I

224 17 0
                                    

°
°

Bienvenidos a BlackTown. No es un condado, así se llama el pueblo donde vivo. Y de verdad que no sé ni quiero saber a qué alcalde de mierda se le ocurrió ponerle “BlackTown” a un pueblo. Pero con el transcurso de mi vida en este lugar pude darme cuenta de que lleva bastante relación con el lugar, porque todos sus habitantes son unos hijos de puta, y no es por insultar a sus madres, es que ellas de verdad lo son.

No hay por qué alterarse, mantengamos la calma. Me gustaría presentarme, mi nombre es Lee Félix y tengo 17 años. Vivo en un pequeño apartamento en uno de los complejos departamentales más pobres del lugar, por obligación, por supuesto. Mi único objetivo es salir de allí y buscar otro lugar donde vivir lo más pronto posible. No por vivir siendo pobre o el lugar de mierda donde duermo, sino por el pueblo en general donde se encuentra dicho complejo. Todo aquí es malo, las actitudes, las personas, el pueblo en si desprende un aura desagradable de la es imposible deshacerse. Y yo, sinceramente no quiero contagiarme con eso.

Esta mañana me levanté con un humor de los mil demonios, que de costumbre es malo ya de por sí, hoy podía sentir mis sienes palpitar con cada alteración en mis oídos con un ruido demasiado fuerte. Ese día parecía que no sería el más oportuno para mí envidiable humor, pues olvidé dejar las cortinas abiertas para que mi despertador natural -el sol- me despertara a tiempo para ir a la escuela, y mientras intentaba ponerme un zapato lo más rápido posible sabía que estaba a punto de comenzar mi primera hora de clases.

Tomé mi mochila apresurado y salí a pasos rápidos de aquel lugar, procurando no hacer mucho ruido al salir para no ser regañado al regresar, agradecía que mi corazón no se pudiera escuchar fácilmente, porque de ser así podría escucharse por todo el departamento de lo fuerte que palpitaba.

El tráfico es horrible en la mañana, no es que hayan muchos autos que transiten el pueblo, pero al ser conocido por la zona pesquera a solo unos kilómetros, tenemos una bahía bastante recurrida. En la mañana soy uno de los más afectados por aquel horrible tránsito. Pero me las arreglo como siempre y camino hacia el instituto, ah, perdón, me equivoqué al decir que caminé al instituto. Yo literalmente corrí hacia allá cómo si de eso dependiera mi vida. Estoy seguro que esto no ayudaba con mi corazón totalmente desbocado.

Llegué media hora tarde, y el primer turno de clases era de Biología al otro lado de la institución, prácticamente al fondo. Simplemente tuve que saltarme la clase y vagar por la zona deportiva en lo que pasaban los treinta minutos restantes. Intenté adelantar algunos proyectos mientras pasaba el tiempo aprovechando este de algún modo. De vez en cuando levantaba la mirada asegurándome de estar solo, no me gustaba estar a solas con una persona, eso llevaba a curiosidad, la curiosidad incluía que me preguntaran de mi vida, eso llevaba a un Félix evitando hablar de su vida, porque no le gusta ni lo más mínimo de ella.

No me gusta nada de lo que pasa en mi vida, en mi “casa” si lo puedo llamar así, ni de las personas que me rodean cuando estoy allí. No, no me gusta mi desgraciada vida. Y no mentiré al decir que he intentado terminarla, pero soy un maldito superviviente, porque siempre encuentro la forma de sobrevivir aunque no quiera, siempre hay una persona que tira de mí para que no salte del puente, o siempre hay alguien que me encuentra cuando tomo pastillas, son tantas las formas de morir y ninguna me ha funcionado, puedo decir que incluso morir es un asco, tan solo quiero desaparecer.

Mientras hago mis proyectos siento mis “agudos sentidos de percepción de molestas personas entrometidas” activarse. Observo de reojo sobre mi hombro volteando solo un poco mi rostro y puedo ver a una pareja a la distancia esconderse bajo las gradas del campo de fútbol, no vienen para acá pero sigue siendo molesto. Ellos van a coger, y eso me da asco contando con que estoy solo a diez metros del campo de fútbol. No quiero que sonidos extraños puedan perturbarme así que hago un mohín por lo desagradable que eso sería.

Iɴsᴛᴀɴᴛᴇ Dᴇ Fᴇʟɪᴄɪᴅᴀᴅ || HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora