Capítulo 6: Gota de perversión

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Mina se había ido a hacer las compras que Rose le encargó. Fred estaba feliz caminando en bata por la casa correteando a Rose como cuando recién se casaron, en cada encuentro se besaban. Una chispa renacía ese día.

Fred ni siquiera se acordaba de su trabajo, nada le importaba solo verla sonreír y sentirla cerca.

Mina volvió antes de lo que esperaban, entró como siempre y los vio jugando en el sofá, la bata de Fred se había abierto y se veían sus carnosas y firmes piernas, Mina se avergonzó y aclaró la garganta. De inmediato Rose se le separó y él se puso en pie cerrando su bata.

—¡Mina! Eso fue rápido. ¿Qué tal te fue con las compras?

—Bien señora, traje todo lo que me pidió y unas cosas que hacían falta para lavar la ropa. ¿Quiere que le ayude a preparar la lasaña?

—Bueno chicas, sé que esto no me compete, pero —miró a Mina y le sonrió, abrazó por la espalda a Rose— yo le ayudo con la lasaña.

—Gracias gatito.

—Sí señor, entonces lavaré la ropa. Si me necesitan estaré en el cuarto de lavado.

—Gracias Mina.

Mina se fue, Rose sacó las cosas de las bolsas y Fred le ayudaba a acomodar todo en su lugar, eventualmente la besaba en la mejilla y le daba ligeras nalgadas poniéndola roja.

—Basta gatito, Mina está aquí. ¿Qué va a pensar?

—Que me encantas, que te amo, que te me antojas, que quiero que seas mía y solo mía.

—Gracias por quedarte hoy, espero no entorpecer lo de tu evaluación —lo miraba con ternura, le dio un beso en la mejilla y él la besó por sorpresa en los labios, se perdía con sentirla así.

—No pasa nada, es solo que necesito despedir a un idiota que me tiene hasta la madre con su negligencia. Tú sabes perfectamente de que hablo, también lidias con un tarado así.

Fred estaba extasiado de estar así con ella, no podía quitarle la mirada de encima, Rose se sentía conectada con su esposo, en mucho tiempo no se había sentido así con él.

—Siempre hay imbéciles, no pasa nada. Lo importante es que deje de joderte, si quieres te ayudo. —La miró impresionado—. ¿Qué dije?

—¿Quieres ayudarme con esto?

—Claro ¿recuerdas que tengo experiencia en recursos humanos? Te puedo ayudar a encontrar la forma de despedirlo.

—Gracias, lo aprecio mucho.

Con el pasar de los años las facciones de Fred se habían vuelto más maduras y lindas, su mirada chispeante la cautivaba, sus labios casi rojos y carnosos la hacían perder la concentración. Le abrió la bata olvidándose del mundo y lo miraba morbosa, se mordía el labio inferior y pegó su oreja a su pecho escuchando atentamente los latidos de su corazón.

Reinicio 18+ (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora