Kanon se despidió de Pharaoh con un ademán y salió risueño del GGW. Tan distraído estaba que casi choca con una joven mujer de vestido negro y cabellos ídem. -Fíjate por dónde vas- le reclamó con molestia la chica -Lo siento, Morticia- se disculpó el gemelo sin prestar mayor interés.
Naturalmente Milo fue puesto al corriente de todo lo que había ocurrido en la oficina de Cejitas y se sintió feliz por su amigo. El gemelo estuvo toda la tarde con la mente en otro lado y cometió errores por su repentina torpeza y falta de concentración. -Disculpe usted, es que mi compañero está muy enamorado- Milo tuvo que decir cuando Kanon entregó la orden equivocada a una pareja de clientes que solo se rieron ante la explicación.
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Wyvern fue más reservado sobre lo que había ocurrido entre el peliazul y él dentro de su oficina. Pero Minos y Aiakos no eran tontos, a estas alturas sabían interpretar entre líneas las palabras de su amigo y colega. -Esta vez no lo arruines, amigo. Ya lo tienes rendido a tus pies, deberían formalizar de una maldita vez- sugirió Minos; Aiakos asintió con la cabeza, apoyando la moción.
La charla era amena cuando el intercomunicador del rubio sonó y se escuchó del otro lado la voz de Pharaoh -Wyvern, la señorita Pandora ha llegado, ¿la hago pasar?- le hizo saber, y las miradas de los tres abogados chocaron como buscando una excusa y esperando que alguno respondiese. -Hazla pasar- finalmente contestó Aiakos al ver que nadie lo hacía tras el shock.
La hermosa dama subió a las oficinas e inmediatamente abrazó a cada uno de los abogados, dejando al final al rubio, a quien rodeó por el cuello con los brazos -¡Cuánto tiempo! Si yo no vengo a verlos, ustedes son incapaces de visitarme o siquiera llamarme. Qué crueles son- reprochó divertida mientras Aiakos y Minos trataban de comunicarse a señas con el inglés sin que la mujer los viese.
Pandora estudiaba música en el conservatorio de Londres, afiliado a la prestigiosa universidad donde los ahora tres abogados estudiaban Leyes. En un evento académico de la facultad de Leyes fue requerida la orquesta de la universidad y el encuentro fue inevitable: Los tres amigos fueron presentados con Pandora y ella quedó inmediatamente prendada de Rhadamanthys. Tuvieron un insulso affair que duró cerca de un semestre y cuyo máximo avance fueron besos esporádicos entre ambos; el rubio alegó que la respetaba demasiado para acostarse con ella, y poco después se desentendió de aquel asunto con la excusa de estar en trámites de titulación. Cuando se marcharon de Londres, intencionalmente evitaron la despedida.
Ahora estaba allí, visitándolos en un día que iba muy bien para el rubio. Apenas hacía unos minutos había estado arrodillado entre las piernas de Kanon, y ahora estaba tratando de eludir a su ex loquesea y pidiendo ayuda con la mirada a sus colegas.
Toda la tarde la trataron de mantener alejada de Wyvern, y a la hora de la salida, el rubio bajó a prisa las escaleras mientras se ponía su elegante gabardina negra. No quería llamar la atención de la visitante, así que planeaba apagar su teléfono una vez que el griego se subiera a su auto.
Atravesó la calle que había entre el GGW y la cafetería -Vaya clima de mierda, espero que Kanon se apresure porque está comenzando a llover- maldijo entre dientes mientras avanzaba hacia su auto y encendía la calefacción. Nada le impediría llevar al gemelo al lujoso hotel donde pasarían la noche juntos como tanto habían añorado.
Revisaba su teléfono cuando la puerta del copiloto se escuchó. Se sorprendió enormemente cuando se percató de que no se trataba del gemelo, sino de Pandora -¿Qué sucede, Rhadamanthys? Vine a verte especialmente a ti, ¿podemos hablar de nosotros?- inmediatamente hubo un reclamo por parte de la joven, que lo miraba con seriedad. El rubio entró en pánico al mirar el reloj del auto: era la hora de la salida del barista.
Básicamente veía parlotear a Pandora sin prestarle atención a las palabras que salían de sus labios color violeta. No supo en qué momento lo atrajo jalándolo de la corbata hacia ella, y lo besó. Todo ocurrió como entre sueños hasta que miró hacia atrás de la cabeza de la joven, y lo que vio allí le heló la sangre: Kanon estaba de pie, cargando los ramos de flores y el oso de felpa, y con horror observaba la escena.
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Nolens volens
Storie d'amoreTres jóvenes abogados abrirán su despacho en la zona gay de su nueva ciudad. Rhadamanthys, quien está férreamente convencido de su heterosexualidad, por accidente conoce al chico de la cafetería de enfrente, Kanon. ¿Qué podría salir mal? Todas las i...