Cuando Laura se despertó le dolía muchísimo la cabeza. Un dolor punzante, justo en la sien. Seguía sentada en aquel confortable sillón, con la cabeza sobre la dura mesa, y una fina manta bordada le cubría los hombros. Se encontraba completamente sola en aquella extraña habitación, que ahora poseía un fuerte olor a menta. Se incorporó despacio apoyándose en el respaldo del sillón y se llevó la mano a la frente. Las yemas de sus dedos estaban frías como el hielo, y consiguieron aliviar por un instante el ardor que sentía en el interior de su cabeza.
Echó un vistazo a su alrededor, escrutando con desconfianza cada detalle, y se sorprendió al encontrar el libró de cubiertas color vino tirado en el suelo. Se encontraba cerca de la estantería, abierto por una de las últimas páginas. Lo observó durante unos instantes y a continuación se dispuso a cogerlo. Cuando colocó los pies sobre el suelo, un ligero cosquilleo recorrió sus piernas, como miles de pequeñas agujas clavándose bajo su piel y luego una desagradable sensación le presionó en la parte baja de la cabeza. Tomó aire, una y otra y otra vez. Tratando de evitar las náuseas. Después de unos minutos aquella sensación desapareció, y con un poco de esfuerzo consiguió ponerse en pie. No era capaz de dar grandes pasos ya que las piernas le temblaban, así que avanzó pegada a la pared para evitar caerse.
Cuando llegó frente al pesado libro se deslizó con suavidad por el muro, y se sentó en el frío suelo sin dejar de frotarse las entumecidas manos. Desde allí se quedó mirando de nuevo el libro. Sentía un incontrolable deseo de tenerlo entre sus dedos. De pasar una por una todas sus páginas. De impregnarse de su inconfundible aroma. Pero por alguna razón, aquel libro también le producía un enorme respeto. Aquel no era un ejemplar más entre otros tantos y lo había sentido desde el momento en el que lo vió por primera vez en aquella pequeña librería de París que ahora parecía tan lejana.
Permaneció unos minutos más examinando aquel libro, quieta, muy quieta, y en silencio. Como si tratara de evaluar cuánto daño podían hacer unos cuantos borrones de tinta en unas páginas desgastadas. Después de unos minutos lo tomó con cuidado entre sus manos. Ahora que se sentía tan débil el libro le resultaba aún más pesado. Lo colocó sobre sus rodillas y observó con detenimiento la página por la cual el ejemplar se encontraba abierto. Era una página amarillenta, con los bordes algo estropeados, y en la parte inferior había un dibujo algo descolorido. Se trataba de una triqueta, similar a la del colgante que le habían regalado, y tenía una inscripción a su alrededor escrita con una caligrafía tan diminuta que casi no se distinguía. Entornó los ojos y acercó la cara al libro para ver con mayor precisión aquellas letras, tanto que su nariz casi rozaba el papel. La lengua, una vez más, le era desconocida. De pronto las páginas comenzaron a pasarse una tras otra como movidas por una mano invisible hasta la primera hoja del libro. Esta era de un color blanco inmaculado, y como si estuviesen siendo escritas en ese momento, varias palabras aparecieron en el centro.
Su primer instinto fue cerrar el libro de golpe, y tirarlo lejos, bien lejos, pero necesitaba, quería, saber cual era el mensaje de aquellas palabras. Cerró los ojos durante un instante y palpó con nerviosismo toda la hoja. Esperaba encontrar la tinta de aquella frase aún húmeda, pero se encontraba completamente seca, como si siempre hubiera estado allí. Se pasó una mano por la frente y se decidió a leer aquel corto texto que decía así:
"Templo de Whisperwood, Orden de 1230.
El contenido de este libro sólo será revelado a las hijas de las diosas. Todo aquel que intente descifrarlo sin pertenecer a la gran familia sufrirá el mayor de los castigos. Estos escritos serán protegidos con la sangre de las hermanas que lo escribieron para el aprendizaje de sus discípulas. Cuando el templo sagrado sea destruido solo las verdaderas hijas podrán recuperar lo perdido."
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Aetheria. Las Hijas de los Dioses - Libro 4
FantasyLaura es una joven de 18 años con una vida normal pero eso cambiará para siempre este verano. Un viaje inesperado, un mundo lleno de criaturas que sólo existían en su imaginación y un pasado por descubrir, marcarán para siempre su futuro.
