, su padre Daemon Targaryen la crío para batalla, para ser una guerrera.
Después de una trágica noche después del funeral de Laena...
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Visenya dormía tranquila y profundamente cuando la princesa Rhaenys fue a por ella a sus aposentos.
—Visenya—le hablo Rhaenys —tus hermanas están en problemas, no se donde se metió Daemon
Y con eso Visenya se levantó de su cama, tomó una bata de dormir y siguió a Lord Corlys y a la princesa Rhaenys.
—¿Qué significa esto?—grito enojado Lord Corlys.
—¡Baela!—la llamo Rhaenys.
—¡Rhaena!—esa fue Visenya
—¿Qué? ¿Qué pasó?—pregunto Rhaenys a las niñas, que tenían sangre.
—abuela—chilló Baela.
—por los dioses Rhaena que sucedió, se supone que deberían estar en la cama—espeto Visenya. Miro enfrente y ahí estaban sus otros primos Jacaerys y Lucerys igual con sangre en la ropa y en el rostro.
—Princesa Rhaenys, observe a Rhaena iré con Jacaerys y Lucerys—ella asintió y Visenya fue hasta los niños —¿que sucedió?—el pequeño Lucerys señaló hacia enfrente donde un maestre veía a Aemond.
—por los dioses ¡Aemond!—grito Visenya, miro a Lord Corlys para que viera a los hijos de Rhaenyra, ya que tanto ella como Daemon no estaban. Visenya estaba entrando en pánico, había sangre en casi todo el rostro de Aemond, y no había ninguna explicación de nadie.
Había una gran línea roja ya cocida donde se suponía que deberia estar su ojo izquierdo. Eso dejaría una gran cicatriz.
—mi reina—saludó Visenya, Allicent se movío para que la princesa pudiera ver a Aemond.
—Aemond
—Visenya—se acunclillo para estar a la altura de donde estaba el maestre.
—va a sanar ¿no es así?
—la piel va a sanar, pero ha perdido el ojo, princesa—Visenya tomo de la mano a Aemond.
—lo siento tanto...—lágrimas corrían por los ojos de Visenya, aún sin saber lo que había pasado.
Aemond sabía que después de que se mencionara porque de la pelea, Visenya ya no lo trataría de igual forma.
—estoy mejor ya que estas aquí, mi princesa—los ojos de Visenya brillaban por las lagrimas, esos hermosos orbes violetas eran preciosos a los ojos de Aemond, puede que todos tuvieran el mismo color de ojos, los verdaderos Targaryen, pero los de Visenya eran perfectos para Aemond.
Allicent miraba tal escena con ternura, jamás había visto que nadie tratara así a su pequeño hijito, nadie que fuera de los negros, pero ahí estaba Visenya, reconfortando a Aemond con dulces palabras, y tomando su mano.
De repente las puertas se abrieron dejando ver a Rhaenyra y a Daemon, ambos con las ropas medio sueltas y los cabellos platinados alborotados.
Visenya miro a su padre reír divertido ante el escenario que había, ella no se paro de su lugar, seguía sosteniendo la mano de Aemond.
