Step | 03

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Editado: 30/11/2017

Había decidido entrar solo a ver el gran estreno del día, con sus dos bebidas en la mano y sus palomitas en la otra, se sentó en los asientos traseros, los últimos. Pues era el lugar adecuado para observar si Yoochun entraba por la puerta o simplemente una excusa por si en unos segundos se sentía devastado y quería derramar sus lágrimas, no dejaría que nadie lo viera débil y triste.

No era una niña, no era la típica chica que lloraba al no ver a su novio llegar a la cita.

— Vendrá. El vendrá.

Repetía una y otra vez, su mente aún tenía esperanzas y su corazón rogaba porque éste tuviera la razón. Trataba de contener y no dejar que sus lágrimas le ganaran, no se dejaría vencer por ellas.

Metió su mano en la cajita para llevar palomitas a su boca, con fuerza se las metió pues cristalinas gotas salían de sus ojitos, que se encontraban rojos por aguantar las ganas de llorar. Quería callar sus sollozos comiendo.

Un pequeño pañuelo se movió en sus ojos ventilando su rostro, al abrir sus ojos pudo observar como una pálida mano se posó en su mejilla, con el pedazo de tela, limpiándola.

— Gracias.

Susurró entrecortadamente. Quiso saber de quien se trataba aquella persona amable que se preocupó por unos segundos por él y no por ver la película, pero en la oscuridad que se encontraban le era imposible averiguar de quien podría tratarse.

Hizo un esfuerzo más, pero fue en vano. Sus ojos le comenzaron a arder más que al principio, giró su rostro dejando las bebidas en los respectivos huequitos para llevar sus manos desocupadas a su rostro. Una extraña sensación, mientras se frotaba sus ojitos, le recorrió todo el cuerpo. Sentía que era observado por unos ojos expectantes, en cierta manera temía la sensación, era desagradable e intimidante... pero a la vez ¿relajante?

Lo miró para no ver nada otra vez, solo un rostro a oscuras sin rasgos ni facetas, realmente se sentía horrorizado. ¿Si se trataba de un acosador? ¿Un secuestrador? ¿O un violador?

Se golpeó mentalmente ante su imaginación, abrió sus labios dispuesto a averiguar la verdad y antes de que articulara alguna palabra fue tomado de su muñeca.

— Pero... ¿¡qué haces!?

Tenía miedo, sentía que su cuerpo temblaba ante el fuerte tacto de su captor. Este tenía fuerza pues en segundos se encontraba parado y antes de que asimilara que hacer, se encontraba corriendo hacia la puerta de salida.

— Tú... ¿¡me piensas secuestrar!?

— Shhh... —lo calló. La imaginación del menor le hizo soltar una risita, le pareció tierno, dulce, algo único por lo cual se sentía atraído extrañadamente.

La fuerte luz al abrir la puerta del cine le cegó la vista por unos momentos, cuando sintió como las manos de su captor se deslizaban hasta llegar a sus gruesas y morenas manos, para apoderarse de ellas llevándolo con lentitud.

Una sensación de confianza extrañadamente invadió a Changmin.

Sus lágrimas cesaron, el dolor de la decepción había desaparecido milagrosamente, por ese momento se olvidó de ello. Y juraría que al levantar la mirada pudo ver, muy poco, el rostro de la persona que aún lo guiaba a correr por las calles de Seúl.

Aula B-02, 8:40am.

La primera semana había trascurrido rápidamente, y el trabajo de la cafetería le había sido agotador. Y con ello el cruzar palabras con sus amigos sobre el tema de Yoochun era lo que más había tratado de evitar, no quería preocuparlos y decirles la verdad. Además, aún no se recuperaba del todo de la decepción, pero era fuerte y, aunque no se lo admitiera así mismo, solo una cosa había divagado en su mente por días.

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