Carl y Natasha aprendiendo a sobrevivir juntos.
"es en ese momento en el que te das cuenta que algo está roto dentro de ti y jamás podrá ser reparado"
"soy veneno, vengo de veneno"
"aveces siento que tengo una fuga y cada buena acción que pude hacer...
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— deberías de estar agradecida de tener un hermano como el tuyo —habló la profesora viendo a la niña colgada de brazos en la barra.
estaba castigada por golpear a una de sus compañeras en la cara. sus manos ardían y sus piernas estaban temblando al igual que todo su cuerpo.
— ¡responda cuando le hablo, soldado! —el grito haciendo eco hizo que Nat cerrará los ojos.
— ¡sí, señora! —gritó de regreso.
— no entiendo cómo es que es tan inútil, tan tonta, torpe y además una desobediente —la maestra daba vueltas alrededor de ella en el gimnasio.
— me disculpo por mi comportamiento, señora —respondió.
odiaba eso, lo odiaba. la escuela, los profesores, el uniforme, las clases, los horarios, sus compañeros y todo lo demás. era nueva, bueno, era la nueva y por ello los demás niños querían jugarle bromas.
Andora Milton, su madre estaba en la política, su abuelo era importante, muy importante. ella tenía todo libre en la escuela y la vida. tan adinerada que Nat aseguraba que ella cagaba monedas.
— última vez que se mete con la familia Milton —dijo la profesora— su hermano entendía bien eso y por eso defendía al muchacho Sebastian.
Sebastian Milton, un muchacho adinerado de igual manera. jamás hacía las tareas, no asistía a clases y además molestaba a todos. y como siempre, James, siendo su amigo.
en realidad le hacía las tareas y por ello él tenía dinero, tanto como para comprar un auto apenas a los quince años, que claro su padre odiaba. no porque fuera joven e inexperto, si no porque él no pudo comprar un auto a esa edad.
— te quedarás aquí media hora más —dijo ella saliendo del gimnasio y Nat estaba cansada.
siempre era lo mismo en ese lugar. odiaba a todos ahí, pero aún más odiaba ese momento dónde él entraba a verla.
