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Editado: 03/12/2017

Miró el reloj, que se encontraba a lado de la cama. Dio un grito anunciando lo atrasado que estaba, una vez más Junsu corría por las calles de Seúl tratando de salvar su vida. El profesor, con el que le tocaba la primera hora, lo tenía en la mira.

"Todo es culpa de Changmin."

El pelirrojo corría por las gradas, cansado, aún con esos pensamientos. Por más que quisiera culpar a su amigo menor, sabía que era suya. Anoche se había quedado prendido al televisor jugando, como muchas veces, su videojuego favorito.

Y es que Junsu es tan dramático cuando se lo propone, ¿culpar a Changmin por sus actos era normal? Para él sí, el menor el día anterior le había regalado un gran golpe, sin que se lo pidiera. En consecuencia, tenía un parche en su ojo, y un poco de su mejilla roja (o morada).

Paró en seco en el tercer piso, estaba agotado por correr desde su casa a la escuela. Bajó su mirada al suelo apoyando sus manos en sus rodillas, como plataforma, respiraba con dificultad y cuando por fin creyó que podría seguir corriendo, levantó su vista y dio unos pasos para chocar con alguien en su camino.

— Realmente lo siento mucho —el pelirrojo se disculpó una vez más mientras recogía los tanto libros que había tumbado la persona que chocó con él.

— No te preocupes. También fue mi culpa.

Y aquella voz bastó para que se diera cuenta de quién era. Alzó su mirada para comprobar sus sospechas. El deseable, por mujeres y hombres también, Yoochun se encontraba frente suyo recogiendo sus cosas del suelo.

Aula B-02, 7:55am

Riri tenía una expresión en su rostro que delataba inquietud. No prestaba la más mínima atención a los comentarios que Changmin le hacía sobre su encuentro con Yoochun. El alegre menor se esforzaba por contar la pequeña tarde de ayer que había pasado con su hyung, aunque fuera corta, por cierta persona, la había disfrutado bastante.

— ¿No crees que el profesor tarda demasiado, Riri? ⸺miró la puerta del aula sin señalas de la llegada del maestro.

— A veces pienso que estás comprometido con los estudios, Changmin —el menor le sonrió ante su comentario— Junsu aún no ha llegado.

— Tiene suerte que el profesor esté retrasado.

— Changmin —el aludido le miró, se sentó al frente suyo— ¿Realmente no te sucedió nada ayer?

Su rostro ya lo había delatado, si pudiera mirarse en un espejo ahí sabría que Riri ya se dio cuenta que algo no estaba bien en su vida rutinaria.

Changmin se encontraba en una situación muy inquieta, los ojos de su amiga lo inspeccionaban tratando de descifrar lo que pasaba por su cabeza, si le seguía mirando de aquella forma caería rendido frente a ella. Pues nadie podría escapar de las garras de Riri cuanto les analizaba.

— Siento la tardanza muchachos —la voz del profesor finalmente calló a todos los alumnos y con ello, Changmin suspiró aliviado— Todos a sus lugares, abran la página 203 de su libro.

Las ojeadas de los libros abrir y dar vuelta las páginas se escucharon por todo el lugar. Si Changmin hubiera estado un minuto más frente a Riri había soltado todo, y sabía que aquello no se quedaría en secreto, pues Junsu tarde o temprano se enteraría por la boca de su amiga. No es que no confiara en ellos, solo no quería que supieran el desagradable momento que había pasado la tarde anterior.

Un aura maligna sintió a su alrededor, algo le decía que estaba siendo observado. Buscó con su mirada al causante de aquella sensación, a su derecha no había nadie mirándolo, atrás tampoco, a su izquierda solo estaba Riri comiéndoselo con la mirada. Se detuvo viéndola, algo le decía que ella no era la causante de la sensación, pero que tras el primer receso no podría librarse una vez más de sus garras y preguntas.

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