two

32 4 0
                                    

tomó aire mientras ingresaba en la casa.

lo que antes era bonito y ordenado ahora era un desastre. la bonita sala de cuero estaba llena de polvo y varias botellas de
soju y tequila estaban regadas desde la cocina haciendo un camino hasta la puerta entreabierta de la habitación.

no pudo evitar apretar los labios cuando una figura desaliñada se asomó en la puerta. sostuvo con fuerza la correa de su bolso cruzado cuando una mirada oscura le dedicó el desdén más puro.

— ¿Qué haces aquí?

— Hy- hyung... — susurró —, vine a verte... ya ha pasado mucho tiempo desde... eso y-

— Desde su muerte. dilo, Yoongi — interrumpió el mayor —, eres un doctor, no deberías usar eufemismos con otro.

el más joven se encogió en su sitio, mirando al piso un momento.

— Ya es hora de que sigas adelante, Hyung. no estas solo y todos te estamos esperando.

— ¿Ya tomaron su puesto?

— Eso... sí.

un silencio inundó la habitación,
solamente se escuchaban pesadas respiraciones de ambos y el pálido termino por ceder, pero antes de decir eso, el mayor se acercó a la puerta de entrada y abrió la puerta.

— vete.

— pero hyung-

— ¡Vete, Yoongi! ¡no puedes arreglar a todo el mundo! ¡no tienes nada qué hacer aquí!

el más bajo apretó los labios. quiso decirle que que no estaba solo, que no tenía porqué seguir encerrandose. después de que Jounghyung se hubiese suicidado, el mundo pareció acabarse para Kim Kibum. dejó de ir al trabajo y luego del funeral se había negado a ver a nadie, incluso a sus amigos cercanos de la Facultad de
Medicina, quienes también compartieron y sufrieron la falta de uno de sus más grandes amigos.

Yoongi los había conocido cuando apenas era un estudiante. hacía sus prácticas en la
misma clínica donde actualmente trabajaba y Jounghyung fue alguien importante, quien le enseño muchas cosas, puesto que ambos llevaban el mismo hilo de psiquiatría.

y se lamentó terriblemente el no haber hecho más. aun cuando notaba las señales, se decía a sí mismo que su hyung estaría bien. que era fuerte. que podría solo.
ninguno se esperó cuando una noche, simplemente se ahogo de la forma más dulce, diciéndole adiós a todos sus pesares pero también a todos aquellos que lo amaban.

se adentro pesadamente a su consultorio, negando pesarosamente a la mirada esperanzada de su mejor amigo y se encerró hasta que fue tiempo de atender a su paciente.

el día había sido demasiado pesado por sí solo, Yoongi sabía que estaba agotado y que necesitaba pensar en otras formas de poder hacer sentir mejor a Kibum lo suficiente para que quisiera volver.
él sabía que no necesitaba más, por eso no
entendía porqué estaba ahí parado en la esquina del aparcamiento de la clínica, mirando cómo Seokjin sostenía las mejillas de un castaño que lo veía con adoración.

ambos hablaba de algo y el mayor reía, mostrando esa gran sonrisa que causaba ligeras arrugas en sus ojos. podía oir su
risa desde la distancia incluso si estaba varios metros lejos de ellos, protegido por la sombra de la maya sobre el estacionamiento.

un latido. dos. y luego más. todos lentos y fuertes contra sus sienes.

Seokjin estaba feliz, él estaba bien incluso si ninguna promesa había sido cumplida, así que, ¿por qué él no podía serlo también?

¿por qué no podía caminar hasta él y decirle "yo no estuve con nadie después de ti. tú pensaste qué yo inicié de cero con alguien, pero no fue así. yo seguía esperándote a ti".

h a p p i e r (JinSu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora