Capítulo 32

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Axel Klein:

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Axel Klein:

Tenía que verla, necesitaba saber que estaba bien. Caminé a paso apresurado por los pasillos hasta llegar a la puerta de su habitación. La abrí apresuradamente y cuando la vi pude respirar con facilidad otra vez.

Estaba recostada e inconsciente. Quise decirle muchas cosas, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta, renuentes a salir. Pensé encontrarla despierta como anunció la enfermera, pero no. Me acerqué lentamente a la cama de hospital y sostuve una de sus manos, sentí las lagrimas inundar mi rostro. Mi mano libre viajó a su mejilla para acariciarla con cuidado. Su piel se sentía tan delicada y suave.

Moría por observar esos hermosos ojos azulados con ese brillo capaz de enloquecerme. Pero ahora los tenía cerrados.

— Todo va a estar bien Axel —me encantaría creerlo, pero en el fondo se que todo va a irse a la mierda.

—  Ambos sabemos que eso no es cierto hermanito, te pedí que te fueras. ¿Por qué sigues aquí?

— Sabes que, aunque quiera no puedo alejarme. —se acerca a mi lado— ¿De verdad la amas? ¿¡O solo lo haces para joderme la vida porque papá me prefiere a mí!?

— Tú no eres el centro del mundo Erik Klein —le recuerdo

— No me llames así —murmura con los dientes apretados

— Ese es tu nombre, aunque no lo uses Erik

— ¿Qué vamos a hacer ahora? —cuestiona ignorando mi comentario anterior

— No podemos hacer nada, solo esperar a que despierte. —suspiro— Y rezarle a dios o a quien sea que Sofía salga bien de todo esto.

— No quiero ni imaginar como lo va a tomar —murmura y lo observo por el rabillo del ojo.

— ¿Cómo estás tú? —me sorprendo al escuchar mi propia pregunta, Erik me mira incrédulo

— ¿De verdad te importa como estoy yo? —me mira

— No lo sé, —me sincero— en éste momento no se nada. Entiendo que quieras estar aquí, de verdad, pero no sabemos como va a reaccionar cuando despierte. Creo que lo mejor es que te vallas.

— No la dejes sola por favor —susurra con pesar.

— No la voy a dejar sola Erik, vete ya porque me están regresando las ganas de golpearte…

— No la voy a dejar sola Erik, vete ya porque me están regresando las ganas de golpearte…

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