Perfil Bajo

57 4 0
                                    

El llamado me despertó. ¿Qué había pasado?. Estaba frente a una barrera de seguridad mientras recuperaba la conciencia. El equipo de rescate no tardó en auxiliarme y sacarme del auto. Era extraño, no recordaba absolutamente nada. Durante el camino al centro de salud vi la repetición del accidente. Wow. Desapareció el frente del auto y la parte trasera quedó destrozada. ¿Qué rayos ocurrieron?

Llegados al centro de salud me revisaron, no tenía nada realmente pero detectaron un problema en mi pierna derecha, para mí suerte Por lo que, considerando la velocidad del accidente, no podría volver al auto en un tiempo, lo que significaba que estoy fuera de la temporada. Y sin poder conducir el auto de nuevo solo quedaba una pregunta. ¿Qué hago?

Curiosamente, tenía la respuesta pero no estaba seguro de que quería aceptarla, pero no tenía opción. Dedicaré todo mi tiempo a mis estudios. Pero, por dedicarme a la competición en esta categoría, solía tomar clases a distancia, era complicado con solo quince años.

De hecho, no conocía mi escuela en persona y mi lesión era una buena excusa para saludarla por primera vez. Aún así, necesitaba conseguir algunos materiales básicos en materia de educación, no tenía esa necesidad desde que acabé la secundaria. ¿Había perdido la práctica? Tal vez, pero tenía que hacerlo, después de todo, mis padres no aprobarán que haga de vago durante mis meses de recuperación.

***

—¿Cómo dices que te llamas?

—Wyatt —respondí muy seco.

—Si, te escuché, me refiero a tu nombre completo.

—¿Es necesario? —pregunté incómodo.

—No tienes opción.

Mi nombre completo no es mi cosa favorita de decir con alguien que no conozco. Y no es por inseguridad, pero no me gustan mis apellidos.

—¡Bien!. Mi nombre es Wyatt Henderson Apocatl.

—Henderson con H. ¿Cierto?

—Es correcto.

—Perfecto. Pasa por tu credencial en unos días, Wyatt.

—Gracias señorita.

Primera prueba superada. Ahora. Seguía conociendo a mi grupo, ellos llevaban ahí al menos dos meses de socializar. Iba a ser duro adaptarme, y para eso, solicité a mi manager que no diera informes de mi vida deportiva a la institución, sería muy incómodo tener esa fama en mi propia escuela y además quería tener un perfil bajo.

Y empezó la pesadilla. Entré al salón de clases. Note algunas miradas sobre mí, pero realmente no me importaba, estaba acostumbrado a que todo el tiempo estuviera bajo la presión de la prensa. Me senté en una banca pegada a la pared esperando no llamar mucho la atención.

Así entonces pasaron las clases y me tuve que presentar con los profesores, por suerte ninguno sabía de mi profesión, así que no tendría problemas en lo que restaba del día.

Conduje hasta mi departamento y recibí la llamada de mi madre.

—¿Cómo fue el primer día amor?

—Hola mamá. En realidad fue tranquilo, por ahora parece que nadie sabe de mi profesión. Así que espero pasarla bien hasta volver a la pista.

—¿Por qué no quieres que tus compañeros sepan de tu éxito?

—No necesito que lo sepan. Además recibiría demasiada atención y sabes que no es mi estilo.

—¡Bueno! —dijo riendo.

—Gracias mamá.

—Pero que sepas que algún día iré a la escuela. Y quiero saber de todo lo que ocurra. ¿Ya hiciste amigos?. ¿Conociste a alguna chica linda? ¿Cómo se llama?

—¡Máma! —grité fastidiado.

—Bueno bueno, ya paro. Te quiero amor, hasta luego.

—Adiós mamá —resenti.

En realidad no tenía planes de hacer amigos. No los necesitaba. Tengo algunos que siguen en contacto conmigo de la secundaria. Debería empezar a hacer mi tarea, porque de otra manera hoy no acabo.

Pero llegado a la clase note a dos chicas muy curiosas, ya que estaban ... durmiendo una encima de la otra. Y a su lado había un chico que parecía esperarlas, era divertido de ver, así que me acerqué para pedirles un asiento junto a ellos.

Cuando me di cuenta, pasé horas con los tres, y no es que me molestará pero normalmente paso minutos con alguien nuevo porque suelo ir apresurado la mayor parte del tiempo.

Decidieron salir un rato a conocer un poco de los alrededores de la preparatoria y personalmente contuve mi personalidad habitual de ser serio y amable con todo el mundo ya que no tenía ese necedad de hacerlo, simplemente era un momento de aquellos que no sueles encontrar muy a menudo.

—Eres de por aquí supongo —preguntó Jamie, quién a decir verdad era un poco pequeña.

—En realidad no, es decir, soy de aquí pero no he pasado mucho tiempo en el país últimamente —claro que no iba a decir que pasó al menos 5 días en un país cada semana— aunque pasó muchas horas estudiando aquí.

—¿Viajas demasiado? —pregunto extrañada.

—Más de lo que creerías —respondí para cortar el tema.

Dejó de preguntar y me tranquilizó. Sin embargo y para mí suerte, al pasar por un kiosco, un grupo de chicos me pidió una foto. Juro que se me heló la sangre pero estoy obligado moralmente a corresponderles en su petición así que acepté.

Cuando me volví a incorporar con Jamie y los demás pude notar el sentimiento de extrañeza en sus caras, y no los culpo, fue repentino. Así que llegó lo inevitable: ¡Las preguntas!

—Creo que sabes lo que te voy a preguntar-dijo Jamie extrañada.

—Ja. Lo sé —tomé un poco de aire— Tiene que ver con mi trabajo el que se me acerquen así.

—¿En qué rayos trabajas? —dijo Sofía que no había hablado hasta ese momento. Me sorprendió la curiosidad dibujada en su cara.

—Antes de decirles. Deben prometer que no expandirán la noticia —advertí abruptamente.

—¿Tan grave es? —bromeó Nick.

—Pues... —contuve un silencio suspensivo— soy piloto a tiempo completo de Fórmula Uno.

—¿Y tengo que creerte así nada más? —dijo Jamie incrédula— ¡demuestra que lo eres!.

Así entonces les enseñe mis redes sociales y algunas notificaciones de mi equipo deseándome una pronta recuperación. Y así, un poco confundidos, comenzaron a llover preguntas de todo tipo, claro que tuve que responder muchas para que dejarán de hacerlo. Finalmente lo aceptaron.

—¿Y qué diablos haces en una escuela en este estado tan inseguro? - dijo Sofía que seguía sin poder creerlo.

—Me crié toda mi vida en México, conozco cómo es que funcionan las cosas aquí Sofía - respondí muy seguro de ello.

—¿Y por qué no lo sabíamos aún? Eres toda una celebridad con quince años. - se preguntó emocionada Jamie - quiero saberlo todo.

—Tendremos tiempo para eso después, así que por ahora les pido que no me hagan más preguntas.

Para mí sorpresa cesaron las preguntas. Les agradecí mientras comíamos lo primero que encontramos por la calle. Y les pedí que me ayudarán a mantener un perfil bajo.

Te Quiero MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora