"¿Cásate conmigo?"
Se forzó un matrimonio de la nada con Jimin uno de los tantos nombres " de Afrodita, la diosa del amor y la belleza, y el novio era el dios masculino más feo del Olimpo, Hefesto. Todos simpatizaban con el pobre novio, pero no sa...
"Es natural querer justicia", dijo JiMin, "y exijo un juicio justo sin que nadie coaccione a YoonGi para que testifique falsamente, una vez más. ¿No es así, Lady Hera? Miró a Hera con ecuanimidad.
Hera no respondió. Parecía sorprendida de que JiMin supiera eso. Significaba que podía revelarle todo a Zeus en un instante. Ella había difundido detalles vagos sobre el incidente, por lo que nadie sabía con certeza qué había sucedido realmente.
"¿Por qué no intenta pedir amablemente un cambio, Lady Hera?" preguntó JiMin, "Podríamos ser capaces de dejar de lado las diferencias y resolver todo racionalmente con cortesía, ya sabes".
Hera percibió la amenaza en sus palabras: muestra respeto por YoonGi o corre el riesgo de revelar el secreto. Hera hervía de rabia y apretaba los puños. Quería acabar con esta peste de la faz del mundo. JiMin agarró la mano de YoonGi y la miró fijamente, desafiándola a causar el caos que pudiera.
Hera inclinó la cabeza y abrió los brazos de par en par. —Por favor, YoonGi —dijo—, te pido perdón por la estupidez de Ares. Por favor, libérenlo".
La mano de YoonGi en la de JiMin se apretó. Dejó escapar un fuerte suspiro. Sus frustraciones de toda una vida parecieron escapar en ese único suspiro. Parecía inflexible e inamovible como siempre, pero su corazón estaba acelerado. Hera, que lo había tratado de la manera más vil posible, le mostró respeto y le pidió perdón -aunque fuera para Ares- por primera vez. Ni en sus sueños más salvajes había imaginado que esto fuera posible.
Su respuesta llegó vacilante y lentamente. "Ya que pides perdón, Lady Hera", dijo, "lo liberaré por ahora para salvar tu rostro...". Se armó de valor. "Pero su castigo posterior aún necesita ser discutido. No puedo tener dioses, mayores o menores, que consideren conveniente invadir mi santuario a su antojo.
YoonGi sintió que cada palabra que pronunciaba lo liberaba de una vida de grilletes. Había bloqueado cualquier incomodidad y dolor y había construido un muro a su alrededor. Nunca había podido liberarse por completo, solo podía encerrarse cada vez más. Pero con JiMin a su lado, cada palabra que pronunció en ese instante lo hizo tan ligero que sintió que podía volar si así lo deseaba. Tenía una sonrisa amable en su rostro cuando se dio cuenta de esto. Hera parecía sorprendida.
"YoonGi", llamó JiMin, mirándolo con preocupación. Una pregunta silenciosa en sus ojos: ¿Estás bien?
Se volvió hacia JiMin y lo atrajo en un abrazo y la abrazó con fuerza. No le importaban en el mundo los muchos pares de ojos que todavía los miraban.
"Te amo", le susurró al oído. Su sincero sentimiento desde lo más profundo de su corazón estalló. No esperaba una respuesta. Él simplemente lo abrazó con fuerza y sintió que su corazón se aceleraba en su pecho. Los latidos de su corazón y sus manos dispuestas que lo envolvían con ternura eran todas las respuestas que necesitaba. Se rió en voz baja, incapaz de creer que el estaba aquí, y estará aquí para siempre, a su lado.
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Era pleno día y la habitación estaba llena de calor. La condensación era visible en los cristales y espejos que ocupaban la habitación. El calor no era tanto por el clima como por dos amantes entrelazados en los brazos del otro en la cama.
JiMin, con su pelo rubio esparcido por todas partes, yacía desnudo y boca abajo, rogándole a YoonGi que lo hiciera. "Ahhh", gimió, "No más ahora, solo hazlo... ¡ah!"
Las sábanas alrededor estaban cubiertas de líquido que escapaba de su cuerpo cada vez que él le tocaba. El hombre sentado, cerniéndose sobre JiMin, dijo con voz ronca, tocándolo en todas las partes íntimas: "Aún no estás listo".
"¡Si lo estoy!" espetó JiMin, incapaz de soportarlo más. Su voz estaba llena de deseo suplicante.
Sin embargo, YoonGi persistió. Movió los dedos dentro de JiMin y dijo con voz firme: "No estás lo suficientemente abierto".
—Hay mucho espacio allí, gran patán —espetó JiMin—. Ambos habían perdido su sentido de la vergüenza hace mucho tiempo. el gimió cuando sus paredes internas se apretaron alrededor de sus dedos. Se mordió los labios de placer. Pero no fue suficiente. Sus dedos no llegaron a donde JiMin quería. El éxtasis culminante que el deseaba siempre permaneció fuera de su alcance.
"Yoonie", instó, "No allí, ahhh".
"¿Entonces dónde?" preguntó, tocándolo aún más, "¿Aquí?"
"Eres un tonto", replicó JiMin.
"Mírate fingiendo ser todo inocente. Sabes donde. Por favor, solo... ah. el joven esposo gimió.
"Es porque no estoy seguro", dijo, tratando de sonar serio, "Tu reacción es diferente cada vez".
"¿Cuándo alguna vez...", su frase fue interrumpida por sus respiraciones entrecortadas.
Fue simplemente tortuoso. Era como si hubiera atado con una correa a alguien que se estaba muriendo de sed, impidiéndole alcanzar el agua que estaba justo a la vista.
