Capítulo 16. Necesito respuestas

134 17 5
                                    

Tras el desasosiego experimentado, Rhadamanthys tomó una ducha y recogió su teléfono de la mesa de noche. Notó que estaba apagado -Oh, carajo, se le acabó la pila a este aparato. Pero si... - y repentinamente vino a su mente la razón de que se agotara la batería: había grabado un vídeo esa madrugada, y nadie había detenido la grabación.

Lo puso a cargar y mandó algunos mensajes a Kanon, sin embargo no había confirmación de envío e igualmente descubrió que su llamada era transferida al buzón. Temió haber sido bloqueado, pero, ¿entonces por qué el gemelo había iniciado la candente sesión al meterse a la regadera a seducirlo? No tenía lógica, aunque eso era una constante en todo lo relacionado al enigmático griego.

Se sentó a verificar si había algún mensaje sin leer del peliazul, pero no era así. Luego abrió la galería de fotos y vídeos en su teléfono y notó que el último vídeo duraba casi dos horas. Al reproducirlo, se sintió maravillado por la sensual danza que ejecutaban Kanon y él en su cama, los obscenos gritos de ambos, el hermoso rostro del gemelo evidenciando el gozo experimentado, el sonoro e inconfundible orgasmo que le provocó a aquel cuerpo esculpido por los dioses mismos. Apenas podía esconder la erección que le había causado ver aquel vídeo cuando llegó a la parte donde cayeron agotados y donde había abrazado al peliazul.

Sin embargo hubo algo que él no recordaba y que al revisar la grabación pudo ver: -Te amo- en un suspiro le confesó el griego. Dejó el teléfono en la cama y se dirigió a la ventana del comedor, para mirar la playa desde allí. Unas horas antes el gemelo había estado sentado desnudo en aquel lugar, el mismo hombre que le había declarado su amor. Ahora ya nada tenía sentido: su confesión, sus besos, sus caricias, sus piernas abiertas, y después una inexplicable huida.

Le dolió la cabeza y desayunó fruta picada con jugo. Decidió que no pensaría más en el peliazul, al día siguiente lo vería y seguramente habría una explicación. Tal vez solo le había asustado la posibilidad del compromiso; o quizás estaba aún enojado por lo de Pandora. Ya después lo investigaría.

**

Al día siguiente llegó un poco más temprano de lo usual y se sentó a esperar pacientemente desde su escritorio para ver pasar a Kanon rumbo a la cafetería. Pero aquello no ocurrió: el griego no llegó a trabajar.

Con el estómago revuelto, le pidió a Minos que llamara desde su teléfono al gemelo, y realmente todo se volvió confuso cuando no tuvo éxito ya que no entraba la llamada y no había forma de que bloquease un número desconocido. Cabizbajo regresó a su departamento y tuvo que conformarse con ver otras seis veces el momento en que aquel "te amo" había salido de los labios carnosos del griego.

**

Había pasado otro día y aguardó por Kanon en su auto. De nuevo no había llegado. Esto era cada vez más desesperante, y la situación se enrareció aún más cuando un chico de cabello castaño y corto había aparecido con los vasos de café y el té de Wyvern. -Señor, su pedido- se anunció el desconocido -¿Quién eres tú? ¿Y Kanon?- rápidamente cuestionó al confundido adolescente. -Lo lamento, señor, mi nombre es Aiolia y es mi primer día de trabajo. En la cafetería solo trabajamos Milo y yo- se disculpó el castaño, tras recibir su propina.

El inglés estaba sumamente contrariado al enterarse de que Kanon ya no trabajaba más en la cafetería. Marcó nuevamente al teléfono del griego y no tuvo suerte en aquello, por lo que hubo de saciar su necesidad viendo incontable número de veces el vídeo, más en específico la parte de la declaración de amor.

**

Para el viernes ya no le fue posible soportar más y se dirigió al departamento de Kanon, pero no sabía el número exacto -solo había estado allí en dos ocasiones, aunque no había puesto atención a otra cosa que a los labios del griego- por lo que tuvo que preguntar a una mujer que venía saliendo del ascensor empujando un cochecito de bebé. -Ah, sí, los muchachos gemelos. Se mudaron hace unos días. Eran raros- le respondió sin prestarle mayor importancia, y el abogado notó una de las puertas en el pasillo con un letrero de "En renta". Era demasiado.

**

El sábado fue al bar donde vio tocar al gemelo con su grupo, pero los dueños del lugar le dijeron que los chicos no habían tocado desde hacía más de un mes en aquel recinto. Rhadamanthys pidió unos tragos y volvió, abatido, a su departamento. Ya ni siquiera tenía sentido volver a reproducir el vídeo: aquellas palabras solo lo herían más y lo confundían otro tanto. ¿Qué sentido tenía el haberle confesado su amor para salir huyendo sin dejar rastro alguno? No obstante, terminó escuchando la voz de Kanon una y otra vez hasta caer dormido.

**

Finalmente se armó de valor para encarar a Milo. Y no es que no lo hubiese pensado antes, sino que la última vez que le pidió interceder por él, el también griego no había sido muy cooperativo y le había lanzado un ultimátum. Ya había transcurrido más de una semana de que Sea Dragon salió huyendo de su vida, y necesitaba encontrarlo o, por lo menos, una explicación.

Cuando apareció en el local de la cafetería, Milo estaba haciendo un corte de caja al novato Aiolia, que temeroso estaba de haber entregado de forma errónea el cambio a un hombre  malhumorado. En cuanto el de la melena azul lo vio, giró los ojos y emitió un bufido: era evidente que sabía porqué estaba allí el abogado. Una vez desocupado, salió del mostrador y le hizo un ademán al rubio para ir a la banca donde el gemelo y él se habían conocido.

-Entonces vienes a fastidiar porque quieres saber qué ocurrió con Kanon, ¿no es así?- soltó a quemarropa Milo, recibiendo un movimiento de cabeza apenas perceptible como respuesta. -El día siguiente de la tormenta, cuando llegué a abrir la cafetería, Kanon estaba sentado llorando justo aquí donde tú y yo estamos, así que entramos y me contó todo. Desde el beso que tú y Morticia se dieron hasta, bueno, ya sabes, no entraré en detalles. Ese día vino a renunciar y a avisarme que se iría, pero su celular se estropeó con el agua cuando lo encontraste en la playa y quedó de avisarme cuando tuviera nuevo número telefónico. Desconozco su nueva dirección y no ha acudido a ningún ensayo de la banda. Esta vez lo perdiste, señor heterosexual- hizo una pausa para analizar la reacción en el rostro de Rhadamanthys, quien estaba bastante afectado y tenía la mirada fija en las hormigas que merodeaban un caramelo en el suelo.

-Yo sé que a veces Kanon es desesperante y prefiere salir corriendo antes que pelear; nadie le enseñó a dialogar porque nadie dialogaba con él, sino con Saga. Él te ama, pero sabía que no iban a ser felices juntos porque tú sigues negando lo que eres, él está muy herido. Se entregó a ti porque te lo prometió, y con eso se despidió de ti- elaboró su explicación al ver la mirada vidriosa del abogado, pero inmediatamente se sintió mal -Si vas a gritar al mundo lo que eres realmente, y vas a presumir a mi amigo como si fuera tu tesoro más preciado en vez de esconderte para besarlo, entonces podrías ir a la zona hotelera. Saga trabaja en alguno de esos hoteles cinco estrellas, según supe, Kanon está viviendo con él y con Aiolos. Suerte, viejo.

Wyvern vio al griego alejarse, y cruzó la calle con la intención de entrar al GGW. Sin embargo, supo lo que tenía qué hacer y en vez de entrar, se subió a su auto. En el camino se excusó con Minos y con Aiakos, e inmediatamente le ordenó al asistente virtual de su teléfono -Lista de hoteles de cinco estrellas en la playa-.

Nolens volensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora