No pienso ir.

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Por fin llego a casa. Encontrarme con ese chaval no era lo que mas me apetecía con lo cansada que estoy. Pero bueno.


-¿Alice?


Era John.


-Hola, John.


-¿Dónde has estado todo el día?


¡Madre mía! ¿Pero mamá no le dijo que me habían dado el puesto?


-¡He estado trabajando! ¡¿A ti que te parece?!


-No es que, solo viniste para comer y...


-¿Y desde cuando te interesas tú por mi? ¡Creo que es la primera vez que me saludas al llegar a casa! -digo alterada mientras subo las escaleras.


-¡Eso no es verdad!


-¡Sí, claro! ¡Y yo soy subnormal!


-Alice no digas eso. ¡Sabes muy bien que me preocupo por ti!


Eso fue la gota que colmó el vaso. John llevaba meses viviendo en casa y ni siquiera sabe mi apellido. Menudo gilipollas.


-¡Y una mierda! ¡Si vas a decir esas gilipolleces, mejor cierra esa bocaza, que mas guapo no estarás, pero seguro que se te aguanta mejor, hombre! -dicho esto pegué un portazo. Tengo muy mala leche, y sobre todo con personas que no me caen exactamente, como John.


Me senté en la cama y me tapé la cara con las manos.


En ese instante llega mamá.


-Hola, Pilar.


-Hola cariño. ¿Ha llegado ya Alice?


-Sí, está en su cuarto.


Sí, la conversación se escucha perfectamente. No estoy sorda.


Se abre la puerta.


-¡Alice! -mi madre hace que me levante de la cama, aunque con lo cansada que estoy, y la pelea con John, no tengo muchas ganas, que se diga.


-Hola, mamá.


-¿Cómo te a ido en la tarde? ¿Has trabajado bien?


-Sí, y estoy muy cansada.


-Venga va. Estamos a miércoles. El viernes por la mañana no te toca.


-Ya.


Mamá me da un abrazo y me dice:

Y el pasado quedó atrás. (El Rubius) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora