Capítulo 55: 💖 Un sentimiento extraño💖

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La visión frente a él era brillante, como si solo lo mejor de las cosas bellas del mundo se reuniera en este lugar. Sin embargo, la más hermosa era ese doncel, de pie allí resplandeciente y en todo su esplendor. ¿Es el una nereida? El pensó.

No lo preguntó en voz alta, pero por lo que importaba, el mas joven podría serlo. Nada de lo que conocía era tan magnífico en la tierra. Pensó que si no pronunciaba algo, el chico podría desaparecer como una hermosa ilusión.

Sorprendentemente, el joven era real, porque se acercó a él y le preguntó: "¿Quién eres?".

Ojos azules brillando con la expectativa de su respuesta. Hephaestus nunca había sido objeto de una mirada como esta en toda su vida. En el Olimpo, nunca nadie le había dado mucha importancia al mirarlo así, esperando una respuesta.

Hera había despreciado a su hijo desde el momento en que nació, al igual que el resto del Olimpo, al igual que su reina. Hera mostró abiertamente su odio hacia él sin dudarlo, o fingió no hacerlo explícitamente mientras seguía encontrando formas de faltarle el respeto de manera encubierta. Cuando se sentía generosa, aparentaba simpatizar con él mientras mantenía la distancia y en realidad no ayudaba en absoluto.

Era un forastero, un paria. Nunca nadie lo invitó a ninguna parte, ni tampoco quisieron asociarse remotamente con él. La mirada mordaz de los demás y sus comentarios brutales en su nombre era tan natural para él como respirar. No se detuvo mucho en ello.

Pero esta chico se acercó a él con ojos curiosos, sonriendo como si no hubiera nada en el mundo que quisiera saber más que él, justo ahí en ese momento.

"Hola", dijo agitando las manos para sacarlo de sus ensoñaciones, "¿Quién eres?"

"Yo... yo soy, eh", tartamudeó Hephaestus, torpemente.

"Sí", dijo el doncel, alentadoramente, "¿lo eres?"

Su mirada penetrante estaba fijada en él. No en 'El hijo feo de Hera'. No en 'la oveja negra del Olimpo'. Pero él, sólo él.

"Hefesto", logró pronunciar, sintiéndose como un idiota.

"¿Hefesto?" el de ojos color  azul confirmó.

Sintió que su corazón se aceleraba en ese momento. Su nombre siempre había sido escupido con disgusto o enojo. No tenía ni idea, hasta ahora, de que su nombre pudiera ser pronunciado de una manera tan humana y suave. Se preguntó si así era como se sentía el amor.

* * *

El niño no tenía nombre, identidad ni hogar. Se avergonzaba de ello, porque todo el mundo tenía uno. Era el derecho de nacimiento de un ser, sin importar dónde naciera. El jovencito insistió a Hefesto para que le diera un nombre, y preferiblemente un hogar.

"¿Yo?" dijo, horrorizado, "¿De verdad quieres que te dé un nombre?"

"¿Ves a alguien más aquí?" dijo, rodando los ojos.

"Pero no tengo el derecho ni el poder de nombrar a nadie", insistió. Una sombra cayó sobre su rostro. Nunca se le había dado ningún derecho, en absoluto, desde el amanecer de su nacimiento. Ni respetado ni amado. ¿Cómo podía esperarse que proporcionara un nombre y una identidad a cualquier ser?

El niño no se desanimó. No es que el estuviera interesada en él otro y lo suficientemente audaz para pedir favores. Pero el rubio estaba tratando de ser familiar para el mundo en general, todo era muy confuso para el. Ante sus palabras, el rubio se rió.

"¿Qué extraña tontería es esta?" el rubio dijo riéndose, "¿Por qué necesitas el 'derecho' o el 'poder' o cualquier galimatías que sea. Yo te pregunte. O aceptas o rechazas. ¡Eso es todo!"

YoonGi se quedó en silencio por un momento, sin palabras para responder. "Bueno, entonces", dijo después de un rato, "lo pensaré".

"¿Cuánto tiempo?" el joven preguntó.

"Hasta que pueda pensar en un nombre que te quede bien", respondió.

"Eso podría significar mañana, mucho, mucho tiempo o nunca", objetó, "¿No puedes darme una fecha aproximada?".

"Es un nombre, ya sabes", explicó, "debe pensarse adecuadamente. Después de todo, será algo con lo que te quedarás atrapado para siempre".

El rubio asintió. Sus palabras tenían sentido. Desde el momento en que nacía un dios, recibían un nombre que tenía poder. Era lamentable que las cosas hubieran terminado de esta manera para ella. ¡Sin nombre, sin lugar para quedarse, sin nada!

"En cuanto a un hogar", dijo Hefesto, "puedes quedarte aquí".

"¿Aquí?" preguntó, sorprendida.

"Solo si quieres, por supuesto", se corrigió a sí mismo apresuradamente, "sin presión".

A  el mas chico no le importaba vivir aquí con él. No tenía a dónde ir excepto al mar. Por eso le había pedido que le encontrara un lugar que pudiera llamar suyo. Pero lo dijo con tanta vacilación. el doncel no quería un favor por obligación. Si él se sentía incómodo con que el doncel se quedara aquí, no quería agobiarlo de esa manera.

Poco sabía el rubio que su vacilación no se debía a su incomodidad con respecto a el. Fue porque YoonGi nunca había invitado a nadie de esta manera. No había tenido amigos en toda su vida, y cualquiera con el que intentaba hablar lo trataba con disgusto. Entonces, por mucho que estuviera acostumbrado al rechazo, todavía le dolía cuando llegaba de una manera brutal y mordaz. No quería agobiarla con ningún tipo de compulsión.

"¿Tú que tal?" el rubio preguntó: "¿Estás de acuerdo con que me quede aquí?"

"Yo... Uh", tartamudeó. el chiquillo lo interpretó como algo más.

"Si no puedes responderme con honestidad", dijo, "asumiré que no me quieres aquí".

"No. YO.... ¡No es así!" trató y no pudo aclarar.

el rubio estaba molesto. Todo lo que esperaba era honestidad. Si él no quería que se quedara, a al doncel no le importaría. Pero este juego del gato y el ratón de tartamudear realmente la estaba poniendo nervioso. "¿Quieres que me quede o no?" preguntó por última vez.

⚔️💝🎇  La Desición de Afrodita🎇💝⚔️YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora