Laura es una joven de 18 años con una vida normal pero eso cambiará para siempre este verano. Un viaje inesperado, un mundo lleno de criaturas que sólo existían en su imaginación y un pasado por descubrir, marcarán para siempre su futuro.
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Cuando Darius despertó acababa de amanecer. Observó con ternura la imagen de los dos jóvenes, que aún dormían abrazados. Decidió no despertarlos, todavía podían dormir un poco más mientras él cazaba algo para comer. El desayuno no fue muy consistente pero Elyan y Laura lo agradecieron.
En seguida se pusieron en camino. Darius caminaba junto con Elyan, que parecía más nervioso de lo habitual. Caminaban en silencio casi sin mirarse, pendientes de cada nueva bifurcación del camino. Laura los seguía un poco más rezagada. No podía sacar a aquel chico de su mente, y sin saber por qué sentía que lo echaba de menos. Su corazón se encogió cuando barajó la posibilidad de que tal vez no volviera a verlo. Aceleró un poco más el paso para alcanzar a los chicos e intentar olvidar su imagen.
Primero se acercó a Elyan, intentando encontrar su mano, pero él la retiró sin mirarla. Buscó sus ojos sorprendida pero también esquivó su mirada. Podía notarlo incómodo pero no quiso preguntarle lo que le ocurría. Supuso que no había pasado muy buena noche, y que debía estar cansado y hambriento. Entonces se dirigió a Darius. Se acercó despacio a él buscando una muestra de cariño. Él le devolvió la mirada, negó levemente suspirando y le acarició la mejilla. Parecía defraudado y nervioso a partes iguales.
Laura se retiró un poco y los observó intranquila. Ambos caminaban muy juntos, cabizbajos, y parecían molestos con ella. No entendía por qué la trataban así pero pronto todo encajó.
Aceleró el paso y se colocó ante ellos impidiéndoles avanzar. Los miró seriamente.
-Sabéis quién es ese chico ¿verdad?
Elyan desvió la mirada frunciendo el ceño. Laura miró con insistencia a Darius, exigiendo una respuesta.
-Sí.-contestó secamente.
Tomó a Elyan por el hombro e intentó esquivarla para continuar.
-¡Basta!- dijo Laura enfadada.
Ambos la miraron.
-¿Qué ocurre? ¿Por qué me tratáis así? No he hecho nada malo- dijo mientras dos finas lágrimas corrían por sus mejillas.
Elyan se mordió el labio inferior, y le ofreció una caricia pero ahora fue ella quien lo rechazó molesta. Darius la observó en silencio durante varios segundos y luego contestó con voz pausada:
-No es algo que hayas hecho. Se me hace extraño volver a ver a ese chico. Se nos hace... No tiene nada que ver contigo, Laura, son cosas del pasado.
Darius se acercó un poco más a ella, y le secó la mejilla con ternura, antes de abrazarla con fuerza. Laura se resignó entendiendo que en aquel momento esa era toda la explicación que iba a obtener de ellos, y se dejó abrazar.
El resto del trayecto fue algo menos tenso, pero aún así se notaba que ambos seguían sin estar cómodos del todo. Elyan no la soltó en ningún momento. Como si hubiera estado conteniendo las ganas de coger su mano, y no estuviera dispuesto a abandonar ahora que lo había conseguido. Caminaron sin descanso, hasta que el cielo se volvió rojizo y una inmensa cordillera se alzó majestuosa ante ellos. A sus pies, un lago de aguas oscuras reflejaba los últimos rayos del día. Darius se agachó para tocar la tierra cobriza.