Recuerdos...

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- ¿Pero estas muy segura de ir? Me preguntaba David, y claro que estaba segura, mi idea era fabulosa, les contaré, mi abuela tenía una casa, ella dejo escrituras, mi idea era ir a la casa de mi abue y buscar, seguramente encontraría algo, no perdía nada con intentar.

Mi abuela siempre vivio en su pueblo natal, era muy pequeño, pero con gente de un buen corazón, lo malo es que era a cinco horas de mi ciudad, por eso siempre la extrañaba.

-si claro que iré, tu sabes que dinero no tengo y así sea caminando, llegaré

- mi princesa dejame ayudarte, tengo unos ahorros, y con eso te alcanzará en ir y volver

- gracias mi... Chico

Me reí de inmediato y le dí un beso, David era el hombre que siempre soñé, y que el me ayudara era en realidad algo mágico.

La despedida fue un poco dura, yo sentía en el fondo de mi corazón que lo iba a extrañar mucho y se que el a mi, estaba a punto de abordar el vehículo que me llevaría a casa de mi abuela, cuando sentí que una lágrima amenazaba con salir, y lo hizo, voltee a mirar hacia atrás y ahí estaba, mi chico adorado guiñando un ojo y sonriendo, eso me demostraba el apoyo incondicional que venía de parte de él.

Eran cinco horas, David no dejaba de enviarme mensajes de texto o llamarme, para saber cómo estaba, ese viaje realmente era muy largo, y no por las cinco horas, si no, porque al llegar sabía que esa casa me traería muchos recuerdos.

Al final llegue, saludé a unas vecinas y entre, estaba todo bien ordenado y olía a ella, cerré los ojos y empecé a recordar...

-mi niña hermosa ten este chocolate, pero no le digas a nadie...

-abue te quiero mucho, nunca te alejes de mi, no me sueltes
-Sara ya duerme, mañana iremos juntas de paseo
- pero abue estoy muy emocionada...

-Sara no llores, ven te abrazo y te curo esa rodilla lastimada...

-mi niña aquí estaré siempre....

Abrí mis ojos y solo lágrimas salían de ellos, no podía creer que ella ya no estuviera conmigo, dándome concejos, curandome, cuidandome, pero esa era la realidad, algo que quieres mucho, por extraño que parezca, lo tendrás que dejar algún día.

Me acomode en la habitación principal, el olor de mi abuela seguía en sus cobijas, estaba muy agotada y me quedé profunda.

Al amanecer la vecina me preparo el desayuno, ese pueblo era muy especial, comi todo y comencé a buscar algún documento.

Pase toda la tarde buscando y buscando, hasta que encontré un sobre dirigido a mi, lo abrí y lo que encontré me dejo en shock.

Eran dos documentos, uno de ellos una carta:

Hola mi niña

Yo se que algún día te entregaré esta carta, o tal vez no alcance, se que tengo poco tiempo de vida y tu mi niña eres la luz de mi vida, quiero que sepas que te quiero, todo lo que he hecho es por ti, no me digas que estoy loca por dejarte lo que te deje, pero se que con eso podrás salir adelante, tendrás una profesión y me llenaras de mucho orgullo, te veré cumplir tus metas, siempre estaré contigo así no me veas a tu lado, recuerda que mereces ser feliz, y hazlo por las dos, te dejo las escrituras de mi casa, y un dinero que ahorre, con eso vivirás bien y hasta serás lo que siempre has querido

Tu abuela

Por cierto, se feliz...

No podía asimilarlo, mi abue me había dado todo para vivir dos vidas enteras, ¿qué debía hacer?

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