Náufrago del ademán.

ATORMÉNTAME

ATORMÉNTAME

Me atormenta.

Es más;

Me atormentas.

No hay relámpago fugaz capaz de redireccionar tu estela hacia mi Andrómeda o conspirar contra tu Cassiopeia.

Insemino de inseguridad al verbo y dubitativo me lanzo a formular matemática del lenguaje sin saber si eras incógnita o dato, aunque más bien éramos ecuación sin solución en un sistema lineal cuando sus gráficas son paralelas.

O quizás teníamos soluciones infinitas aunque nunca lo sabré porque nuestras gráficas jamás volverán a ser la misma recta.

Éramos teoría, pero cuántica.

Sabíamos el porcentaje exacto, aunque minúsculo, de volver a intercambiar lazos afectuosos, pero jamás llegaremos a la percepción del tiempo para pronosticar el determinado vínculo y cerrarlo como si se tratase de forjar un anillo en el aceite más puro.

Somos profundidad marina.

Oxígeno que emana de burbujas de aire en cuevas de incertidumbre y latencia de la enfermedad del olvido.

Éramos corriente pero nadábamos en nuestra propia contra.

A pulmón descosido y alma intacta,

Aunque no quedase alma;

Aunque quedasen túnicas de corazas.

Éramos la más bella percepción del jardín del Edén que cualquier ateo podría haber descrito como el melifluo del génesis maldito que corroe la bondadosa fe del humano intrépido.

Éramos más callejero que geografía.

Bien sabido es recordar que todavía perdura el mapa de Ronda entre mis sollozos,

Y que no hay cauce más bonito que el de tu iris en Benamahoma.

Aunque el río frenético no dejase observar la tenue luz que calzaba el pinar de Málaga.

Cuestionen a Roma si el amor no es locura que fue partícipe de nuestra obra de teatro.

Pregúntele.

Éramos.

Pretérito imperfecto del indicativo ser.

Porque ser; fuimos.

Aunque el presente perfecto no contraiga al verbo para volver a pellizcar mi literatura y la constelación de tu espalda, mi mejor pergamino.

He de sollozar playas donde la luna iluminaba a un títere con su quincena de edad buscando dejar marionetas y encontrar a la persona (con) menos cuerda de toda la función.

Y dejamos de llevar guión.

Teñimos al guiño.

Dolimos.

Dolemos.

Dueles.

Atorméntame.