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Una vez me lo dijiste, pero con tanto bullicio en mi interior, no te escuché.
Pude haberlo entendido antes, pero ahora ya es tarde.
Pasó ante mis ojos, que no lograron verlo.
No pude leerte entre líneas como tú lo hacías;
siempre me comprendías.
Tenías una paciencia envidiable,
pero ni eso podía devolverte.
Algo que tú no dudabas en entregar.

El primer día viniste con tanta intensidad que supe desde el principio que te iba a lastimar, por eso decidí marcharme.
Te decía que yo llevaba el dolor, pero en realidad era yo quien te haría sufrir.
Solo quería salvarte (de mí).
Te iba a llevar a lo más profundo, pero no regresaría por ti… me quedaría, y tú insistirías en que debía salir,
pero yo me quedo (aquí), algo que no puedo evitar.

Siempre voy al vacío donde hay oscuridad y nadie me sigue, pero tú sí,
ibas a iluminar mi camino, aunque nos apagaríamos, porque no sé dejar pasar la luz.
Estoy enferma y muy mal; todo me lleva a arruinar este cuerpo,
desgarrar esta piel, y no puedes hacer nada para curarme (de algo que ya no tiene solución).Un caso perdido que no quiere salir de donde está,
demasiada conformidad de la que me cuesta despegar,
de aquello que me hace daño, pero tampoco hago nada para detenerlo.
Allí me quedo, allí es donde pertenezco.
Ni siquiera estoy cayendo; sola voy a lo profundo.

Esta es mi alma desnuda, te la estoy mostrando,
y entiendo que huyas; yo también huyo de mí misma.

— Profundidad

MUJER PÁJARODonde viven las historias. Descúbrelo ahora