Se autoproclamaba un alma sin posibilidad de redención, un idiota con trastornos antisociales, que lo han vuelto incapaz de reconocer sentimientos propios y ajenos. Sin embargo y debido a su forma de crianza, se conocía los versículos de la Biblia del derecho y el revés, le significaron un recuerdo muy vívido de su antigua vida, y que a través de esos valores lograba juzgar bajo su propia mano a las personas, según el siguiente criterio:
1.- El valor de una persona depende del cómo trate a los demás: ¿acaso busca una manera de ejercer autoridad?, ¿es egoísta en sus motivos?, ¿se aprovecha de su posición social?
Estas personas eran, simplemente, una pérdida de su tiempo. Merecían la peor de las torturas, ninguna oportunidad, ni misericordia.
2.- Dependencia: ¿qué tanta validación necesita?, ¿cuánto influyen tus opiniones en sus decisiones?, ¿evita el conflicto?
Dan lástima, generan rechazo, la falta de voluntad propia en una persona no la hace merecedora de ningún mérito.
3.- Valor como persona: ¿cómo se percibe a sí mismo?, ¿exige lo que por derecho merece, o por otro lado, es conformista?
No sabía qué pensar de este último criterio, no es gente con la que disfrutase de tener grandes charlas intelectuales, o debates interesantes. Pero sí que son las más secillas de atraer y manipular para un bien propio. No le gustaba admitir que necesitaba del felino con ese único motivo, y ahí estaba.
Analizó por mucho tiempo al compañero perfecto que se había elegido para sí. Y aún tuvo que disminuir aún más sus expectativas, resultaba que no había nada más detrás de la inmensa depresión de su buen amigo, ver cómo se comportaba en una vida doméstica le generó bastantes más dudas acerca de sus propias deciciones.
"En realidad no era tan impresionante, es incluso patético".
Fue lo que llegó a su mente cuando vio el desastre dentro de la sala de estar que había prestado a su compañero, ¿No podía dejar sin supervisión a un adulto incluso mayor que él? ¿Con qué clase de imbécil se había entrometido? Su sonrisa se sentía cada vez más y más forzada, al borde de quebrase y amenazando con mostrar disgusto.
No lograba comprender cómo, porqué y en qué momento una persona era capaz de actuar de manera tan "emocional e inmadura". No es como si valiera la pena realmente lamentarse ahora que está en el infierno, ¡No hay remedio! Que no gaste tanta energía en sentirse mal, que deje de hacerlo, así de sencillo. No había manera para él de comprender un estado mental con el que no estaba familiarizado en lo absoluto.Mantenía una sonrisa carente de sentimiento mientras que, miraba detenidamente cómo su colega se las arreglaba para llevar a cabo un trabajo que él mismo le había pedido que hiciera.
Sus ojos tenían un seguimiento contante del leguaje corporal ajeno, las reacciones de la persona con la que hablaba, cómo se desempeñaba todo.El plan era sencillo: ganarse la confianza, comprar y mantener agradables relaciones públicas con los establecimientos cercanos a la nueva casa que se habían tomado, poder integrar al sector la imágen de Alastor sin que este sea considerado una potencial amenaza a sus negocios.
Y pareciera que Husk se manejase a la perfección con negociaciones fuertes como lo son en los casinos, sitios conocidos por tener a personas de temperamento fuerte, difícil de convencer, territoriales con lo que es suyo.De hecho, el demonio de la radio sonrió fascinado luego de unos minutos como espectador, halagado incluso, pues la imagen de seguridad y relajación que manifestaba Husk lo hacían ver como una persona totalmente distinta al público, dotes de actuación no le faltaban y el encanto singular del hombre acabaron por maravillarle, sus manos se pasearon por su rostro con tal de retirar el rubor que se le había formado a causa de su compañero, el trabajo había sido impecable. No podría estar más encantado de haber estado presente.
— Husker, a raíz de ésta exitosa salida. Permíteme invitarte a un trago.
Sabía bien que la respuesta sería afirmativa, después de todo conocía la deprimente superficialidad del felino. Escogió entonces un lugar apartado dentro del establecimiento, un sitio donde pudiesen estar ellos dos tranquilos.
Presumió quizás un poco de más cuando ofreció dos copas servidas de Jack Daniel's, buscaba sorprender y hacer sentir cómodo al mayor, se sentó frente a él.— ¿Crees que lo hice bien? Pienso que lo pude haber hecho mejor.
— ¡HahahaHA!, ¿bromeas? Escúchame bien, no llevo mucho tiempo de experiencia trabajando en conjunto con socios, pero te aseguro que jamás había conocido a un hombre tan elocuente. Quiero saber, la cara que usualmente muestras al mundo, ¿es la verdadera?, ¿o al final de ese mundo tuyo sólo está esa cáscara vacía y sin propósito?
Apoyó su mentón sobre ambas de sus manos mientras hacía las preguntas, sin quitar sus ojos de encima, mucho menos su sonrisa, atento a cada movimiento u expresión, quizás con una hiperfijación.
El exmilitar algo cansado, tardó bastante en procesar lo que salía de la boca del ciervo, buscaba una respuesta clara pero un bloqueo enorme le había invadido, prefirió entonces, improvisar sin ningún filtro sus palabras.
— Supongo que es la edad, Al. Allí afuera actué así porque en éste casino me siento más jóven, cuando, ya sabes, estaba realmente vivo.
Estando en casa, sólo, recuerdo que no tengo nada por lo que vivir, y vuelvo a ser esa "cáscara vacía y sin propósito".Mantenía una expresión de nostalgia en su rostro, dió un sorbo al vaso que tenía en frente, cansado de dicha conversación, conocía el temperamento sanguíneo de su compañero, pero no podía evitar sentirse mal, el tono de voz del más rojo sólo le hacía pensar que se trataba todo de un chiste para él.
Alastor se había percatado del bajón de orejas de su compañero, cosa que prefirió ignorar. Estaba conmovido con lo que Husk le había expuesto, poder verle tan vulnerable... Era fascinante.
— ¡Un brindis! Por esos viejos años de gloria, para que regresen como nunca...Así me podrás mostrar más de ese encantador hombre que sigue ahí dentro, en alguna parte.
Lo último salió con tanta sinceridad que el felino no pudo evitar sonreír avergonzado ante dichas palabras, su pelaje completo se había erizado. Tenía frente a él a alguien que podía considerar realmente un amigo, que ahí estaba para él, levantando su vaso en su honor, joder.
Levantó su vaso con entusiasmo a brindar con Alastor. Por esos años de gloria, y que hubieran muchos más.Las expectativas de Alastor, pasaron de estar por los suelos a traerle un vago pero constante sentimiento de esperanza. Algo que pocas veces tuvo la suerte de experimentar.
Un alivio al decidir confiar en su intuición para escoger a un compañero competente.
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It's always you - Radiohusk
Fanfiction"Cuando el famoso Locutor de New Orleans, mejor conocido como el Demonio de la Radio, había decidido entrometerse en la vida de cierto presunto originario de Nevada Estados Unidos, no contaba con lo difícil que sería domesticar, un gato tan viejo co...