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Editado: 07/12/2017

Parque del Monte Namsan 5:25am.

Ruidos y más ruidos podía escuchar mientras se movía en su ¿cama?

Changmin se movió un poco más, pero esta vez fue a parar pasto afuera. El intenso sol comenzó a salir anunciando un nuevo mañana.

— Oh, al fin despiertas —Jaejoong acomodaba lo que sería el desayuno para ambos— Buenos días, Minnie.

— Buenos días —bostezó levantándose, se llevó una mano a sus ojos fregándoselos para poder ver bien. El fuerte sol le molestaba provocando que su frente estuviera arrugada.

— El desayuno pronto estará listo.

— ¿Qué hora es?

— Mmm —miró su reloj— Es temprano, aún tenemos más de dos horas para llegar a clases.

Changmin nuevamente bostezo siendo observado por el pelirrojo, no le molestaría para nada despertar siempre a lado de su pequeño viéndolo dormir y tenerlo abrazado junto a su cuerpo. El desayuno ya estaba listo, el mayor le invitó a comer y ambos comenzaron a desayunar en un silencio bastante grato.

— Minnie, ¿tú hablas cuando duermes? —Jaejoong lo vio atragantarse con la comida. Sirvió en un vaso un poco de agua y se lo ofreció— Creo que sí.

Changmin se sentía avergonzado. Nadie había notado que él hablaba entre sueños, solo Junsu cuando se quedó la primera vez a dormir en su casa por las tareas extras. Para que nadie descubriera su extraña manía se encerraba en su habitación evitando a toda costa que, hasta su misma madre, lo despertara riendo ante el descubrimiento.

— Hablas lindo cuando duermes —el pelirrojo sonrió con dulzura llevándose otro bocado a los labios— Pero, dime... ¿quieres saber lo que decías anoche?

Y temió saberlo. Tenía miedo al escuchar que pudo haber comenzado a decir unas tonterías mientras tenía un sueño bastante extraño –pero agradable- con el mayor. Porque para Changmin el orgullo, en ese momento, era más importante.

— Tú decías... —comenzó a acercársele hasta llegar a su lado y apoyarse en su hombro para luego susurrarle en su oído— me gusta Jaejoong.

— ¡Claro que no! —envuelto por los nervios y la vergüenza, se tapó los oídos.

El pelirrojo sonreía al verlo caminar respirando. Estaba más feliz que nunca, jamás en su corta vida se había sentido de aquella manera en una noche y mucho menos la alegría que sintió al despertarse en la mañana para ver el rostro adormilado de su menor.

Jaejoong estaba seguro que nadie podría interponerse entre el estrecho camino que le quedaba por recorrer para enamorar a Changmin.

Pasillo 7:12 am.

La pequeña rubia caminaba por los pasillos de la preparatoria a tempranas horas de la mañana, sabía que el capitán del equipo de deportes estaría allí a esas horas. Con su pequeña mochila, y sus libros en una mano, caminó decidida para abrir la puerta que la llevaría a los camerinos masculinos.

— ¿Qué hace ella aquí?

Comenzaron a decir los chicos tapándose alarmados tras un pequeño entrenamiento de correr por la mañana. No era normal que una joven atractiva se pasara a esas horas por los camerinos, Riri no prestó atención a lo que le hablaban los chicos mientras caminaba. Otras veces se hubiera avergonzado de verlos en ropas menores, pero ese día no. Buscaba al capitán decidida a preguntarle todo.

Esquivando uno que otro muchacho con la intención de conquistarla siguió su camino donde el más tímido de los integrantes le había informado del paradero de Yoochun. Abrió la puerta del pequeño baño para encontrarlo subiéndose el cierre del pantalón.

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