Step | 05

129 18 2
                                    

Editado: 02/12/2017

Changmin caminaba sin un rumbo fijo, con sus manos apretadas en forma de puño. Molestia, cólera y sobre todo odio era lo que sentía en su interior. ¿Como es posible que el maldito de Jaewoon, Jaekyong, o como diablos se llamaba lo haya besado a él?

Estaba demasiado furioso, una de sus manos se posó en sus labios para limpiarlos con furia. Su primer beso, que quería que fuera con Yoochun, había sido robado por el condenado que lo tenía amenazado. Lleno de ira se sentía, que hasta sería capaz de haberle propiciado un gran golpe al mayor por tremenda idiotez que había hecho, ¿Quién era él para besarlo?

Si Changmin en esos momentos se encontraba con alguien, estaba seguro que no saldría vivo de allí, pues estaba dispuesto a matar a golpes al primero que se le viniera a hablar o se interpusiera en su camino.

— ¡Changmin! —escuchó que lo llamaban y como primer impulso su puño se levantó, sin mirar de quien se trataba, para regalarle un golpe a la persona que se había atrevido a hablarle.

Aula D-8, 12:01am.

¡Estúpido! ¡Mil veces estúpido!

Pensaba un confundido Jaejoong mientras se sobaba la mejilla, no cabía duda que el menor tenía mucha fuerza cuando se enojaba. Y aquel disgusto de su parte sólo lo hacía lucir más lindo de lo que ya era Changmin. Sin duda, sus ojos habían sido atraídos por la inocencia que desprendía aquel chico. Lo quería a su lado, sólo para él. Sin embargo, primero debía concentrarse en la situación y lo que se sucedió hace unos minutos.

¡Lo había besado!

Y no cabía duda que lo había disfrutado en ese momento, pero... no era como quería que sucedieran las cosas. Aspiraba a que Changmin se sintiera atraído por él y su personalidad. Precisamente su actitud era su punto fuerte con todas las féminas escoleras, pero quizás aquello no funcionaría con el menor.

Jaejoong fingía ser aquel chico rudo y rebelde ante la sociedad, pero muy dentro de él estaba aquel niño torpe, impulsivo y hasta un poco asustado con salir herido por los demás. ¿Por qué el menor lograba sacar esa faceta que nadie conocía de él? ¿Qué era aquello que lo hacía especial? ¿Por qué... le había robado aquel beso, si lo que más hubiera querido es que fuera dulce, quizás un poco torpe, pero sobre todo que transmitiera las sensaciones que nacía sólo por Changmin?

"Demonios"

Jaejoong pateó la silla más cercana a su izquierda, frustrado con toda la situación. Había arruinado su plan de acercarse por un maldito impulso. El menor no querría verlo ni acercarse a él después de lo que pasó. ¿Ahora qué haría? ¿Cómo debía remediar las cosas con él?

"Changmin"

Sintiéndose impotente y hundido con los sentimientos que había logrado producir aquel joven inocente, Jaejoong intentó retener las lágrimas que amenazaban salir.

Si, él también podía llorar. No era típico chico rebelde que todos creían. Él solo creaba esa faceta para que le trataran con respeto, un rostro inexpresivo que mostraba que nadie debía meterse con él. Sin embargo, él no era así. Nadie conocía al verdadero Jaejoong, nadie.

El fracaso en conquistarlo lo sentía latente, se sentía culpable y sobre todo lastimado al ser rechazado por Changmin. Repasó sus acciones y su actitud con él, quizás no estaba haciendo las cosas bien. El retenerlo a su lado, en contra de su voluntad, sólo lograría que lo odiara y se rehusara a conocerlo.

Necesitaba un nuevo método, un plan para acercarse a él.

— Así que aquí estabas —la voz de Yunho escuchó detrás de él y por orgullo rápidamente se limpió el rostro, borrando cualquier rastro de llanto que había caído.

FootstepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora