Estoy Contigo

1 0 0
                                    

La emergencia me tomo desprevenido.

Claro que siempre había ido a muchas emergencias médicas en mi vida. Soy piloto de carreras, son gajes del oficio.

Sin embargo. Muy pocas veces yo no era el paciente. Y por eso me afectó tanto.

O mejor dicho, me destrozó.

Ver a la mujer de mi vida en una camilla. Siendo desesperadamente atendida por todos ahí. Y yo simplemente siendo espectador de un evento incierto y doloroso.

Podía sentir como mi mundo se desmoronaba ante mis ojos.

—Oye. No te tortures —me suscitó Sofia mientras me tomaba del brazo, alejándome del quirófano.

—Es que no entiendo que sucedió. La ultima vez que la vi estaba perfectamente.

Sofía solo me miraba a los ojos con una mirada un tanto cansada. Atenea por otro lado, se estaba mordiendo sus tan cuidadas uñas. Estaba nerviosa.

—¿Y a ti que ocurre? —preguntó Sofy a la otra chica del lugar.

—No lo sé. Quizá esté asi por la maldita escena que vimos juntas. ¿¡Por qué no mejor nos dices que te ocurre a ti!? —clavó su mirada en su enemiga jurada.

—¿Dices que yo tengo la culpa aquí?

—Entiendes lo que quieres entender. ¿Verdad?

—De hecho no entiendo nada de lo que me reclamas. Vimos eso juntas, y no entiendo porqué me intentas tirar la culpa a mi —reclamo Sofía.

—¿Culpa? ¿Quien ha dicho algo de culpas?.

—Siempre estas intentando ponerme como la enemiga cada que estas con él.

—Yo nunca te pongo de enemiga frente a él. ¿Eso a mi de que me sirve? ¿Eh? Tu lo tienes de novio. Lo tienes siempre a tus pies al muy ingenuo. Solo intentas complacer tu vendetta de siempre, enseñándole a todo el mundo que tienes de novio a Wyatt. ¿O me equivoco?

Sofía se quedo en silencio. Atenea, al ver eso, siguió.

—Si. ¿Crees que no me he dado cuenta que siempre estas restregándomelo en la cara? De verdad sigues obsesionada con algo tan infantil como una venganza. ¿Cuántas veces tengo que decirte que ese idiota me busco a mi? Yo ni siquiera sabia que tenia novia. Tu amiga Jamie invento todo eso para hacerme quedar como la enemiga —giro su cabeza hacia mí— Seguro tú también piensas lo mismo de mi. ¿Alguna vez me preguntaste algo sobre eso? ¿O solo te dejaste llevar por la versión de ella?

—Yo... —no sabia que responder.

—No digas nada. Tu y yo sabemos que es mejor que no sigamos con esta conversación. Mira a tu novia, se quedo callada. ¿Por que no la consuelas y la abrazas mientras voy por algo de beber? Idiota —susurró mientras se levantaba.

Me sentía en una posición un tanto incomoda. ¿Era un trofeo para Sofía?.

—Wyatt... —empezó lentamente Sofía mientras me miraba a los ojos.

—¿Que soy para ti?

—¿Que eres para mi?

—Si. Responde Sofia —quizá pude haber usado otro tono de voz, pero me sentía molesto. Me habían mentido.

—Eres lo que mas amo en este mundo cariño. Somos novios. Somos un equipo. Solo escúchame.

—¡No! Mi madre esta siendo operada allá dentro y de repente ustedes dos empiezan a pelear como si yo no estuviera aquí. ¿Como crees que se siente eso? Las necesito aquí, presentes.

—Y lo estoy amor. Estoy contigo.

—¿En serio? ¿Lo estas? ¿Como sé que no me quieres solo para presumir a Atenea que me tienes a mi? ¿Soy un estúpido juguete para ti Sofía? Quise creerte a ti porque sentí empatía y compasión. Yo quise estar contigo porque me sentía bien a tu lado. ¿Y solo era un cuento mal contado lo de su enemistad? ¿Sabes cuánto desearía que ustedes dos resolvieran sus diferencias y pudiera disfrutar de las dos al mismo tiempo? Son lo que mas aprecio de este mundo. Pero ahora no sé si deba estar cerca de ti. O de ninguna de las dos en realidad.

Sofia, de nuevo, estaba en silencio intentando decir algo con sus labios. Intente levantarme para tomar aire, pero apretó mi rodilla hacia abajo.

—Espera —pidió Sofia.

—¿Qué?

—¿Es cierto lo de Singapur? ¿Pasó algo entre tú y ella?

Bueno. Era ahora o nunca. ¿Pero como se había enterado de eso?

—¿Como sabes de eso? —dije en voz baja.

—Lo hizo de nuevo. Otra vez consiguió quitarme a alguien que amo.

Estaba desviando el problema con otro problema. Y la verdad, sentía toda la culpa del mundo cuando agacho su cabeza.

—Sof...

—Tengo que irme. ¿Te llamo después si? Dime cuando despierte tu madre.

Acto seguido. Se levanto y salió del lugar.

Te Quiero MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora