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Editado: 29/11/2017

"Muy anticuado. No me gusta. Muy común. ¡Demasiado elegante! Anticuado. ¿Es que no tengo ropa decente?"

Eran algunos de los pensamientos de Changmin al tratar de encontrar el conjunto adecuado para su día especial.

Llevaba más de una hora, desde que llegó a su pequeña casa, buscando entre su pequeño revuelto de ropa que había colocado en la cama tras sacarlo de su ropero.

¿Es que el mundo estaba en contra de él? ¿O era una señal?

Sacudió su cabeza eliminando sus pensamientos, con una toalla en su cintura seguía buscando velozmente.

Segundos después se decidió por algo simple, pero a la vez elegante. Un pantalón negro con su bolsillo trasero rasgado, acompañado de un polerón pegado al cuerpo. Las que tanto Junsu les regaló para varios cumpleaños y por aprecio, luego le agradecería por haberle sido útil con su vestimenta. Se comenzó a vestir mientras con su mirada observaba una vez más su bulto de ropa, ya con el pantalón puesto y la camiseta pensó que algo le faltaba para verse mejor. Se miró al espejo y tenía razón. Volvió a buscar y se encontró con una camisa retro ¾, negra.

"Perfecto."

Pensó al verse vestido, hacía algún tiempo que había cambiado su estilo común por uno moderno. Se colocó sus zapatos negros y listos. Se encontraba preparado para el gran evento que tanto esperaba.

Su cadena que le obsequió su mamá en su cumpleaños número diez no podría faltar. Aquel regalo era muy especial para él, pues era el único recuerdo que tenía cerca por parte de su padre. Hacía seis años que había fallecido, cuando tenía su décima fiesta. El día de su cumpleaños ocurrió aquel accidente y desagradable noticia.

Observó su reflejo en el espejo y sacudió su cabeza para recibir aire puro, respirar y dejar que las ganas de llorar por su recuerdo lo invadieran. Suspiró, apretando el collar para colocarse en el cuello. Se colocó su camisa negra dejando abierto el primer y segundo botón para lucir presentable.

"Yoochun."

Uno que otro suspiro dejó escapar de sus labios, se le hacía tarde y lo sabía muy bien al mirar su reloj de su cama. Diablos. Soltó tomando entre sus manos las dos entradas, que se encontraban en su pequeña mesa de estudio y como alma que lleva el diablo salió de la habitación rumbo a su destino especial.

Cine Metrópolis 4:20pm.

Parado con las palomitas y dos latas de Free Cola se encontraba esperando a que llegara el chico que le robaba sueños, suspiros y que estaba muy cerca de robarle su corazón.

Aún tenía esperanzas, no caería en depresión y sobre todo no lloraría. Tenía dieciséis años, era ya mayor y no un niño, solo las niñas lloraban desconsoladamente. Sabía que Yoochun estaba retrasado por algún inconveniente de último momento, esperaría. Seguiría esperando a que él, aunque se avecinara la noche, asistiría disculpándose por la tardanza para luego sorprenderse al ver que un muchacho se había enamorado de él.

Cafetería Delicius 4:25 Pm

— Joven mi pedido.

— ¡Un vaso extra a la mesa dos, por favor!

— ¡Un Milkshake de chocolate para la mesa quince!

— ¡Enseguida!

Primer día de clases y la cafetería se encontraba muy llena, risas juveniles se hacían escuchar por todo el local. Un pelirrojo caminaba exhausto de un lado a otro con una charola entre las manos entregando platillos a los muchachos.

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