CAPÍTULO 42: Dilara

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     Luego de que él se marchase, una mujer llegó con un niño de apenas un año que no dejaba de llorar.

     —¿Qué desea? —preguntó Mariam.

     —Busco a mi novio.

     —¿Qué?

     —¿Zack Cohello está? ¿Ésta es su casa?

     —Así es, ¿Usted quién es?

     —Dilara Martioli Torkarkni.

     —Vuelvo a repetir, ¿Quién es?

     —Soy la novia de Zack y él es su hijo —viendo al niño.

     —¿S- ¿Su hijo?

     —Sí, ¿Me va a dejar pasar o qué? Zack contrató un muy mal personal.

     —No soy su personal, soy su novia.

     —Él les dice lo mismo a todas ¿También dijo qué te ama?

     —¡Váyase de mi casa! —cerrando la puerta en la cara de aquella mujer.

     Sacó su móvil dispuesta a llamar a Zack para que le aclarase mejor todo este embrollo, pero el destino se interpuso antes.

     Un audio de un número desconocido llegó a su móvil.

Audio:

     Hola hijo, soy mamá, Zack te llamé varias veces pero como no respondes, éste es el último medio por el cual puedo localizarte, Dilara está de regreso, volvió de Londres con el pequeño Benjamín, por fin conoceré a mi nieto, besos.

     Una lágrima rodó por su mejilla seguida de muchas más, sus ojos no soportaban tanto ardor ni su corazón tanto sufrimiento.

     Sí, un corazón se puede romper y se puede volver a armar solo, pero éste tendrá consigo una muralla de hierro que lo protege y ya no todo el mundo podrá ingresar.

      —Él- Él... No —se decía a sí misma—,  él tiene un hijo, tiene una mujer, su corazón ya está ocupado, su madre... Ella lo confirmó, es verdad, tiene un nieto ¿Y yo qué soy? ¿Y yo qué soy para él? ¿Y mi hijo?... Lo sabía... Esto era demasiado bello y hermoso para ser real.


     —¿Zack podemos tomar algo luego de salir de aquí? —preguntó Dante viendo una de sus tantas empresas.

     —No lo sé tío, Mariam está sola en casa y no quiero que se preocupe.

     —Le avisas y ya, manda un mensaje.

     —La llamaré.

     —Quizás no quiera hablar, envíale un mensaje y cuando quiera contestar lo hará.

     —No tengo batería de todos modos.

     —Yo le enviaré uno entonces.

     —Está bien.

      Dante se alejó de Zack para escribir.

      Dante: Mariam, Zack llegará tarde, dice que si su novia o su hijo llegan que los hagas pasar y que le des todo lo que quieran, después de todo es su casa.

      El mensaje cambió a visto en cuestión de segundos.

    Dos horas después Zack llegó a la casa, muy cansado, su tío lo retuvo horas en aquel bar y todo era para hablar cosas sin sentido o irrelevantes para él.

     —Mi amor... —habló, pero todo estaba oscuro— Mariam... ¿Estás dormida? —llegó a la habitación pero la cama estaba perfectamente hecha, iba a salir de allí, en ese momento ve un papel en el espejo de la habitación.

     Lo tomó y comenzó a leer, era una carta:

     Mi amor, es tonto escribirte una carta de despedida, de adiós, hecha con odio y que mis primeras palabras sean mi amor, pero es que en verdad te amo Zack, te amo como no te imaginas, pero hay cosas que el amor no puede perdonar.

     Hoy llegó Dilara, sí, tu novia y ¿Qué crees? Llegó con tu hijo en brazos, mira, pasé por muchas cosas, como para ser la segunda de alguien. Tu mamá me envió un audio por error, no sé cómo es que obtuvo mi número, ella dijo que Dilara vendría y tú... Zack no quería creerles, pero ese mensaje, el mensaje que envió tu tío diciendo que tú... Zack, tú ya sabías de todo esto.

     Lo peor es que tenía razón, te dije una vez, haces todo esto por agradecimiento y lo negaste, pensé que era amor, pero veo que sólo te burlaste de mi en mi propia cara, tú y todos.

     Hasta nunca Zack, espero que seas feliz, tú, tu novia y tu hijo, en verdad lo espero.

M.M.


     El papel se arrugó sobre su mano, lágrimas y dolor caían, esa extraña sensación de saber que estaba solo.

     —¡Mariam! —gritó, luego arrojó todo a su alrededor mientras sollozaba.


El color de tu sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora