No le sorprendía haber terminado en dicho lugar luego de haber perdido la vida, durante el largo trayecto en su existencia había cometido grandes errores de los cuales muy pocos se arrepentía. Su historial militar le hizo asesinar sin pudor a mucha gente en guerra, y ser condecorado por ello.
El afecto que alguna vez sintió se deshicieron luego de ese golpe de realidad que tuvo cuando sintió su cuerpo chocar contra el suelo de los suburbios de una ciudad sobrepoblada. Supo entonces que aún pese a todo lo que había logrado, su difunta mujer, sus colegas y su familia, todo fue en vano, un vacío profundo cubrió su pecho, ahora sí que lo había perdido todo, inclusive una oportunidad de redención, formó un interior en constante putrefacción, una tristeza crónica que le trajo no más que una sensación de cáscara vacía, disociación al no verle ningún propósito a su tormento eterno.
Sin embargo no había tocado fondo aún, sus años de experiencia en la tierra le permitieron ubicarse rápidamente en el infierno gracias a unas pocas indicaciones que logró por parte de residentes. Pese a no haber encontrado un lugar seguro y permanente donde alojarse, logró refugiarse al interior de un pequeño casino, débil en jerarquía pero lo suficientemente escondido de las autoridades que le proporcionaba de una vaga sensación de seguridad, una familiaridad al haberse criado gran parte de su infancia en la brillante nocturna ciudad de Las Vegas. No podía pedir más, no debía.
Al cálido interior de las paredes del casino, tuvo la oportunidad de observar a mayor detalle su reflejo en un sucio espejo. Resignado a la apariencia que había sido elegida para su persona. Nunca había sido una persona de gatos, ¿entonces por qué se le convirtió en uno? Era lógico, el propósito del tormento es hacer de tu eternidad en una existencia intolerable. Había conservado sus profundos ojos por otro lado, que era lo único que lograba evidenciar que en efecto se trataba de él y no de otra persona. Se hizo de una pequeña corbata de moño para adornar su cuello, quizá eso le haría tener una apariencia más deseable.
Todo parecía mejorar para él, mujeres y hombres que hacía de su presencia en ese bar eran gente relativamente tranquila y despreocupada, el ambiente lograba proporcionar esa protección que rara vez se sentía al estar expuesto al viento de las calles del exterior. Claro que había gente más desquiciada que otra, buscando conflicto con cada palabra que salía de sus bocas.
Esto se evidenció cuando un demonio superior a él en jerarquía se decidió por amenazar a su integridad. Gran cantidad de espectadores se habían reunido al rededor de ambos centros de la atención común, viéndose acorralado ante la imponente presencia del otro demonio, que parecía disfrutar de provocar a su persona, alguien claramente más débil en poder y sin alguna escapatoria posible. La pelea se dio, y pese a la diferencia en fuerza, se negaba ante la idea de dejarse ganar, caer en batalla no haría más que arruinar el poco orgullo que tenía. Una pequeña hemorragia nasal se formó cuando un golpe aturdió su rostro, obstruyendo su correcta respiración, logrando en él un mareo indescriptible, disociando su conciencia.
Durante la ansiosa búsqueda de algo con lo cual defenderse, dio su mano en dirección a un arma blanca de preciosa decoración e incrustaciones de un material casi hipnotizante, que se encontraba suspendida sobre un marco en una de las paredes del lugar. Bastó de un corte sobre la piel del demonio para hacerle sufrir de un dolor alrededor de este, no se detuvo allí, pues sabía que era imposible asesinar un alma que evidentemente ya había perdido la vida antes. Incrustó la hoja de dicha arma profundamente en el pecho de su contrincante una y otra vez, manchando sus patas en fluidos de un color negro profundo, que se penetraba y ensuciaba las zonas más blancas de su pelaje.
Un efecto de pérdida de cordura tal que, cuando entró en sí, no hizo más que observar confundido las miradas aterrorizadas de los espectadores alrededor, alrededor del cuerpo carente de conciencia debajo de él. ¿Qué había sucedido, por qué no se despertaba aturdido y se iba resignado al perder una pelea contra alguien mucho menor en fuerza? Por qué su rostro se derretía de manera tan gráfica.
Le trajo recuerdos de su anterior vida, la adrenalina de una guerra por sobrevivir que no había sentido en tanto tiempo, y que bajo el contexto en el que se encontraba cubrió su cuerpo en miedo y terror. Soltó el arma ante la realización de lo que había hecho, sus manos se habían hecho con un arma angelical de la cual sólo había oído rumores, ejerciendo un proceso de juicio con sus propios medios. Se vio reflejado en la sangre del cuerpo bajo sí, y exaltado se levantó a huir del lugar, lo más lejos que sus piernas lograban llegar, lo más profundo que podía llegar en los suburbios de una ciudad muerta, buscando un refugio que lo protegiera de si mismo, de los demás y de todos.
Un gato desdichado, sentado al lado de un basurero, escondiéndose del peligro y respirando agitadamente ante la carrera por su vida, ante una ansiedad y pánico que comenzaba a formarse en su pecho y que le dificultaba mantener su cabeza fría frente a la adversidad. Un pitido fuerte se dio en sus oídos, propio de explosiones cercanas en la guerra, los sonidos de la calle, autos, viento y personas hablando se hacían de resonar con intensidad en su cabeza y aturdían su mente.
Un episodio de estrés que no había experimentado en tanto tiempo que de pronto se sintió nuevo.
Pronto y con el paso de las horas abrazado de sus piernas, un silencio se presentó en su conciencia, la marea había bajado y con ella su sensación de peligro. Suspiró deprimido, de ojos cerrados con la intención de descansar luego de tanto miedo. Pareciera que nadie vendría a perturbarle, ahora que tocó fondo.
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It's always you - Radiohusk
Fanfic"Cuando el famoso Locutor de New Orleans, mejor conocido como el Demonio de la Radio, había decidido entrometerse en la vida de cierto presunto originario de Nevada Estados Unidos, no contaba con lo difícil que sería domesticar, un gato tan viejo co...